Dom 23.05.2004

EL PAíS  › LA MIRADA DEL GOBIERNO SOBRE EL ESCENARIO QUE VIENE

Gestión y gobernabilidad

En la Casa Rosada prevén que la crisis energética será sorteada, con dificultad, pero sorteada al fin. Incluso estiman que en la negociación con el FMI y los deudores, a pesar de que será dura, arribarán a buen puerto. Apuesta a la gestión estilo K para continuar con el alto porcentaje de popularidad del Presidente, domesticar a los gobernadores y sembrar su simiente en las listas de candidatos en las elecciones de 2005. Rodríguez Zapatero y Rodrigo Rato.

› Por Sergio Moreno

Este invierno no va a faltar gas. La crisis energética será superada, raspando, pero finalmente superada. La negociación con el Fondo Monetario y los acreedores se va a encarrilar: los bonistas están bajando sus pretensiones y el jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, acciona sobre el titular del FMI, el también español Rodrigo Rato, para beneficiar a la Argentina en lo que se pueda. Los indicadores internacionales deberían ser malísimos, temible explosión de Brasil incluida, para que le vaya mal al país. Las frases precedentes son un mix de algunas de las ofrecidas, por tres altísimos integrantes del gobierno nacional, a Página/12 durante la semana que pasó. Optimismo oficial, por supuesto, que, sin embargo, deja un resquicio para la preocupación.
“Nosotros ponemos todo nuestro esfuerzo en mantener la gobernabilidad. Eso se logra a través de la gestión, de la relación de Kirchner con la gente y se cristalizará tras el escenario electoral del año que viene, sobre el que debemos trabajar”, dice una espada patagónica del Gobierno, trazando con el sonido de sus palabras la estela por donde pasarán los esfuerzos oficiales en el inicio de su nuevo año al frente de la Casa Rosada.
En la administración central sienten haber recobrado la iniciativa política respecto de la crisis energética. Las medidas anunciadas en el plan energético, las apretadas a los petroleros tras las cuales los empresarios decidieron no subir los precios –fue el propio Néstor Kirchner el autor del portento, tras una discusión nada calma con los poderosos del sector en el despacho presidencial (“Yo puedo trastabillar en esta pulseada, pero ustedes van a perder millones de dólares”, les advirtió el jefe de Estado)–, además de la elevación del flujo de gas que está siendo transportado para consumo industrial y doméstico, como así también hacia Chile, permiten a los hombres del Gobierno hacer previsiones optimistas.
El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, suele describir el estado de situación de la siguiente manera: “La crisis del gas está en vías de resolverse. Este invierno sortearemos el problema: la demanda será menor de los 125 mil m3, que es lo que pueden transportar los tubos, como máximo, en su estado actual. Nosotros estamos bajando el consumo: las generadoras ahora utilizan fuel-oil. Eso, más el ahorro que se está produciendo, nos pone en términos aceptables para el invierno. A futuro, con la creación de Enarsa, la construcción de nuevos gasoductos y la elevación de las cotas de las hidroeléctricas, nos pondremos a tono con la demanda prevista para los años entrantes, en un esquema de crecimiento de la economía. Ahora, con el fuel-oil de Venezuela, el gas boliviano y la electricidad de Brasil, más lo que le decía antes, vamos a salir raspando, pero saldremos”, comenta.
El hombre, conocedor de los flancos internacionales que se abrieron a partir de la carencia energética, se apura a explicar: “Con Chile manejamos mal la comunicación. Quedó la sensación de que les íbamos a cortar el suministro, de que se iban a quedar sin luz ni calefacción. No fue así, los recortes son mínimos, unos 8 mil m3 menos aproximadamente. Eso afecta un poco a su producción, no al consumo domiciliario. Santiago no se quedará sin calefacción ni a oscuras, como pareció instalarse en el imaginario popular”, dijo.
Otro asunto mayúsculo salta en las agendas de los centuriones del Gobierno. La negociación con el FMI y los acreedores en default siempre está, como la mirada del hermano mayor. Al respecto, las expectativas en Balcarce 50 son cautas, pero coinciden en algo: la presión de los bonistas viene bajando. El Presidente, al ser consultado al respecto, gesticula y no deja dudas de que el asunto es de su mayor preocupación, y que la tenida no será nada simple. Sin desentonar, pero un poco menos tensos, dos de sus estrategas coinciden en transmitir algunos episodios que consideraron buenos augurios al respecto. Ambos, separadamente, dijeron a este reportero:
u Los acreedores privados han bajado el nivel de la demanda: antes querían un porcentaje mayor, ahora aceptan la quita del 75 por ciento. Ahora están pidiendo dinero a forma de adelanto, cash. “No habrá siquiera eso, pero van a terminar acordando”, categoriza una de las fuentes.
