EL PAíS
El sospechoso del incendio ya tiene una cara posible
La policía difundió el identikit del posible incendiario de la sala de control ferroviario en Constitución. La empresa del Mitre y el Sarmiento pidió custodia policial para “zonas críticas”.
Por Pedro Lipcovich y Raúl Kollmann
El patibulario rostro que ilustra esta nota correspondería al del hombre que el domingo pasado, sin que nadie lo interceptara, penetró en la cámara de control ferroviaria más sofisticada del país y causó daños que tardarán muchos meses en repararse. Los datos para su confección fueron aportados por un vecino que lo vio durante varios días en una actitud sospechosa que, sin embargo, no suscitó sospechas en el personal de seguridad de la empresa Transportes Metropolitanos, que opera el ex ferrocarril Roca. Ayer, además, el secretario de Transporte confirmó que el martes se produjo otro atentado, contra “cables troncales” en Temperley. Y la empresa TBA, que opera las ex Mitre y Sarmiento, pidió custodia policial para los “lugares críticos”. Entretanto, la concesionaria del Roca anunció un mejoramiento parcial en las frecuencias del servicio, pero desde los usuarios seguían llegando fuertes quejas. Anoche, el secretario de Energía estaba reunido con un equipo de técnicos para analizar la situación.
El identikit se confeccionó gracias a que “un vecino que vive frente al local incendiado había visto, en los días previos, a una persona en actitud rara, yendo y viniendo por la vereda como quien ‘hace inteligencia’. Después del atentado, el vecino se presentó”: así explicó una fuente de la policía ferroviaria, dependiente de la Federal, la forma como se llegó a registrar una imagen “cuyo grado de verosimilitud llega al 70 por ciento”. El sospechoso tendría unos 30 años, 1,68 de estatura, contextura media, cabellos oscuros, piel trigueña y “aspecto desaliñado”. Se habilitaron los teléfonos 4953-2396, 4953-0263, 4304-2781 y 4306-2967.
–¿Se sabe cómo hizo el incendiario para entrar?
–Todas las pericias efectuadas en los techos, sobre posibles escalamientos o accesos alternativos, dieron negativo: no hay otra forma que por el acceso habitual –contestó la misma fuente.
–Y ese acceso, ¿tenía custodia?
–Supuestamente contaba con vigilancia privada durante las 24 horas –señaló la fuente policial.
Un vocero de Transportes Metropolitanos S.A. admitió que “el lugar no tenía una custodia ‘superespecial’, pero es que un atentado era impensable, jamás lo hubiéramos esperado”. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, desmintió nuevamente que el incendio pudiera deberse a un “autosabotaje” del concesionario, ya que “la empresa sufre un perjuicio importante” y –subrayó– “las reparaciones correrán por su cuenta”.
Por su parte, Ricardo Jaime, secretario de Transporte, denunció que “el martes a las 20 se produjo otro atentado: en el centro de control de Temperley quemaron cables troncales que incluyen cientos de señales”.
Así las cosas, poniendo sus ferroviarias barbas en remojo, la empresa Trenes de Buenos Aires, concesionaria de las ex líneas Mitre y Sarmiento, pidió a la Policía Federal que custodie sus “lugares más críticos”.
No puede preverse cuándo se restituirán las frecuencias normales de servicio, ya que “se destruyó totalmente uno de los centros más modernos, que nos permitía trabajar con frecuencias de seis minutos”, explicó Jaime: una reparación apresurada entrañaría “un gran peligro, como el de operar un aeropuerto sin controles”. Anoche, el funcionario estaba reunido con técnicos en la expectativa de “quizás en un par de semanas, recuperar la automatización de las dos vías correspondientes al eléctrico”, ya que no todavía las dos vías del diesel.
La empresa Transportes Metropolitanos anunció que desde ayer “las formaciones tienen nueve coches, en vez de los cinco habituales. El tren eléctrico hasta Temperley corre cada 10 minutos (lo normal eran seis) y procuramos bajar a ocho minutos en los próximos días; a La Plata, se recuperó la frecuencia normal; la ‘Vía Circuito’ a Bosques funciona sólo desde Quilmes, pero habilitamos micros a Quilmes y a Ezeiza”.
Sin embargo, usuarios consultados por este diario sostuvieron que “todas las frecuencias están reducidas a la mitad: las de seis minutos son de 12, y las de 20 minutos llegan a 40. Los micros casi nadie los toma, porque solamente sirven para los que viven en el centro de Quilmes o de Ezeiza. A la mañana, en el ramal de Glew, desde Burzaco es imposible subir al tren repleto; a la noche, en Lomas es imposible bajar; en Longchamps, la gente se tira sobre los asientos para bajar, saltan, hay discusiones, peleas”. Además, “ya antes del incendio era común que cancelaran servicios, sobre todo a la mañana; lo único que habían hecho fue poner rejas más altas y, en Temperley, con alambre de púa”.
Alberto Fernández reiteró ayer que “estamos revisando todos los contratos de servicios públicos” y que, en cuanto al ex Roca, la rescisión “siempre está dentro de las posibilidades”.
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