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Piedra libre
El silencio que se autoimpuso después de su partida del Gobierno no es sinónimo de autorreclusión. Y de eso dieron cuenta varios puesteros del Mercado de Frutos en el Tigre, donde Gustavo Beliz paseó junto a su familia. El ex ministro de Justicia llegó a bordo de una camioneta, con gafas oscuras e intentando tranquilizar a sus inquietos hijitos. Dicen que el hombre ya no se plantea dudas sobre temas tan rutilantes y escabrosos como SIDE o mafias sino que se rinde a otras como pino o caña.

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Sin valija
El que estaba por entrar al cine en el Village de Pilar y quedó de seña es Fernando de Santibañes, que lucía su nuevo look de barba rala. Al ex funcionario de la SIDE durante la gestión delarruista se lo vio desesperado llamando por su celular. Los testigos del lugar aportaron dos datos sugestivos: que no portaba valija y que su interlocutor en el teléfono no era ni “Fernando” ni “Chupete” ni nada por el estilo.

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Palo y a la bolsa
Es la cara visible de Pago Fácil y destacado miembro de la Comisión Directiva de Boca. Dicho de otro modo, Orlando Salvestrini es una de las figuras de mayor confianza de Mauricio Macri. Y aunque su cargo pueda indicar que lo suyo es el fútbol, en estos días está dando muestras de su vocación por crecer en otros deportes, como el golf. Seguramente por eso dejó el “proletario” driving norte del sindicalista Armando Cavalieri por un driving range más refinado: el coqueto Stallion de la Panamericana –uno de los mejores lugares donde se practica el juego del palo y la pelotita–, a donde llega con su imponente camioneta negra.

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Costumbres y rarezas
Uno lo imagina más en un debate gastronómico que en uno deportivo. Pero Ginés González García es un fanático del tenis, del automovilismo y sobre todo del fútbol. Tanto que el viernes arrastró a Alberto Fernández al estadio de Racing. El ministro de Salud, abonado al palco de la Academia, quería compartir con el jefe de Gabinete el partido contra Argentinos Juniors. Era una devolución de gentilezas ya que el año pasado Fernández lo llevó a Ginés a la inauguración del estadio del Bicho. Claro, aquella vez la mano derecha de Néstor Kirchner derrochaba alegría y en ésta se fue refunfuñando por la derrota, como si fuera una rareza.

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Un paisano fashion RR.PP.
Diego González, licenciado en comercio exterior. Su nombre dice poco, su profesión menos. Pero el secretario privado del ministro del Interior, Aníbal Fernández, es la conexión de la administración K con las estrellas del deporte. Su rol de paciente del mediático Cahe, médico de Maradona, lo convirtió en una pieza clave del encuentro entre el Diez y Kirchner. Dicen que su agenda, sólo para empezar, tiene el directo de Hernán Crespo. Atrás quedaron los tiempos de cebar mate y hacer fotocopias para el ahora ministro. Si hasta tuvo un rol protagónico en la mediación del Gobierno con la Tota Santillán, cuando surgieron críticas a la cumbia villera. “En la cabeza tiene algo más que pelo, es un avión”, lo elogia su jefe por estos días. Su compañeros de trabajo le llaman “El paisano fashion” por ser oriundo de Pigüé.

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¿Amuleto?
Algunos dicen que es un amuleto. Otros que cumple la función protectora de una estampita. Los más malos, que es una advertencia, como aquellos carteles de “cuidado con el perro”. Lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta por qué en el lapicero de la jefatura de Gabinete de Alberto Fernández está pegado con cinta scotch un recorte de diario con la cara del ministro de Defensa, José Pampuro.

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La base de la fortuna
es el ahorro.
No sólo cambió el verano por el invierno. Vuelto de Miami, Avelino Porto también cambió las alpargatas azules tipo Pampero por unos impecables mocasines Timberland. Pero no es todo gasto para el ex ministro de Salud menemista. Y eso se notó anoche en el Village de Pilar, donde le sacaba pochoclos de la cajita que le había regalado a su nieto en vez de comprarse una para él. Por suerte la gente no lo vio: estaba distraída con la presentación de un auto nuevo que hacía Gastón Gaudio.

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Caballo
El sindicalista portuario Omar Suárez, alias “caballo” y vaya uno a saber por qué, está exultante. Luego de visitar a Kirchner para agradecerle la anulación del decreto de “bandera de conveniencia” armó una choripaneada en su gremio junto a figuras estelares. No faltó allí su amigo Enrique “Coti” Nosiglia. Y también agradeció a Luis Barrionuevo. Los mentores del Pacto de Olivos fueron testigos del relinche de Suárez, quien anunció su intención de liderar la “conquista del puerto”. El viernes dio el primer paso: aseguró que el barco-casino anclado en la zona no puede navegar.

* Colaboró Martín Piqué.