EL PAíS
Sobisch, tras el sueño de ser el nuevo Menem
El gobernador de Neuquén designó como virtual jefa de campaña a Ester Schiavoni, una ex funcionaria menemista. Resuelto a convertirse en el nuevo líder de la derecha, Sobisch mantiene un diálogo fluido con Menem.
› Por José Natanson
El gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, trabaja en su candidatura presidencial con la idea de convertirse en el nuevo Carlos Menem. Amigo del riojano, Sobisch designó como virtual jefa de campaña a Ester Schiavoni, ex titular del Consejo Nacional de la Mujer en los ’90, y le encargó la complicada tarea de recorrer el país y negociar posibles incorporaciones. Decidido a instalarse en el extremo derecho del arco político, con un discurso conservador y noventista, el líder del MPN mantiene un diálogo cotidiano con Menem, a quien visitó dos meses atrás en su refugio trasandino.
Un Menem neuquino
Viejo militante del Movimiento Popular Neuquino (MPN), la poderosa fuerza provincial fundada por los hermanos Sapag, Sobisch decidió que había llegado el momento de lanzar su candidatura presidencial en septiembre del año pasado, cuando aplastó al PJ y la UCR y consiguió su reelección como gobernador con el 57 por ciento de los votos.
Consolidado en su feudo provincial, Sobisch comenzó a recorrer el país con la idea de exportar el modelo neuquino, cuya clave se encuentra en la privatización de YPF. Las regalías derivadas de la venta de la petrolera le permitieron encarar una agresiva política de obras públicas, que se sumó a un manejo con mano de hierro de su aparato político y a la tradicional implantación del MPN en la sociedad local.
Durante los ’90, Sobisch se movió con comodidad en el universo político menemista, como un aliado informal pero importante de la Casa Rosada, al estilo del ex represor Antonio Domingo Bussi.
La llegada al poder de Néstor Kirchner no hizo más que ratificar sus planes. Lanzó su campaña con un discurso ultraopositor, con eje crítico en la política de derechos humanos del Gobierno, cuestionó la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, se opuso a la creación del Museo de la Memoria y fue más allá: rechazó el juicio político a la mayoría automática de la Corte Suprema, criticó el Plan Jefes de Hogar y la política económica. Y, en el plano provincial, endureció la represión contra los movimientos sociales y anunció un proyecto de ley que promueve la detención de menores y su internación en clínicas psiquiátricas.
Schiavoni en acción
Con estos antecedentes, no debería llamar la atención que Sobisch dispute el lugar de líder más conservador del heterogéneo y disperso espacio de la derecha. Su principal operadora en la construcción de La Corriente (así denomina a su partido nacional) es Schiavoni. Esposa del ex diputado menemista Horacio Rachid, Schiavoni presidió el Consejo de la Mujer luego de que Virginia Franganillo fuera desplazada por presión de la Iglesia, que cuestionó su posición favorable a las políticas de salud reproductiva. Apenas asumió, Schiavoni dejó en claro su sintonía ideológica con las posiciones menemistas y las defendió en la Conferencia Internacional de la Mujer de Beijing.
Para que nadie dude de su lealtad, cuando Menem fue detenido por la venta ilegal de armas, Schiavoni firmó una solicitada en los diarios de Neuquén solidarizándose con su jefe político. Poco después lanzaba el Partido Opción Federal, desde donde piloteó el apoyo de Sobisch a la candidatura presidencial del riojano en 2003.
La huida de Menem obligó a Schiavoni a buscar un nuevo refugio político. Lo encontró en las ambiciones de Sobisch, que le encargó el diseño de la agenda de recorridas por el interior y el diálogo con posibles aliados. Un mes y medio atrás, Schiavoni organizó un encuentro entre Sobisch y un grupo de jóvenes cavallistas liderados por Martín Grynblat. Negoció la incorporación de José Luis Fernández Valoni, un ex diplomático peronista que militó en el partido de Cavallo y que se convirtió en el principal referente del gobernador en la Capital. Y fue ella, también, quien arregló los detalles del encuentro Sobisch-Menem, dos meses atrás, en Chile.
Antecedentes
Página/12 intentó comunicarse con Schiavoni y con los voceros de Sobisch, que no respondieron los llamados. Sin embargo, una fuente cercana al gobernador explicó la estrategia de campaña, que apunta básicamente a instalar su figura en el extremo derecho del arco político argentino. Ya cerró dos acuerdos de peso: uno con Fuerza Republicana, la fuerza del ex represor Antonio Domingo Bussi, que conserva cierta popularidad en Tucumán, y otro con el ex comisario acusado de torturas Luis Patti, quien analiza la posibilidad de presentarse como candidato a senador.
En cuanto al resto de los referentes del centroderecha, las cosas no parecen tan sencillas. Hay pocas posibilidades de avanzar en una alianza con Ricardo López Murphy, con quien Sobisch se encuentra enfrentado desde hace años, cuando el economista dirigió un informe de FIEL que cuestionó sin contemplaciones su gestión provincial. El otro líder del espacio, Mauricio Macri, dialogó con Sobisch más de una vez e incluso compartió con él un encuentro sobre gestión local en Villa La Angostura, pero hasta ahora no han avanzado en acuerdos concretos.
El plan del neuquino contempla una estrategia inversa a la de López Murphy y Macri, dos figuras conocidas a nivel nacional que, sin embargo, no cuentan con una estructura de peso que los respalde. Según explicó a Página /12 un operador de Sobisch, la idea es priorizar el armado territorial, uniendo fuerzas provinciales, partidos conservadores y fragmentos del PJ antikirchnerista, y recién después trabajar en la instalación de la figura del gobernador.
“Hay un diferencia de tiempos”, explica el colaborador de Sobisch. “Ellos se apuran, hablan de candidaturas, de alianzas. Nosotros vamos por otro camino. Primero queremos construir una fuerza potente, una buena base. Es un trabajo silencioso, que lleva tiempo. Y después, cuando tengamos un apoyo sólido, vamos a trabajar en la candidatura. A diferencia de los demás, nuestros planes apuntan a 2007”, concluye.