Mar 01.06.2004

EL PAíS  › ELISA CARRIO CRITICA AL GOBIERNO Y SUS PROYECTOS

“Decidimos jugarnos por la verdad”

La ex candidata a presidente por el ARI detalla las razones por las cuales desconfía del Gobierno. Dice que el peronismo distribuye el poder más como Perón que como Evita y ensaya interpretaciones de política y comunicación.

› Por Felipe Yapur

Mientras recorre las instalaciones del Instituto Hannah Arendt que conduce y que inaugurará en pocos días, Elisa Carrió dice que la sociedad está a las puertas de un cambio y que, si no se cambia, sorprenderá a los partidos tradicionales y también a la prensa. En ese orden, la ex diputada calificó al gobierno de Néstor Kirchner como una administración de “simuladores que adoptan la teoría conspirativa porque la simulación siempre es miedosa.
–¿Y el camisón?
–(Mira como extrañada.) ¡Ah!, ya me olvidé, la torpeza ajena ya terminó. No hablo más. Le haría daño a la República seguir hablando de este tema. Yo no soy víctima ni nada. Lo dejo ahí, punto y aparte.
–Usted dijo en estos días que Carlos Menem era lo arcaico que en su momento la sociedad envidió. Del presidente Kirchner dijo en cambio, que se trata de un avaro.
–En primer lugar digo y ya lo dije, que lo de Kirchner es un avance con respecto a lo de Menem. En segundo lugar, su concepción del dominio es tomar el poder que es una energía que circula. Uno puede ser un pase en esa energía para construir ciudadanía o puede quedarse con toda esa energía que, si así sucede, se construye una concepción de dominio que en definitiva le explota a uno mismo. El poder sólo sirve para ser pasado si en realidad se quiere permanecer. En esa concepción es que es avaro del poder. Yo tomo, no reparto ni distribuyo en ciudadanía ni tengo que generar políticas de liderazgo. Es un boomerang.
–¿El peronismo es un boomerang?
–(Piensa.)... Es cierto. En realidad de algunos, la concepción del poder dominial sí es en todo el PJ más que del peronismo porque no lo tenía Eva. Evita, quizás, es la figura política argentina que recibe energía para distribuir ciudadanía. Es decir, la figura del pase, en contraposición a Perón que es la figura del dominio. En general, la mayoría de los líderes justicialistas son más parecidos a Perón que a Evita.
–Bueno, la necesidad de acumular poder de Kirchner se debió a la forma en que llegó al gobierno, sin una segunda vuelta que lo legitime.
–Yo tengo una lectura diferente. En ese momento, cuando se retira Menem, dije que el problema que venía era la hegemonía del PJ. Y Kirchner ya nació con ese poder. En todo caso, lo que necesitaba era legitimar ese poder que le venía por la abdicación en el partido gobernante de Menem. Y la legitimación le viene de dos cosas que eran una lucha vieja del centroizquierda como el tema de la Corte, que lo trabajamos durante seis años, y el tema de la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que eran temas que iban siendo cocinados a fuego lento por sectores progresistas del Parlamento. De modo tal que el tema ya no era cómo construyo poder sino cómo construyo república.
–Kirchner se expidió a favor y los dos temas salieron incluso con acompañamiento del PJ.
–Así, es. Así es. Pero esto no implica que sea una muestra de la degradación de un sistema, donde los diputados no obran por impulso propio o principio sino que obran por mando. Entonces se puede suponer que pueden obrar para destruir la república o consolidarla. Hasta ahora lo que hicieron fue entregarla.
–¿Entregarla?
–A ver, entendamos una cosa, los negocios de los noventa permanecen. Basta ver el gasoducto de Techint en el noroeste argentino. Basta ver a Eurnekian caminando por los pasillos de la Casa de Gobierno por las concesiones viales. Basta ver a Repsol. No se aprende porque la lógica que preside a la Argentina y en toda América latina es la lógica oportunista. La lógica situacional y de la oportunidad. Es muy difícil transitar por laverdad con una lógica oportunista. Supone una profunda contradicción con la verdad que es siempre inoportuna. Por eso nosotros molestamos tanto, porque en realidad la oportunidad a la verdad la desnaturaliza. Si tenemos una verdad y se la dice cuando es conveniente, entonces se manipula para beneficio propio. En esta lógica si no hay un cambio cultural profundo. Por eso digo que estamos frente a “Los simuladores”. Hay un estilo de razonamiento político en el país que dice que si fuiste preso en los ‘70, pudiste ser gerente político en los ‘80, ladrón en los ‘90 y progresista en el 2000. Entonces, aquella instancia represiva de uno, dos días o mucho más tiempo, te habilita para no responder sobre tu historia el resto de tu vida. Ellos tienen además la teoría conspirativa porque la simulación siempre es miedosa.
