EL PAíS
› EXCLUSIVO: POR QUE EE.UU. SE NEGO A HABLAR EN SERIO DE LA ARGENTINA
Para Duhalde, ni un vaso de agua
Página/12 tuvo acceso en exclusiva a las negociaciones secretas en las que Washington hizo fracasar el pedido chileno y brasileño de que la Argentina fuera un gran tema en la agenda de la cumbre sobre Financiamiento del Desarrollo en Monterrey. Los Estados Unidos inclusive amenazaron con que Bush no iría al encuentro de presidentes.
› Por Sergio Moreno
Una cerrada negativa norteamericana abortó una iniciativa impulsada por los gobiernos de Chile y Brasil para introducir en el debate de la Conferencia sobre Financiamiento para el Desarrollo el asunto de la crisis que atraviesa la Argentina. Según pudo establecer Página/12, Washington se negó a tratar cualquier asunto que estuviese afuera de lo acordado en las negociaciones previas realizadas en Nueva York, donde se estableció el temario de la cumbre de Monterrey.
Diplomáticos chilenos y brasileros habían planteado la necesidad de realizar una agenda que contemplase más temas de interés latinoamericano en la reunión, con especial acento en la crisis argentina. La cerrazón de la diplomacia de Washington fue sostenida y tuvo su complemento anteayer, con los duros discursos de George W. Bush, la secretaria de la Comisión Nacional de Seguridad, Condoleeza Rice, el secretario del Tesoro, Paul O’Neill, y la vicepresidenta del FMI, Anne Krueger. El gobierno americano dejó claro que, en temas de pobreza, discute en el foro lo acordado y un poco menos, y de la Argentina se encargarán ellos, a su manera, que no siempre es demasiado cortés.
La avanzada sudamericana fue encabezada por el representante chileno ante la ONU, Gabriel Valdez, quien en una reunión preparatoria realizada en Nueva York, la semana pasada, planteó que era imperioso introducir en el temario una serie de asuntos de interés latinoamericano, especialmente y de manera destacada la resolución de la crisis económica y social que atraviesa nuestro país. En igual sentido se había expresado el gobierno del presidente Fernando Henrique Cardoso. Los diplomáticos argentinos en Nueva York se ilusionaron con la solidaridad de ambos países.
Pero los hombres del Departamento de Estado no dudaron. “Si se modifica en una coma la agenda consensuada, el presidente Bush podría no asistir a la cumbre”, amenazaron. Estados Unidos no tiene interés en que el debate sobre los temas de esta cumbre tomen un rumbo en el cual lo pondrían en el lugar del ricachón acusado de avaricia. Si eso sucedía, Washington podía ser imputado por más de un país asistente a la conferencia como el causante de parte de la pobreza del mundo. Esa es una razón por la cual no aceptó introducir nuevos temas. Y, además, las declaraciones pidiendo más sacrificios, ajustes y sufrimiento a la Argentina para que los organismos financieros otorguen ayuda económica, desplegadas en una inquietante sinfonía coral por los más importantes funcionarios norteamericanos, dejaron en claro que de la faena en nuestro país se encargarán ellos y sólo ellos.
El rotundo no de Washington a introducir la cuestión argentina en el temario de la cumbre no desalentó a la diplomacia criolla, chilena y brasileña. Inmediatamente, pusieron en marcha la elaboración de un acuerdo Mercosur-Unión Europea para emitir un documento en Monterrey, extra cumbre, sobre la crisis que cierne en el Río de la Plata. Pero la endurecida actitud del gobierno español hacia nuestro país impidió que se concrete la maniobra.
Así y todo, los brasileros no se dieron por vencidos. Anteayer, en el foro de debate, el ex ministro de economía de Itamar Franco y actual secretario general de la UNCTAD, Rubens Ricupero, derramó un encendido y flamígero discurso en defensa de la Argentina, dirigido a Estados Unidos y Europa. “No se puede permitir que, después de haber sostenido y alentado las políticas que llevaron a la Argentina a hundirse en esta crisis, hoy esos mismos les nieguen la ayuda que necesita para salir. No se puede someter al noble pueblo argentino a este sufrimiento”, dijo el diplomático brasilero, exponiendo el pensamiento que campea en Itamaraty.
En el mismo sentido, y con la misma determinación, el canciller brasileño, Celso Lafer, en su discurso de ayer ante el plenariocategorizó: “Nuestro vecino, la Argentina, está pasando por un proceso de dificultades. En circunstancias políticas y económicas difíciles, su gobierno está tomando medidas con coraje sobre políticas fiscales, financieras y económicas. La Argentina necesita un apoyo internacional pronto. Acá, no es sabio ser dogmático”.
Como si todo esfuerzo no bastara, ayer, después de desayunar a solas, los presidentes chileno y mexicano, Ricardo Lagos y Vicente Fox, analizaron la situación de la Argentina y, según informaron en un comunicado posterior, “examinaron las diversas posibilidades de respaldo... internacional a favor de los esfuerzos del Gobierno para hacer frente a la situación económica”.
Eduardo Duhalde había tenido, en la madrugada argentina de ayer, el primer gesto solidario. Fox le ofreció una cena, la única que tendrá con un jefe de Estado, y se comprometió a mediar ante su socio mayor, Estados Unidos, para ablandar la posición que parece fraguada a orillas del Potomac.
El apoyo de México, Chile y Brasil puso en evidencia que los países de la región, tantas veces desdeñados por la Argentina, son todo con lo que cuenta nuestro país en la mesa de negociaciones internacionales para morigerar ese sufrimiento al que tanto gustan apelar los países más poderosos de la tierra.
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