Mar 30.03.2004

EL PAíS  › OPINION

El revulsivo

› Por Sergio Moreno

El peronismo nunca va a retirarse de un espacio de poder por una discusión ideológica. La máxima, acuñada por un eficaz observador que supo militar en sus filas, marca el sendero por el cual va a transitar el PJ en las próximas horas.
Tampoco es desdeñable la marca de nacimiento que impulsa a los dirigentes partidarios a seguir a un líder, que por lo general suele ser presidente de la Nación. Ese reflejo condicionado, oportuna coartada, ha servido incluso para que en nombre de Perón y Evita se privatizaran el petróleo, el gas, los servicios previsionales y se desguazara el Estado de una manera onerosa para el pueblo argentino; para que, detrás de los principios sociales, se flexibilizaran las relaciones laborales y se sumara a la mitad de los argentinos bajo la línea de pobreza.
Otra vez el peronismo intenta subirse a la grupa del corcel. La diferencia es que, ahora, el caballo galopa en la dirección contraria. Y galopa muy velozmente.
Néstor Kirchner aceleró una pelea que estaba ralentada. Contra el temor de los prudentes, contra el saber vulgar, contra todo lo previsible, otra vez fue revulsivo. El Presidente empujó y tensó la cuerda una vez más. Como en la negociación con el Fondo Monetario Internacional, dejó abierta la puerta de la ruptura; eso le posibilitó, en ambos casos, avanzar en la pulseada.
Es cierto que el capítulo PJ recién empieza y que Kirchner quiere, antes de lo que había pensado, sanear al peronismo de lo que define como quintacolumnistas de su proyecto. Y considera tan quintacolumnistas a los que no permiten amnistiar a quienes se fueron de la estructura partidaria, como a aquellos que quieren cerrar el partido a la sociedad, y a los que reivindican a Rucci porque no se animan a decir que los desaparecidos “algo habrán hecho”.
José Manuel de la Sota es visto, dentro del PJ, como el candidato que no cuajó, que debió bajarse de una candidatura, esa que, meses después, ganó Kirchner. No hay hoy dirigente alguno capaz de hacerle fuerza dentro del PJ a un Presidente que cuenta con un cómodo porcentaje de popularidad.
Este año será el de la negociación con el Fondo y los acreedores privados; también el de la discusión salarial que comenzará con los gremios del Estado. Nada impide, hoy por hoy, que Kirchner vuelva a ser revulsivo, saque otro conejo de su galera y deje off side a más de uno, como ha venido ocurriendo.
Este escenario y las cualidades que caracterizan a los “compañeros” presagian un escenario con alguna que otra guerrilla menor en la negociación por la coparticipación federal, acaso la suficiente para que una vez más, sin tanta culpa, unos tras otros se cuadren detrás del conductor que, como suele ocurrir, está en la Casa Rosada.

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