–¿Quiénes son “ellos”?
–El simulador tiene siempre mucho miedo de que salga a la luz su pasado, de que su presente se torne a la vista. Entonces entra en pánico, se desespera y reprime. Pero mientras tanto, es un problema de ellos que tendrán que resolverlo por autenticidad o por crisis. No sé, no me interesa tampoco. La verdad que nosotros ya decidimos qué hacer con nuestras vidas. Decidimos jugarnos por la verdad, no ser cómplices y pagar los precios de las operaciones y de las ridiculizaciones. No nos interesa ganar o perder y tampoco tenemos ningún tipo de rencor. A mí lo que sí me preocupa es la clase política y comunicacional, que han entrado en el juego dominial. Se pregunta por el arriba y no por el estado de la sociedad. Sus preguntas están dirigidas en ese sentido. No son las suyas sino de todo el circuito político de la comunicación. Lo que sí digo es que el estado de la sociedad es muy particular. No termina en las 130.000 personas que fueron por (Juan Carlos) Blumberg y ni siquiera termina en el aumento de las penas. No se equivoquen, hay un espíritu de verdad recorriendo el país y de un hartazgo muy fuerte. Por eso creo que la homilía de (Jorge) Bergoglio fue muy clara y creo que se subalterniza absolutamente cuando se limita que el mensaje es sólo para el poder. No es así, en realidad el doble juego que él hace es como en el doble juego de las verdades griegas, entre espejismos y espejos. Es decir que el espejo es la conciencia y el espejismo es la simulación. El tema de la ilusión y la esperanza donde la primera es voluntad de no saber, es un creer ingenuo pero que en el fondo esconde una complicidad. Y la esperanza, que en realidad es una lucha por la verdad y la justicia. Fue un mensaje muy fuerte en relación a la cuestión de qué hacer con nuestras vidas. Si las vamos a entretener o jugar una partida en serio.
–Sí, pero la Iglesia suele hacer grandes diagnósticos sin incluirse.
–De todas maneras yo me alegro, porque encontrar discursos de ese nivel es raro aun en la misma Iglesia. Me alegra tener un pastor de estas condiciones. Es ya bastante en la mediocridad que se siente, se palpita desde el lado del poder, del lado de la Iglesia e incluso del lado del periodismo.
–Usted habla de Blumberg y el respaldo social que tiene. Al mismo tiempo, el gobierno confía en la sociedad como forma de aglutinar poder. Sin embargo, parece ser que la sociedad es volátil ya que antes hizo la vista gorda en la dictadura, después respaldó a Menem y ahora acompaña a Kirchner.
–No, no es la misma sociedad.
–¿Por qué?
–Porque es una sociedad que está en pleno proceso de cambio social cuyas demandas son cada vez menos egoístas. Cuya voluntad de saber es cada vez más importante. No es la misma sociedad. Lo que sí es lo mismo es el poder y también la comunicación. Y hay un punto de choque y los va a sorprender de nuevo, como nos sorprendió Marx. Un día todos van a estarhablando de nuevo de las mismas cosas que hablan siempre y la sociedad los va a sorprender ingratamente a todos.
–No hay dudas sobre la crisis que viven los partidos políticos...
–Estoy hablando también de los periodistas. Estoy hablando del análisis del régimen de comunicación y de representación. Estoy hablando de un universo de palabra, discursivo, vacío de sentido, y vacío de testimonio de acción. Esto en algún momento va a provocar un choque con una sociedad que está pensando desde otro lugar. Y guarda que Chacho Alvarez tenía el 70 por ciento en las encuestas y dos semanas después no podía salir a la calle.

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