EL PAíS
› EE.UU. ANALIZO ATACAR LA TRIPLE FRONTERA
No bombardeen Buenos Aires
Después del atentado contra las Torres Gemelas, Estados Unidos evaluó atacar la Triple Frontera. El plan alternativo a la guerra de Irak figura en el informe del Congreso norteamericano.
› Por Raúl Kollmann
El 18 de septiembre de 2001, una semana después del ataque a las Torres Gemelas y al Pentágono, el viceministro de Defensa de Estados Unidos le presentó al presidente George Bush un plan de respuesta norteamericana que incluía el bombardeo e incluso la invasión de la zona de la Triple Frontera, es decir la región limítrofe en la que están Foz de Iguazú (Brasil), Ciudad del Este (Paraguay) y Puerto Iguazú (Argentina). El punto figura en el apéndice 75 de los capítulos 10 y 11 del reciente informe del Congreso de Estados Unidos, la más profunda investigación realizada sobre el ataque del 11 de septiembre. Página/12 confirmó que en esos días se mantuvieron diálogos entre hombres de la CIA y la SIDE, en los que estos últimos insistieron en que en esa zona ya no había vestigios de actividad terrorista, que los elementos fundamentalistas, dedicados esencialmente a recaudar fondos, se habían mudado a Brasil o Chile, por lo que el ataque carecía totalmente de fundamento y constituía una locura.
En la nota 75 de los capítulos 10 y 11 se señala que hay un memorando –al que la comisión tuvo acceso– escrito y presentado por el viceministro (vicesecretario es el cargo norteamericano) de Defensa, Douglas Feith, al ministro Donald Rumsfeld y de éste al presidente George Bush, que por entonces exigía una respuesta inmediata de Estados Unidos a la matanza perpetrada en Manhattan, Washington y Pennsylvania. “La guerra es ahora”, gritaba Bush a los integrantes de su gabinete, exigiéndoles planes para atacar a Al-Qaida. En ese marco, Rumsfeld alentaba la invasión a Afganistán, régimen que albergaba a Bin Laden y a Al-Qaida, pero los generales lo contradecían ante el presidente señalándole que no tenían buenos objetivos para bombardear allí, entre otras cosas porque se trataba de tirar bombas en la montañas y para obtener resultados se necesitaba una invasión terrestre, cosa que luego se llevó adelante. Feith presentó el plan alternativo: atacar en tres lugares inesperados que servirían para mostrarle al mundo que Estados Unidos responde y no admite el terrorismo. Esos tres lugares eran la Triple Frontera, el sur de Asia e Irak.
La existencia de esa propuesta fue confirmada por el número de esta semana de la revista norteamericana Newsweek, que sostiene que fue elaborado por el analista de Defensa Michael Maloof y el experto en Medio Oriente David Wurmster, que sigue trabajando actualmente como asesor del vicepresidente Dick Cheney, uno de los más férreos partidarios de atacar, desde el primer día, sobre todo a Irak, guiado –según se lo acusa– por intereses personales en el negocio petrolero.
El apunte 75 a pie de página dice que “el autor del informe –el viceministro de Defensa– expresaba su desaliento por las limitadas opciones para atacar Afganistán y la falta de alternativas inmediatas para tomar iniciativas por tierra contra ese país. Por lo tanto, sugerimos atacar objetivos fuera de Medio Oriente como una forma de respuesta rápida tal vez eligiendo blancos en los que sabemos, deliberadamente, que no está Al-Qaida, como en Irak. Se espera que nosotros ataquemos Afganistán, pero tal vez ataques en Sudamérica o el sur de Asia resulten una sorpresa para los terroristas”. La revista Newsweek, además de poner sobre el tapete el nombre de los dos funcionarios que inspiraron la propuesta, precisa que el lugar a atacar era la frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay.
Un altísimo funcionario que entonces revistaba en la SIDE y que participó de lo que se llamó una reunión de tres más uno, es decir representantes de Argentina, Brasil y Paraguay por un lado y Estados Unidos por el otro, sostiene que en todo momento se le hizo saber a Washington que la actividad terrorista en la Triple Frontera había cesado, en principio porque allí se concentró parte de la investigación de los atentados contra la embajada de Israel en Buenos Aires y la AMIA. En 1994, o sea siete años antes del ataque a las Torres Gemelas, la zona se llenó de agentes de inteligencia israelíes, norteamericanos, argentinos y de muchos otros servicios, “por lo que había más hombres de inteligencia que gente común y obligó a irse de allí a los que mantenían algún nivel de colaboración, esencialmente con el Hezbolla y los grupos palestinos”.
Hoy en día, la SIDE afirma que el ataque contra la AMIA se organizó desde Foz de Iguazú, utilizando el celular 55-45-975-1161 a nombre de Andrés Marques –que nadie sabe quién es–. “Ya en ese momento, a nosotros nos parecía claro que la Triple Frontera jugó un papel en los dos atentados –le dijo el veterano ex hombre de la SIDE a este diario–. En primer lugar, porque la camioneta con la que se hizo el atentado contra la embajada fue comprada por un brasileño que utilizó un documento falso a nombre de Ribeiro Da Luz. Pero, además, siempre nos pareció que las dos camionetas fueron compradas a gente que estaba en el negocio del robo de autos y el paso de esos autos por la frontera. Por eso aquella parte se llenó de agentes y eso hizo que ya no viéramos algún tipo de actividad terrorista. Antes de esa época, nos parecía que iban terroristas a la Triple Frontera, pero esencialmente a pasar una temporada cuando estaban en la mira de algún servicio en Europa o Estados Unidos. Era como un lugar de ocultamiento y descanso. Hasta que pasó lo de la embajada y la AMIA.”
“Después del ’94, sólo quedaron en la zona militantes muy abiertos de Hezbolla y de los grupos palestinos, que oficialmente se dedicaban a recaudar fondos para supuestas organizaciones benéficas de Medio Oriente. Por supuesto que era imposible saber si ese dinero iba para cuestiones sociales, o derivaba en el financiamiento de operaciones terroristas. Pero esa era la única actividad que quedaba en 2001, cuando nos llamaron los norteamericanos después del atentado contra las Torres. Nosotros les aseguramos que era un disparate el diagnóstico de que la zona era un antro terrorista y supongo que algo de eso los disuadió de aquel ataque. Es más, en 2001, debido a la crisis argentina, los hombres del fundamentalismo ya ni siquiera era buenos recaudadores y se fueron mudando, por razones de negocios a San Pablo e Iquique. El plan que ahora se conoce de atacar la Triple Frontera sólo muestra la imprevisión, el desconcierto y la irresponsabilidad de los norteamericanos en ese momento”, concluyó el ex hombre fuerte de la SIDE.