EL PAíS
Un viaje de Duhalde con el deseo de dejar atrás la pelea pública
Duhalde se va de vacaciones y acordó con el Gobierno en desactivar la confrontación. “Así estuviésemos en muchos más puntos de discrepancias, la gobernabilidad está garantizada”, aseguró ayer el presidente Kirchner.
› Por Martín Piqué
Eduardo Duhalde hace un culto cuidado de los gestos, los silencios, las palabras y también de los viajes. Como un marido que sale a dar un paseo para evitar una pelea, el ex presidente suele subirse a un avión cada vez que quiere descomprimir una relación. Por eso decidió tomar un vuelo con destino desconocido –no a Montevideo, como se había adelantado– para pasar una semana, o tal vez dos, de vacaciones. La salida de escena de Duhalde coincidió con un acuerdo con el Gobierno para desactivar la pelea pública y sacar el tema de la agenda mediática. El pacto implica eludir las declaraciones desafiantes y concentrarse en las competencias de cada uno. El propio Presidente describió los términos de la tregua cuando le preguntaron por su relación con Duhalde: “Es correcta, trabajamos juntos”.
“Eso es absurdo, terminemos con generar fantasmas. Así estuviésemos en muchos más puntos de discrepancias, la gobernabilidad está garantizada, terminemos con este fatalismo de ‘esto o el caos’, que ya le trajo varios dolores de cabeza al país”, aseguró ayer Kirchner en declaraciones a Radio Rivadavia. La frase resumió la intención del Gobierno de evitar los cruces mediáticos con Duhalde y sus portavoces, que no siempre son políticos. La misma idea comparten los allegados más cercanos del bonaerense: “Esta semana se desinfla todo”, pronosticó a Página/12 un hombre que frecuenta el círculo íntimo duhaldista. “Es muy prudente que bajen el tono y que a partir de ahora, el tema vaya más por la gestión”, evaluó un estrecho colaborador del ex presidente ante este diario.
La decisión de atemperar las declaraciones y evitar los choques con la Rosada alivió los ánimos de las filas duhaldistas. Tanto el propio Duhalde como muchos de sus voceros esperaban que Kirchner aceptara una reunión antes de que comenzara la cumbre del Mercosur. Pero el encuentro diplomático comenzó sin que se hubiera producido la ansiada charla. El Presidente quería evitar que un diálogo con su antecesor le quitara brillo a la cita diplomática. De cualquier forma, el jefe de Gabinete y el ministro del Interior, Alberto y Aníbal Fernández, se encargaron de acercarse a Duhalde para proponer una tregua y sacarse un par de fotos mostrando sonrisas. Allí se exteriorizó lo que se había acordado en algunas conversaciones previas: la necesidad de bajar el tono de la disputa, que ya empezaba a trascender las fronteras.
En su habitual aparición mediática del fin de semana, el jefe de Gabinete insistió ayer con esa línea. “Entre Kirchner y Duhalde no hay peleas sino diferencias de visión y eso no es malo. Son diferencias conceptuales, diferentes visiones que se asoman y que cuando se plantean, algunos las leen como disputas de poder”, aseguró. “Me parece que tanto Kirchner como Duhalde saben bien de qué se trata la situación de Argentina y adónde tienen que apuntar”, agregó. Las diferencias “conceptuales” de las que hablaba Fernández salieron a la luz cuando se endureció el debate con la provincia de Buenos Aires por la coparticipación. Aunque Duhalde ya había cuestionado la política oficial hacia los piqueteros con la frase de la “mano de seda”, fue esa intervención la que molestó más al Gobierno. En el duhaldismo todavía la defienden: “Era una bandera de Duhalde y tenía derecho a opinar, aunque su intención no era entrar en fricciones”.
Desde aquella intervención del ex presidente comenzó una sucesión de entredichos entre duhaldistas y kir-chneristas. El debate abarcó distintos temas y escenarios muy variados: como la política hacia los piqueteros, la pelea por la coparticipación y la apuesta por la transversalidad. Otro ejemplo fue el supuesto estilo “confrontativo” de Kirchner y su gusto por abrir varios frentes, un argumento en el que coincidieron Elisa Carrió, Chiche Duhalde y el Partido Comunista Revolucionario (PCR). Tras la tregua con Duhalde, en el Gobierno esperan que esas diferencias “conceptuales” que unían a todo el arco opositor, pierdan un poco de visibilidad en la agenda mediática.
Evitada la pelea abierta, la relación con el duhaldismo se parecerá más bien a una simultánea de ajedrez entre dos jugadores que en un tablero juegan a la diplomacia y al otro tablero lo dejan para el por si acaso.