Empleó solo seis minutos en su mensaje ante la Conferencia de Monterrey. Luego de hacer una descarnada radiografía del momento que vive la humanidad, el presidente cubano Fidel Castro sacó de un bolsillo de su chaqueta un papel que leyó en voz alta y en el que anunció que “una situación especial creada por su presencia en esta cumbre lo obligaba a regresar a Cuba”. Y no dijo nada más. Se retiró justo antes de que se presentara el presidente norteamericano George W. Bush.
Sorprendida, la prensa comenzó un cinematográfico asedio a la custodia del líder cubano para conocer las razones.
La noche anterior, Fidel había adelantado que iba a “decir algunas verdades”. Incluso había mostrado su humor ácido cuando para responder si mantendría encuentros bilaterales con delegaciones de otros países, dijo: “Ustedes quieren que manden al infierno a un montón de gente, que los invadan por hablar con nosotros”. Con tanto preámbulo, su ida de las deliberaciones fue más sorpresiva aún.
El canciller mexicano Jorge Castañeda se vio obligado a aclarar que “México no recibió ningún tipo de presiones de ningún sector de los Estados Unidos para evitar cualquier tipo de encuentro entre Bush y Fidel”, como había adelantado la prensa mexicana el día anterior.
Antes de abandonar el plenario de la conferencia, Fidel había concluido su discurso reclamando un “adiós a las armas”, porque “algo tiene que hacerse para salvar a la humanidad”. Lo hizo luego de señalar que “las armas cada vez más sofisticadas que se acumulan en los arsenales de los más poderosos y ricos podrán matar a los analfabetos, los enfermos, los pobres y los hambrientos, pero no podrán matar la ignorancia, enfermedades, la pobreza y el hambre”.
Castro definió al actual sistema económico mundial como “un gigantesco casino”. Se mostró partidario de implementar un gravamen a las transacciones financieras internacionales “como las sugeridas por el recién fallecido Premio Nobel James Tobin”. Esto fue luego de desacreditar el papel que puede tener la ayuda crediticia para los países pobres del planeta y de decir frente a los representantes del Banco Mundial, el FMI y la Organización Mundial de Comercio que “el prestigio de las instituciones financieras internacionales está por debajo de cero”.
Al describir el cuadro económico internacional precisó que “no menos de 11 millones de niños menores de 5 años mueren anualmente por causas evitables y 500 mil quedan ciegos por falta de Vitamina A”.
El presidente de la Asamblea Nacional cubana, Ricardo Alarcón, adelantó que su país no firmaría la declaración final del denominado Consenso de Monterrey.