EL PAíS
› CARRIO, EL ARI Y EL SOCIALISMO, MUY CRITICOS
“Muy poco para festejar”
› Por Felipe Yapur
El año de Kirchner tiene poco y nada para festejar, según estiman los dirigentes del centroizquierda del ARI y el socialismo. En general, desde este sector rescatan la política en derechos humanos, el juicio a los miembros menemistas de la Corte y el decreto de autolimitación para la elección de los magistrados. Después todo resta, desde el “improvisado” plan de seguridad y la recomposición tarifaria de las empresas públicas privatizadas. En cuanto al futuro, los diputados Eduardo Macaluse (ARI) y Jorge Rivas (PS), consideran que la continuidad de la alianza que lo llevó al Gobierno –con Eduardo Duhalde y el aparato bonaerense– complicará la administración. Menos diplomática, Elisa Carrió aseguró que “la realidad desnudó la gestión y la política de comunicación”.
- El principio. “Comenzó con un discurso de alto voltaje confrontativo, pero poco a poco terminó cediendo ante las privatizadas y los organismos multilaterales de crédito”, aseguró el socialista Jorge Rivas.
“Arrancó generando ilusiones y después de dos o tres meses comenzó a pagar tributo a los componentes de la alianza que lo llevó al gobierno y todas las medidas se terminaron quemando en ese altar”, asintió Macaluse. Carrió coincidió en ello y agregó que lo más positivo de la gestión fue la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y el recambio en la Corte Suprema de Justicia porque “esto es lo histórico en la presidencia de Kirchner”. Eso sí, hizo la salvedad de que el hecho positivo sería completo si se hubieran anulados los indultos otorgados en su momento por el entonces presidente Carlos Menem. “Para hacer coherente el sistema, falta todavía la nulidad de los decretos de indulto”, aseguró la ex diputada. Rivas le agregó el decreto de autolimitación para la elección de los jueces.
- El costado positivo. Macaluse coincide con su líder política sobre la oportunidad de las decisiones presidenciales en la nulidad de las leyes de impunidad, pero consideró que no se avanzó en los derechos sociales. “Estos derechos continúan formando parte de la deuda que mantiene el gobierno con la sociedad”. Rivas, no difiere de la posición de Macaluse y agregó: “No sólo no se hizo nada más, sino que además se profundizó el sistema asistencialista por lo que no lograron salir de los planes sociales que ya había implementado la gestión de (Eduardo) Duhalde”.
“Falta ingreso universal para la niñez y la vejez, falta un régimen previsional nuevo, falta una política nacional para las pequeñas y medianas empresas, falta una política de renegociación con las privatizadas”, enumeró hasta quedarse casi sin aire, Carrió.
- La transversalidad. La estrategia política que le saca canas verdes a más de un dirigente justicialista no es tal para los diputados del centroizquierda. “Hoy más que la transversalidad lo que estamos presenciando es el desarrollo de la interna justicialista. Si me dijeran que con ella se busca mejorar la distribución de la riqueza, entonces no tendría problemas. Pero no es así”, se quejó Macaluse. Sobre este tema, Carrió prefirió ser más directa: “Es otra de las ficciones de este tiempo”. Al respecto el socialista Rivas prefiere no hablar de transversalidad, ni siquiera considera que el gobierno de Kirchner puede ser caracterizado de progresista. El diputado sostiene que es lo más parecido a “un gobierno populista” porque el discurso presidencial “confrontativo y ético” va por un lado y los hechos –“acuerdo con las privatizadas y el tres por ciento del superávit para pagar deuda externa” –va por otro.
- El quiebre. Así como para los dirigentes el tema derechos humanos es el logro de la gestión, la seguridad y la crisis energética representa el quiebre del gobierno kirchnerista. “La reacción del Gobierno ante el tema seguridad fue negativa. No buscó soluciones sino que aplicó la simple y sencilla receta de provocar la inflación del Código Penal al incrementar penas”, señaló Rivas. Para Macaluse el punto de inflexión del primer año de gestión también estuvo marcado por la falta de previsibilidad en tema energético: “Es más, no sólo no hubo respuestas, sino que terminó acordando con las privatizadas ya que al aplicar la política de premios y castigos. Así, la mejor parte se la llevan las empresas y los costos los paga la sociedad”.
- El futuro. Para Carrió el futuro de la gestión Kirchner es sencillo: “el Gobierno puede reaccionar de dos maneras: con un brote narcisista al estilo de (Domingo) Cavallo, cuando se resiste a la realidad del 2001, o con un intento de gobernar desde otro lugar buscando consensos”.
Rivas ve el futuro con nubarrones porque si bien considera legítimo generar expectativas, le preocupa la reacción de la sociedad ante la ausencia de políticas que estén dirigidas a cumplir con los anuncios que se hacen día a día. “El 70 por ciento de imagen positiva no se conserva sólo con anuncios. Faltan hechos concretos”.
- La oposición. “El diálogo con nosotros (los partidos) esta cortado. Siguió con la cooptación y termina con el intento de meterme presa a mí, que soy la líder de la oposición. Es un poco patético”, aseguró Carrió. Rivas, en cambio, consideró que más que la comunicación con el gobierno lo que falta es trabajar en pos de conseguir una oposición que abandone su rol confrontativo, al estilo de los años 90, y avanzar más en las propuestas. Claro, para ello es preciso –según la lectura de Rivas– aglutinar las fuerzas opositoras.