u Las labores de Rodrigo Rato, flamante titular del FMI, respecto de la Argentina, han sido favorables y son auspiciosas. “Néstor habló con Rodríguez Zapatero, y éste le contó que le dijo a Rato que lo iba a apoyar, pero que él debía apoyar a su vez a la Argentina, entre otras cosas. Rato le dijo que sí y, hasta ahora, ha hecho gestos importantes: dijo que el FMI no se iba a meter, si bien iba a observar, la negociación entre acreedores y la Argentina, y dispuso postergar la visita de una misión del Fondo para no generar ruido político. Por el momento, actuó muy bien. Ha sido muy importante”, evaluó un integrante de la mesa chica presidencial.
Todo optimismo, si bien cauteloso, se oscurece cuando el cronista nombra al vecino poderoso. “El problema es Brasil”, coinciden en la Rosada. “Esperemos que Lula dé el golpe de timón que hace falta”, se encomienda un ministro que conoce al brasileño y a la dimensión de la crisis económica y política por la que atraviesa el parceiro. Su gesto, religioso, no es lo que se dice tranquilizador.
La política
“Kirchner apuesta todo a la gestión. Una buena gestión nos mantiene la popularidad, mantiene esta relación con la gente, que Néstor armó sin defraudar lo prometido. La gobernabilidad se mantiene también con la gestión.” Quien así habló es un hombre del sur, uno que vino con el Presidente y hoy es uno de sus colaboradores más estrechos. El funcionario habla de gobernabilidad, pero la palabra tiene en sus labios un sentido distinto al que solía darle Raúl Alfonsín, para quien la gobernabilidad era acordar siempre, a cualquier precio. En este caso, la idea guarda la revulsión que Kirchner ha sabido darle a sus actos. “Kirchner llegó acá para cambiar el país”, remacha el funcionario.
Otro miembro del gabinete, sin saberlo, abona el concepto anterior, quizás haciendo un balance de lo actuado por su jefe. Después de todo, faltan dos días para el primer cumpleaños del Gobierno. El hombre, meduloso, dice:
u “Kirchner ha tenido el don de actuar con el sentido más republicano, por el bien público, a favor de lo que quiere la gente, con esa sintonía. Por eso es popular.”
u “Cuando uno tiene un 80 por ciento de popularidad, ocurre que cada persona ve en él (Kirchner) lo que quiere ver: la derecha, que es buen administrador, la izquierda, su política de derechos humanos y la dureza en la negociación con el Fondo y los acreedores. Es como cuando uno está enamorado de su mujer por los bellos ojos que tiene; no se fija que es chueca. Ahora, si se carga la romana para un solo lado, comienza a verse la chuequera.”
u “Kirchner quiere gobernar para hacer historia, ve un objetivo y va hacia él, hasta que lo consigue. No va a morir en el intento; se va a llevar puestos a quienes se le crucen.”
Las conceptualizaciones a las que son adeptos muchos miembros del elenco de gobierno –comenzando por el Presidente– suelen ser preámbulo de algún movimiento de la mesa de arena. Así lo hizo uno de los confidentes de Página/12: “La batalla fue en 2003, es ahora, continúa en 2005 y seguirá en 2007. El Gobierno debe ganar la provincia de Buenos Aires y Capital, ahí tiene que haber gente que tome el ejemplo y la bandera de Kirchner. Pero esos deben ser vistos por la gente como hombres (o mujeres) de Kirchner”, dice el estratega que se cuida de hacer nombres.
Página/12 no quiere cuidarse y los hace:
–Cristina Kirchner cuadra perfectamente en la descripción –dice el reportero.
–Cristina es un comodín, aún no está definido dónde va a jugar.
–¿Todavía no hay candidatos? –insiste este diario.
–Kirchner nos pidió no hablar de candidaturas hasta marzo de 2005. Las elecciones serán en agosto, septiembre, por ahí. Todavía hay tiempo.
Pero otro integrante del equipo presidencial abunda un poco más sobre CFK. “Cristina es el comodín que tenemos: donde la juguemos, ganamos. Aún no hay nada definido. Kirchner tiene una concepción de la política como corolario de un hecho colectivo. Es a lo que nosotros tributamos. Cristina es la primer soldado de esa idea. Ella irá donde se acuerde. Aún no está definido, pero va a jugar”, dice uno de los ministros que conoce la intimidad de Olivos.
–¿Y Duhalde? –pregunta el cronista.
Alberto Fernández supo decir que Duhalde es lo mejor del duhaldismo y que las escaramuzas con el caudillo bonaerense nunca pasarán de eso. Uno de sus compañeros del gabinete, agrega palabras:
–Duhalde es lo último de lo viejo; nosotros somos lo primero de la nuevo. Para que los que vengan detrás nos superen, tenemos que dejar gran parte de la tarea hecha, y también una dirigencia nueva con ganas de seguir por ese camino.
–¿Y los gobernadores? –vuelve a preguntar este diario.
–Con los gobernadores se trata de disciplinarlos. Para gobernar, básicamente para eso. El Gobierno es terrible, no podemos andar peleando por pavadas.

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