EL PAíS
Nuevos atentados y viejas amenazas en el ex Roca
Kirchner denunció que hay “operadores al acecho que con viejos métodos quieren inviabilizar cualquier cambio”. Unió así el atentado en Constitución con la promocionada ola de inseguridad, cuya difusión atribuyó a policías echados de la Federal.
› Por Carlos Rodríguez
La normalización de los servicios del ex ferrocarril Roca “llevará meses y meses”, tal como había anticipado Página/12, según confirmó ayer el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, mientras que el presidente Néstor Kirchner dijo que el Gobierno está dispuesto a rescindir los contratos de las concesionarias “que no estén a la altura de las circunstancias” (ver aparte). De todos modos, para llegar a la rescisión “todavía hay que superar varias etapas”, aclaró a este diario una fuente oficial, aludiendo concretamente a la empresa Metropolitano, que desde hace tiempo viene acumulando multas millonarias por graves problemas en las prestaciones. Jaime reveló, además, que el martes se produjeron “otros dos atentados” contra el tendido eléctrico de la misma línea, uno en la estación Glew y el otro en Temperley. Este diario pudo establecer, por otra parte, que la Secretaría de Transporte “está aportando datos sobre los autores de algunas amenazas recibidas por funcionarios, que anticipaban lo que finalmente ocurrió”, antes del incendio del domingo que hizo caer el centro automático de control de salida y entrada de trenes.
Hasta el propio vocero de Metropolitano, Fernando Jantus, reconoció ayer que “va a llevar un tiempo, tal vez meses, volver a funcionar con una frecuencia de un tren cada seis minutos”. La firma reconoció que el sistema “fue dañado en un 75 por ciento” por el incendio, pero las fuentes oficiales insistieron en que las pérdidas “fueron totales y hay que montar todo de nuevo”. Jantus aseguró que los servicios se cumplen “cada diez minutos en los trenes eléctricos y cada veinte en los diésel”, aunque en las horas pico las salidas fueron cada veinte y cada treinta minutos, lo que siguió provocando inconvenientes a las 400 mil personas que viajan diariamente hacia distintos puntos del sur del conurbano.
El martes se produjeron dos nuevos atentados en la red eléctrica del ex ferrocarril Roca. El primero fue alrededor de las 17, cerca de la estación de Glew, cuando alguien arrojó sobre el tendido aéreo “una especie de boleadora de metal, para provocar un cortocircuito haciendo contactar los polos opuestos”. Pasadas las 20.30 se produjo “un nuevo acto intencional” en Temperley, un punto estratégico porque de allí salen cuatro ramales hacia distintas localidades. Lo que ocurrió fue “un incendio en la red troncal del sistema eléctrico y el sistema de comunicaciones”. Las consecuencias fueron demoras que oscilaron entre los 40 y los 50 minutos.
El vocero de Metropolitano reconoció que el inconveniente en Temperley “pudo haber sido muy grave porque se trata de un lugar clave para el funcionamiento del servicio”, aunque aseguró que “no pasó a mayores porque los operarios vieron el fuego a tiempo y evitaron que se extendiera”. En Glew, la extraña “boleadora” rompió una catenaria, como se denomina al cableado que sirve para transmitir la energía eléctrica a las locomotoras. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, exhortó a posibles testigos “a no ser complacientes y presentarse a declarar ante la Justicia”. El funcionario sostuvo que lo ocurrido el domingo produjo “un retroceso de 30 años en el funcionamiento de los trenes” en la Argentina.
Fuentes cercanas a la investigación dijeron a este diario que la Secretaría de Transporte “está acercando al fiscal (Claudio) Soca información relacionada con una serie de amenazas o de advertencias que se recibieron en forma previa al primer atentado”. Aunque en el ámbito oficial fue imposible obtener alguna precisión sobre este punto, se considera que “los datos que se aporten podrían ayudar a identificar a los autores materiales e incluso a los intelectuales”. Las pericias realizadas parecen confirmar que además de papel y fósforos, se utilizaron profilácticos llenos de ácido para acelerar el estallido de los tres focos de incendio que afectaron el sistema automático de control de salida y entrada de trenes.
El jefe de Gabinete insistió en que es “muy clara” la intencionalidad política de lo ocurrido. “Hay que preguntarse por qué, en una semana, se ha desatado esta cadena que hace pensar que el delito se ha adueñado de laciudad de Buenos Aires”, dijo Alberto Fernández. Metropolitano volvió a rechazar la hipótesis del “autosabotaje”, que no ha sido descartada por el fiscal Soca. “Nosotros somos víctimas de lo ocurrido y lo único que nos trajo (el incendio) son inconvenientes”, sostuvo la empresa.
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