EL PAíS
› DUDOSA TARJETA DE PRESENTACION
Un viaje de Massera a Sobisch
Carlos Tórtora, amigo de Massera, vocero de los carapintadas en 1987 y empleado de la SIDE durante el menemismo, firma las invitaciones para el lanzamiento de Sobisch en Capital.
› Por José Natanson
“La junta promotora del partido El Movimiento de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene el agrado de invitar a Ud. al vino de honor con la presencia del gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, con motivo de la inauguración de la sede partidaria”, sostiene la convocatoria enviada vía mail. Y no tendría nada de raro si no fuera porque el convocante es Carlos Tórtora, amigo confeso de Emilio Eduardo Massera, vocero del alzamiento carapintada de 1987 y ex empleado de la SIDE y del Ministerio del Interior durante el menemismo.
Aunque siempre negó haber pisado la ESMA (“Nunca estuve ahí”, dijo cada vez que lo consultaron), Tórtora es un viejo amigo de Massera, hoy en grave estado de salud: lo visitó en varias oportunidades en el Penal de Magdalena, donde el ex represor aguardaba la resolución del Juicio a las Juntas.
Poco tiempo después, en 1987, Tórtora fue uno de los voceros del alzamiento carapintada, hasta que Carlos Menem llegó al gobierno y encontró su verdadero lugar: trabajó en la SIDE durante la gestión de Juan Bautista Yofre y luego como asesor del Ministerio del Interior de Carlos Corach.
En aquellos años de menemismo furioso, Chacho Alvarez lo acusó de organizar una campaña sucia destinada a manchar a los dirigentes de la oposición y allanar la re-reelección de Menem.
En agosto del 2000, la Alianza prescindió de sus servicios como director nacional de Políticas de Seguridad y Participación Ciudadana. Pero Tórtora logró mantenerse en el candelero. El intendente de Pilar, el peronista Sergio Bivort, se había distanciado de su padrino político, Luis Patti, y buscaba asesores de peso para enfrentarlo. Contrató a Tórtora, que asumió sin titubeos el cargo de secretario Legal y Técnico del municipio.
“La llegada de Tórtora a Pilar es preocupante y descalifica las instituciones democráticas”, aseguró el concejal por el Frepaso, Osvaldo Pugliese. La designación del amigo de Massera como representante del municipio ante la comisión encargada de estudiar la licitación de la red de agua potable y cloacas produjo la renuncia de varios concejales municipales. Tanto que, al final, el intendente se vio obligado a pedirle la renuncia.
Tórtora no se dio por vencido. La semana pasada mandó una serie de mails invitando a participar del lanzamiento de “El Movimiento”, el nombre del partido de Sobisch en la Capital, que el miércoles pasado inauguró su primera sede en suelo porteño, un local en Hipólito Yrigoyen y Rincón. “Tórtora tiene un rol importante, es uno de los principales responsables del armado en la Capital”, explicó un dirigente que sigue de cerca los pasos de Sobisch. Página/12 intentó contactarse con el equipo de campaña y con los voceros del gobernador, que no respondieron abiertamente las preguntas para determinar qué rol exacto ocupa el amigo de Massera en su proyecto político, pero dejaron trascender que Tórtora realiza su actividad “por propia iniciativa” y no a requerimiento del gobernador.
En el lanzamiento porteño, Sobisch dejó en claro que no está dispuesto a ser demasiado selectivo a la hora de cosechar aliados. “Vamos a aunar distintas ideas, sin distinguir derecha, izquierda o centro, para comenzar a combatir el estado de indefensión y crisis económica, moral y de representatividad. Vamos a trabajar con vocación amplia y sin estigmas ideológicos”, señaló.
Menemista durante los ‘90, defensor feroz de la privatización del petróleo y enemigo declarado de los gremios estatales de su provincia, Sobisch fue electo gobernador de Neuquén en tres oportunidades. Su partido, el Movimiento Popular Neuquino, es la única fuerza provincial que gestiona una provincia y él es uno de los pocos dirigentes que sobrevivió al colapso del menemismo.
En septiembre del 2003, luego de conseguir su tercer mandato, Sobisch decidió lanzar su candidatura presidencial. Comenzó a recorrer el país y abuscar aliados, pero se encontró con un problema: el líder ascendente del centroderecha y tercero en las elecciones del 2003, Ricardo López Murphy, es un viejo enemigo suyo. Los dos se detestan desde que el economista firmó un informe de FIEL que cuestionó duramente la administración y la realidad institucional neuquinas.
Sin chances de llegar a un acuerdo con López Murphy, Sobisch se vio obligado a explorar otros apoyos. Se reunió con Mauricio Macri en un seminario en Villa La Angostura y avanzó en un acuerdo con dos socios de pasado oscuro: el ex comisario acusado de torturas Luis Patti y el represor Antonio Domingo Bussi, cuyos diputados formaron con los de Sobisch un bloque propio: con aliados así, la presencia de Tórtora en su campaña no resulta tan llamativa.