EL PAíS
› DURA REPLICA DE KIRCHNER AL ARZOBISPO PLATENSE AGUER
El pastor más conservador
El Presidente respondió al arzobispo platense que había dicho que la situación social se estaba “saliendo de madre”. Recordó que fue fiador del banquero Francisco Trusso y lo acusó de banal.
› Por Santiago Rodríguez
Néstor Kirchner demostró una vez más ayer su vocación por la confrontación y que no es de los que dejan pasar las cosas. “Dicen que algún pastor de la Iglesia dijo que está preocupado por la pobreza”, afirmó el santacruceño y aunque no lo identificó con nombre y apellido, aportó las señas suficientes para que nadie tuviera dudas a quién se refería: “Es un fiador –acotó– de algún interesante financista que estuvo preso y que seguramente vio a los pobres por televisión”. Con ese antecedente no hay otro hombre dentro de la Iglesia que el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, quien a fines del año pasado se comprometió a pagar una fianza de un millón de pesos para que recuperara su libertad el banquero Francisco Trusso, acusado de estafa por la supuesta quiebra fraudulenta del Banco Comercial de La Plata que perjudicó a 30 mil ahorristas.
Aguer criticó hace unos días al Gobierno por su manejo de la protesta social y advirtió que “el conflicto está saliéndose de madre”. Si bien personalizada en el arzobispo platense, la réplica de Kirchner apuntó también a todos los miembros del sector más conservador de la Iglesia. Aguer es el vocero de ese espacio, en el que cada vez se escuchan más objeciones contra el Presidente, no sólo por su política frente a los piqueteros, sino también por la línea que fijó sobre derechos humanos.
Esta vez no fue el púlpito de la capilla Stella Maris, sino el estrado del Salón Blanco de la Casa Rosada, pero la reacción de Kirchner fue tan dura como la del radical Raúl Alfonsín aquel 2 de abril de 1987 que tomó el lugar del vicario castrense para retrucar las críticas con las que se había despachado durante la homilía por la “delincuencia, la patotería, la coima, el negociado” de su gobierno.
Kirchner había convocado para la presentación del Banco Social de Tierras y de pronto se detuvo en otro tema, sobre el que también insistió más tarde durante la visita que realizó a Rosario. “No estoy dispuesto a que algunos expresen cosas con la banalidad que la expresan, tanto de la dirigencia política como algunos pastores de la Iglesia”, sostuvo el santacruceño y criticó la “extrema hipocresía” que muchos evidencian.
Las palabras destinadas a Aguer fueron claras y no dejaron lugar a dudas. “Dicen que algún pastor de la Iglesia dijo que está preocupado por la pobreza, fiador de algún interesante financista de esta Argentina que estuvo preso y que seguramente a los pobres los vio por televisión”, señaló Kirchner. También expresó que “hace 30 años que se empezó a cumplir un proyecto de pobreza y hambre que muchos avalaron de distinta forma” y que “muchos de los que hablan hoy tiene que asumir la responsabilidad en la creación de esa pobreza y esa exclusión en la Argentina”.
La clave para identificar a Aguer fue su referencia hacia un “fiador de algún financista”: en noviembre pasado el arzobispo de La Plata salió en auxilio de Trusso y asumió el compromiso de pagar un millón de pesos si al abandonar la prisión el banquero no abonaba la caución que por ese monto le fijó la Justicia como requisito para dejarlo en libertad. A Trusso se lo acusa por la quiebra del Banco Comercial de La Plata, por la cual 30 mil ahorristas vieron esfumarse su dinero. El mentor del banquero fue el fallecido cardenal Antonio Quarracino, cuyo secretario privado, Roberto Toledo, reveló en 1999 que el padre de Tru-sso “le pidió al cardenal que hable con Menem para que le den 300 millones y poder salvar el banco y dijo que si le habían dado a (Rubén) Beraja por qué no a él”.
Quarracino era arzobispo de Buenos Aires y Aguer –quien mantiene un fuerte vínculo político con Esteban Caselli, en otras épocas hombre fuerte de Carlos Menem y Carlos Ruckauf– lo acompañó desde la vicaría de Belgrano. Como Quarracino –quien alguna vez propuso que a los homosexuales había que recluirlos en una isla–, el ahora arzobispo platense siempre se ubicó en el sector ultraconservador del episcopado.Verdadero cruzado contra el aborto, Aguer se preguntó en el ’96 durante la discusión de la Constitución porteña: “¿Estaremos asistiendo acaso a una tercera fundación de Buenos Aires como ciudad atea?” y advirtió que “sería penoso un posible retorno al anacrónico planteo del laicismo”. Cuando Martín Balza realizó la autocrítica por la represión ilegal durante la dictadura, consideró “sospechoso que aparezca una ola de arrepentimiento, ya que la sociedad no tolera una crítica continua y una revisión permanente”.
A propósito de los piqueteros y la protesta social, el sábado último afirmó que la situación “se ha crispado excesivamente y nosotros notamos que el conflicto está saliéndose de madre”. Lo hizo en el medio que suele utilizar para sus diatribas: el programa Claves para un mundo mejor, donde manifestó que “se han ido acumulando frustraciones, hay mucho resentimiento en la sociedad y, sobre todo, se insinúa la posibilidad lamentable de que todo eso sea interpretado ideológicamente y que también sea llevado, empujado hacia donde los principales protagonistas ni siquiera quisieran ir”. Allí aseguró además que la búsqueda de justicia “no debe deslizarse hacia la lucha de clases”, y agregó: “Podemos hablar de lucha de clases cuando el conflicto ya no resulta contenido o limitado por pautas éticas o jurídicas y es cuando se desencadena fácilmente la violencia, el odio recíproco y cuando no se busca el bien común, sino el bien de un sector que se pretende imponer con la destrucción del adversario”.
Así como arremetió contra Aguer y por extensión contra el sector más recalcitrante del episcopado, Kirch-ner se cuidó de no englobar a toda la Iglesia con su crítica. “Algunos pastores de mi propia Iglesia, a la cual pertenezco, deben mirar la historia y cuál fue su compromiso durante todo este tiempo. Hay otros que son espectaculares”, aclaró. Y enfatizó: “Hay tantos y buenos sacerdotes en los distintos puntos de la Iglesia Católica, a la que yo pertenezco, que hay que terminar con esto de las declaraciones sobre que les duelen los pobres. Los pobres nos duelen a todos, pero hay pobres hace años en la Argentina”.
Frente a la réplica presidencial, Aguer trató de conseguir el apoyo de sus colegas, pero hizo llamados a 15 obispos y ninguno lo respaldó. No fue el único dato que reflejó que la distinción hecha por Kirchner –quien en Rosario dejó en claro que “sólo hablé de un pastor”– rindió sus frutos. En la cúpula de la Conferencia Episcopal calificaron como “muy cuidado” del discurso del santacruceño y destacaron que sus palabras estuvieron dirigidas directamente a Aguer y no al conjunto de la Iglesia.