El presidente del bloque de senadores justicialsitas, Miguel Pichetto, está preocupado. Ayer aseguró que “el desagravio que votamos los senadores en solidaridad con Eduardo Duhalde no puede ser tomado como un pronunciamiento que involucre al presidente Néstor Kirchner”. La aclaración pretende bajar los decibeles sobre el entusiasmo que generó en el duhaldismo, que lo consideró una “cachetada” para el jefe de gobierno.
“No hay nada de eso”, jura Pichetto, quien agregó que el gesto realizado fue exclusivamente dirigido a solidarizarse con el ex presidente que “fue injustamente agraviado por (Luis) D’Elía que lo vinculó con un asesinato aun admitiendo que no tiene prueba de ello”.
Alejados de los micrófonos, los colaboradores de la presidencia del bloque oficialista sostienen que todo se vuelve confuso ante “el clima enrarecido que se vive entre los legisladores del PJ”.
Para los más oficialistas del bloque, la iniciativa fue utilizada para alivianar la presión que existe fruto de la tensión que se generó entre Duhalde y Kirchner. “No podíamos dejar pasar lo de D’Elía más allá de que sea un dirigente cercano al Presidente porque atacó al hombre que se hizo cargo del gobierno en la crisis del 2001”, insisten en las cercanías de Pichetto. Más allá de las aclaraciones, lo cierto es que el mal humor se mantiene y lo peor de todo es que pone en riesgo la designación de Carmen Argibay en la Corte y el futuro de la Ley de Responsabilidad Fiscal que impulsa el Gobierno. Pichetto trabaja para conseguir el respaldo a Argibay, aunque hoy los números no cierran.