EL PAíS
También el duhaldismo se prepara para el embate del kirchnerismo
En tiendas del ex presidente sostienen que el Presidente deberá convocarlos en algún momento para “hablar”. Dicen que su jefe tiene paciencia oriental. No obstante, descreen que haya algún acercamiento en el corto plazo. El rol jugado por D’Elía.
› Por Diego Schurman
Parece obvio, pero a esta altura es necesario recordarlo. Néstor Kirchner mantiene en alza su bronca con Eduardo Duhalde, con varios medios nacionales y con ese poder sin nombre pero con apellido inglés: el establishment. A ellos, especialmente a ellos, les hará llegar un mensaje, tácito o explícito, apenas aterrice hoy en el Aeroparque Jorge Newbery: que su relación con el controvertido piquetero Luis D’Elía no ha sido quebrada.
El Gobierno juega simultáneas. A puertas cerradas apunta contra Eduardo Duhalde. Y también contra distintos medios. Y no deja de insinuar la existencia de un acuerdo entre éstos y aquél. D’Elía ventiló esta bronca puntual en el programa de cable A dos voces.
Otro dato: una frase temeraria salió esta semana de la Casa Rosada. “La verdad, parece que hubo un Gregorio Ríos”, dijeron al evaluar la muerte de Martín “El Oso” Cisneros. Gregorio Ríos fue jefe de custodia de Alfredo Yabrán y está detenido por el asesinato de José Luis Cabezas.
Nadie hizo la traducción, aunque todos entendieron que el funcionario equiparó a Duhalde con Yabrán, y a Gregorio Ríos con Juan Carlos Duarte, el principal sospechoso del crimen. D’Elía, que participó del encuentro donde se dijo esa frase, abonó a la teoría vociferando sobre la protección político-policial que Duarte habría tenido en Lomas de Zamora –los pagos de Duhalde–, donde estaba prófugo de la Justicia.
“Se están pasando de la raya. No puede ser que cuando Duhalde habla afecta a la gobernabilidad y cuando no habla se convierte en el autor intelectual de asesinatos, muertes, conspiraciones”, se quejó ante Página/12 una compañía habitual del ex presidente.
En las filas duhaldistas están convencidos de que la Casa Rosada divide tareas. D’Elía sería el que asume el papel de policía malo y por lo tanto quien se anima a vincular a Duhalde con el asesinato. Para los que creen que el piquetero es solamente un desbocado, hay que recordarles que fue D’Elía el primero que incluyó a FIEL, una consultora de la ortodoxia liberal, entre los “desestabilizadores” del Gobierno, y que un día después Kirchner utilizó las mismas palabras.
La furtiva intervención del Presidente desde China en la interna “piquetera-justicialista” –a través de llamados personales a Edgardo Depetri, integrante de la CTA– no buscó modificar el blanco de las sospechas pero sí licuar los nombres propios, como el de Duhalde, en las arengas de los líderes sociales. Por eso el titular de la Federación de Tierra y Vivienda apeló ayer en La Boca al eufemismo “la vieja política”, un título que Duhalde suele autoimponerse ante la prensa.
Kirchner también vio una mano aviesa en la manera en que Clarín y La Nación desplegaron en tapa las declaraciones en off de Roger Noriega. Se trata, ni más ni manos, que del secretario de Asuntos Hemisféricos de Estados Unidos. Creen ver allí una mano del duhaldismo y el establishment. “¡¡¡Ellos dicen que los intendentes odian a Kirchner, pero la verdad es que todos los que están la Rosada nos odian a nosotros, viejo!!!!”, evaluaba un irascible duhaldista, quien de todos modos confirmaba que su jefe apelará al bajo perfil y, sobre todo, al tiempo. “Tarde o temprano van a tener que hablar. El Negro tiene paciencia oriental”, recuerdan.
Kirchner odia que le fijen la agenda. En ese sentido, no le gustó nada que lo presionen, desde el partido y los medios, entre lo que considera una falsa opción: el PJ o los piqueteros. Por eso, fiel a su estilo, no parece dudar en doblar la apuesta y amenazar sacudir el PJ (ver pág. 7), otro gesto que quita peso al reciente desagravio a Duhalde por las acusaciones de D’Elía. Si bien ese proyecto fue aprobado por unanimidad, ya había quedado en clara contradicción con las muestras de apoyo de la Casa Rosada al líder piquetero. Para los despistados: en menos de 48 horas D’Elía se reunió con el secretario general de la Presidencia,Oscar Parrilli; el ministro del Interior, Aníbal Fernández; el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; y el ministro de Justicia, Gustavo Beliz.
El que no perdió la oportunidad para meter la cola fue Carlos Menem. Desde Chile, envalentonado por los brindis de su cumpleaños, el septuagenario le sugirió a Duhalde que tome las riendas del partido y comience a reorganizarlo porque Kirchner no es peronista. Nadie supo si atribuirle la idea a su buen humor o a las burbujas del champagne.
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