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El gobierno de Estados Unidos pidió a la Argentina un control más estricto sobre las fronteras y los puertos del país, para lo cual ofreció su “colaboración técnica”. El reclamo, que está vinculado con las medidas de seguridad antiterroristas que la administración Bush busca coordinar con otros países, fue realizado por el director de Asuntos Internacionales del Departamento de Seguridad Interior norteamericano, Cresencio Arcos, al ministro del Interior Aníbal Fernández durante un encuentro en Casa Rosada.
El funcionario planteó también el interés norteamericano por que se mejore la seguridad de los documentos de identidad locales. Y dijo que por ahora Estados Unidos seguirá exigiendo visa a quienes lleguen desde la Argentina, una limitación que no vinculó con la seguridad sino con la gran cantidad de argentinos que quieren radicarse allí buscando trabajo.
Arcos integra el Departamento de Seguridad Interior, creado luego del ataque a las Torres Gemelas en lo que definió como “la más grande reorganización civil en la historia de Estados Unidos”. Su departamento reúne a siete agencias que se ocupan de la seguridad interna, entre ellas migraciones, la aduana, un servicio secreto y un área para la seguridad en el transporte.
El funcionario estuvo de paso en Buenos Aires en una escala hacia Montevideo, donde a partir de hoy participará en las deliberaciones del Comité Interamericano contra el Terrorismo (ver aparte). En su reunión en la Casa Rosada fue acompañado por el embajador de Estados Unidos en Argentina, Lino Gutiérrez. También habló con funcionarios de la Cancillería y del Ministerio de Justicia, y con las autoridades de Prefectura.
Más tarde, en conferencia de prensa, explicó que su visita tuvo entre sus principales objetivos coordinar normas para “volver impermeable al puerto de Buenos Aires”. La intención de su gobierno es que el puerto incorpore mayor seguridad en el control, embarque y despacho de los 56 mil contenedores que cada año se envían con exportaciones a Estados Unidos.
El sistema de control especial ya se está implementando en 20 puertos de Europa y Asia.
“El atentado del 11 de septiembre nos enfrentó a un nuevo tipo de amenaza no tradicional y nos plantea el desafío de garantizar la seguridad sin afectar las libertades individuales ni el comercio. No pretendemos sellar nuestras fronteras, pero sí que la mercadería que ingrese haya pasado por un filtro”, definió el funcionario.
Arcos señaló que en esa línea también han modificado los criterios para “vigilar la migración” y que el registro de huellas dactilares y la toma de fotografías a los que ingresan a Estados Unidos se ampliará con la idea de “llegar a disponer de un control biométrico”. En ese sentido, mencionó no sólo la toma de medidas corporales sino también de tecnología que trabaje, por ejemplo, con la identificación a través del iris.
Según informaron voceros del Ministerio del Interior, Aníbal Fernández le manifestó a Arcos el interés de la Argentina de recibir información sobre las técnicas de control migratorio. El norteamericano dijo por su parte que percibió “una actitud constructiva en el gobierno argentino de cómo manejar esto de una manera moderna”.
El funcionario dijo, finalmente, que cumplir con las normas internacionales requerirá de una fuerte inversión, pero dejó en claro que su país no cuenta con “recursos” para ayudar a costear el mejoramiento del sistema.