Mar 25.05.2004

EL PAíS

“Lo más peligroso es la agresión desde adentro”

Aldo Ferrer, economista del Plan Fénix, advierte sobre “la persistencia” dentro del país “de las mismas visiones y políticas que generaron la crisis”.

› Por Claudio Scaletta

La recuperación de la gobernabilidad y el crecimiento de la economía sobre la base de recursos propios son los principales factores que el economista Aldo Ferrer, uno de los principales referentes del Grupo Fénix y designado director de la nueva empresa nacional de energía, Enarsa, registró en el haber de la actual administración. En el debe quedaron la resolución de algunos problemas fundamentales, como la desocupación y la pobreza, y algunos nubarrones en el frente interno, el único con capacidad para agredir el despegue económico.
–¿Cuál es su evaluación del primer año de gobierno de Néstor Kirchner?
–El triunfo electoral del Presidente forma parte de la búsqueda del país por recuperar gobernabilidad y, en especial, de la puesta en marcha de la capacidad de organizar los recursos en torno de un eje de decisión nacional. Esto se inscribe en el marco del consentimiento de la sociedad, que más allá de los problemas sociales y económicos, tiene un potencial enorme y la capacidad de recuperarse sustentada en sus propios recursos. Estos dos elementos, la recuperación de la gobernabilidad y el crecimiento sobre la base de recursos propios, permitieron que la sociedad recuperara la confianza en sí misma, algo que estrictamente comenzó a ocurrir con el cambio de la conducción económica en abril de 2002, cuando se abandonó la estrategia de suplicar por ayuda para ordenar la situación y plantear las negociaciones externas sobre bases compatibles con el crecimiento de la economía. Los resultados concretos no se hicieron esperar. Hoy tenemos la economía bajo control. Hemos controlado la situación monetaria luego de una salida traumática del régimen de tipo de cambio fijo y reconstruimos la moneda nacional. Tenemos un superávit presupuestario, un superávit del balance de pagos. La deuda externa ya no es de mercado, lo que significa que ya no está sujeta a los vaivenes del mercado internacional, sino que es administrada. Por eso ya no se habla de riesgo país, de nuevos préstamos y de más deuda. En resumen, el primer año concluye con un país más confiado en sí mismo, con la economía bajo control, pero también con muchos problemas fundamentales pendientes, como la pobreza, el desempleo y la inseguridad.
–De su descripción surge una suerte de reordenamiento de la situación, pero con muchos pendientes en el debe. ¿Su balance, entonces, es que los cambios recién comienzan?
–Creo que en adelante dependerá también del conjunto de la sociedad argentina, y no sólo de su gobierno, la continuidad de lo que yo llamo la reconstrucción de la densidad nacional, es decir, la capacidad del país de dar respuestas sólidas a los desafíos y oportunidades de la globalización. Pero insisto, para ello serán necesarias acciones movilizadoras de la sociedad civil, por ejemplo, acuerdos entre el campo y la industria para resolver problemas históricos como los del tipo de cambio y de la distribución intersectorial de ingresos.
–Vuelvo a la cuestión de los pendientes. Que la deuda sea administrada y no de mercado no significa que el problema esté resuelto. A su vez, el problema se relaciona con la evolución de la inversión.
–Uno de las claves del éxito económico depende de la apertura de espacios de rentabilidad difundidos en todo el tejido productivo y el territorio nacional para evitar la fuga de capitales y retener el ahorro interno en inversiones generadoras de producción y empleo. A estos fines uno de los puntos cruciales es sostener un tipo de cambio que asegure la competitividad de los bienes transables.
–Existe la percepción de que algunos núcleos de poder económico consolidados durante la década del 90 permanecen intactos.
–Creo que la agenda pendiente debe incluir nuevos marcos regulatorios para los sectores privatizados que compatibilicen la búsqueda de ganancias con el interés general, incluyendo los vínculos indispensables entre estos sectores y el abastecimiento de insumos de tecnología y de industria argentina en el desarrollo nacional. La creación de Enarsa será de granutilidad en este sentido de retomar la capacidad del país de organizar sus recursos.
–Algunos analistas consideran que el cambio del contexto internacional favorable puede generar algunas turbulencias.
–Me parece necesario destacar que no existen cambios acumulativos y simultáneos de todas las variables externas. Además, hoy tenemos una mayor capacidad de respuesta. Ya no dependemos de la variabilidad de la tasa de interés internacional, contamos con recursos propios disponibles y la economía bajo control. Es decir; estamos en condiciones de absorber las turbulencias. Por otra parte, una postura argentina fuerte en su negociación internacional no está sujeta a agresiones externas, ni desde el punto de vista financiero, ya que se trata de ver lo que se llevan y no lo que traen, ni comerciar. En realidad el país es más vulnerable a la agresión que viene desde adentro. Especialmente por la persistencia del enfoque neoliberal en las mismas visiones y políticas que generaron la crisis.

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