EL PAíS
› EL PRESIDENTE RECIBE AL
TITULAR DEL FMI BUSCANDO UNA NUEVA RELACION
Por qué no charlamo’ un Ratito, ¿eh?
La escala argentina se agregó a último momento en la gira de Rato. El FMI busca bajar tensiones después que se congeló el acuerdo. Kirchner quiere cambiar la relación con el organismo, con menos condicionamientos frente a los acreedores y ante los compromisos para los próximos dos años.
Néstor Kirchner le envió un mensaje a Rodrigo Rato horas antes de su llegada a Buenos Aires. “Sería muy importante el apoyo global (de la Unión Europea) en esta lucha que está dando la Argentina por salir adelante, tanto en la reestructuración de la deuda como en la negociación con los organismos multilaterales”, exhortó ayer el Presidente, preparando el terreno para la cumbre con el director gerente del FMI. El encuentro será a las 10 de la mañana. Como el acuerdo con el Fondo quedó en suspenso hasta fin de año, la visita servirá para acomodar algunos temas al nuevo estado de la relación, pero ninguna de las partes tiene expectativas de que puedan superarse las diferencias más profundas. En su paso fugaz por Buenos Aires, en el marco de una gira por América latina, Rato se verá también con Roberto Lavagna y con las autoridades del Banco Central.
El Gobierno pretende que el FMI formalice a través de un documento que el acuerdo con Argentina permanecerá congelado hasta después de que se complete el canje de la deuda. De ese modo, la operación con los acreedores –que se haría entre fines de septiembre y fines de diciembre– podría realizarse sin la interferencia del organismo. El otro objetivo de contar con ese paraguas es asegurarse que Washington reintegrará el dinero que la Argentina le pagará al Fondo, al Banco Mundial y al BID de acá a fin de año. Si el actual convenio se cayera definitivamente, el país no recuperaría esos recursos. La suma en juego es importante: 2500 millones de dólares.
El tercer punto que Kirchner y Lavagna le plantearán a Rato es la postergación por un año de vencimientos con el FMI por 1000 millones de dólares. Hasta diciembre, la Argentina debe afrontar compromisos con el organismo por 2400 millones. Pero, de ellos, el pago de 1000 millones es prorrogable por 12 meses. El único requisito es que el directorio del FMI lo apruebe. En la Casa Rosada confían que Rato viene con el anuncio de que recomendará la postergación. Es prácticamente la única noticia positiva que saldría de la visita. Si no la hubiera, sería un gesto de agudización del conflicto.
Kirchner hará una defensa política de la actuación del Gobierno y de los sacrificios que están haciendo los argentinos para salir de la situación de default. Lavagna, por su parte, planteará que una aceptación del canje de bonos por parte del 50 por ciento de los acreedores será considerado exitoso. Esa es la discusión de los próximos meses. El FMI considera que Argentina habrá actuado de “buena fe” si por lo menos el 65 por ciento de los bonistas acepta la propuesta de reestructuración. Es una manera de presionar para que el Gobierno vuelva a mejorar su oferta a los acreedores.
Después del encuentro con Kirchner en Casa Rosada, del que también participarían Alberto Fernández y Roberto Lavagna, Rato iría con el jefe de Economía al Palacio de Hacienda. A esa reunión se sumarían Alfonso Prat Gay y Pedro Lacoste, presidente y vice del Banco Central. La agenda hasta anoche no estaba plenamente confirmada. El titular del Fondo partirá a las seis de la tarde hacia Uruguay, después se dirigirá a Chile, para participar de una cumbre de países del Asia-Pacífico, para culminar su gira en Brasil.
El ex ministro de Hacienda de José María Aznar insistirá con los temas que reclama el FMI desde hace meses. El principal es la renegociación de contratos con las privatizadas. El Grupo de los Siete países más industrializados pone el acento en esta cuestión. El Gobierno dio una señal con la suba estacional de la electricidad, que algunos interpretan como una suba encubierta, pues ya ocurrió en 2002 y 2003 que los aumentos invernales después no se retrotrajeron en verano.
El otro tema central es el de la reestructuración de la deuda. En público, el FMI se declara prescindente de la negociación entre Argentina y los acreedores. En los hechos, se comporta como lobbista de los tenedores de bonos. Además de reclamar un mayor superávit fiscal, el organismo pide una apreciación del peso, a fin de que el excedente rinda más dólares. De ese modo, aumentaría la capacidad de pago del país. La paridad nominal, según el Fondo, debería ser en estos momentos de 2,30 pesos. El Gobierno ya lo descartó. Hoy volverá a reeditarse el debate. Esta vez, cara a cara.
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