Sáb 13.11.2004

EL PAíS  › CARMEN ARGIBAY EXPLICA SU DEMORA PARA INCORPORARSE A LA CORTE

“Si me voy ahora, se cae el juicio”

La jueza señala que debe terminar su tarea en el tribunal internacional que juzga los crímenes cometidos en la ex Yugoslavia. Desmiente que prolongue su estadía en el exterior para cobrar una jubilación.

› Por Victoria Ginzberg

Hace tres años Naciones Unidas la convocó para integrar el tribunal penal internacional que juzga los crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos en la ex Yugoslavia que funciona en La Haya. Cuando el presidente Néstor Kirchner la propuso como miembro de la Corte Suprema, Carmen Argibay anticipó que no dejaría esa tarea inconclusa. Sólo que creía que podría terminarla antes de fin de año. Los tiempos judiciales no se ajustaron al calendario previsto y, si Argibay renunciara a su actual función, el proceso sobre los delitos en la ex Yugoslavia tendría que empezar otra vez de cero. Por eso avisó que se incorporará a su nuevo puesto en febrero del año próximo. El anuncio provocó una serie de especulaciones que hasta aseguraban que la jueza demoraba su viaje para poder cobrar una jubilación en el exterior. “Eso es una espantosa mentira que no sé quién pudo haber inventado. Acá no nos jubilamos, fuimos convocados por un tiempo específico”, aseguró la jueza a Página/12.
El ministro de Justicia, Horacio Rosatti, respaldó a Argibay al recordar que la jueza “ya había manifestado esta imposibilidad momentánea” de ocupar su cargo en la Corte. Sostuvo, además, que “si interrumpiera su trabajo (en La Haya) podría generar una situación de rechazo internacional al país”.
La ansiedad con que se espera la llegada de Argibay –postulada a principio de año para el cargo del ex juez Guillermo López– se relaciona con futuras resoluciones importantes de la Corte que parecen estar vinculadas con su arribo. Ese es el caso de la decisión sobre la invalidez de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, aunque allí también se aguarda un pronunciamiento de la Cámara de Casación. Pero además, el fallo con el que hace dos semanas la Corte avaló la pesificación de los depósitos dejó al tribunal –a través del voto de Raúl Eugenio Zaffaroni– sin mayoría para mantener el mismo criterio con los depósitos menores a 70 mil dólares. Para emitir una nueva resolución, se necesitará de Argibay o de Ricardo Lorenzetti. El trámite del santafesino ya pasó por el período de impugnaciones y avales en el Ministerio de Justicia y el Poder Ejecutivo elevaría antes de fin de mes su pliego al Senado.
En diálogo con Página/12 desde Holanda, Argibay dio sus explicaciones:
–¿Cuándo estaría en condiciones de incorporarse a la Corte?
–Esto ya lo sabe el presidente de la Corte. Tengo fecha de sentencia el 13 de enero. Por lo tanto, voy a ir a Buenos Aires para pasar las fiestas con mi familia y vuelvo aquí para presentar la sentencia. Yo estaría en condiciones de incorporarme el 15 de enero, si contamos el día de viaje, pero como es el mes de feria tiene que ser en febrero.
–¿Por qué se dilató el proceso?
–Esto pasa siempre. En general se calcula la duración de un proceso y o nos quedamos cortos o hay demoras inesperadas. Acá hubo complicaciones en el tribunal y en Naciones Unidas. Ahora estamos en la recta final, ya estamos redactando la sentencia, pero estas sentencias son libros, implican un trabajo histórico. Además tiene complicaciones extra porque ninguno de nosotros trabaja en su lengua originaria.
–¿Qué pasa si usted se vuelve antes de que termine el juicio?
–El juicio se anula. No sólo se pierden años de trabajo sino que todas las personas que fueron traídas para declarar tendrían que volver a declarar. No se puede dejar a mitad de camino un juicio oral.
–Hubo una versión que decía que si se quedaba más tiempo afuera tenía posibilidad de cobrar una jubilación.
–Eso es una espantosa mentira que no sé quién pudo haber inventado. Nosotros acá no nos jubilamos. Somos convocados por un tiempo determinado y, si por alguna razón nos tenemos que quedar más tiempo fuera del plazo estipulado, nos piden que firmemos una declaración jurada en la que aseguramos que no vamos a reclamar una jubilación. Eso fue inventado. Y el que lo inventó ni siquiera se tomó el trabajo de llamar a Naciones Unidas, a la oficina que hay en Buenos Aires, donde le habrían explicado cuál es la situación.
–¿Es consciente de que la están esperando para tomar algunas decisiones importantes?
–No sé si me esperan o no. Pero en este momento no estoy en condiciones de estudiar posibles causas en las que tendré que fallar el día de mañana. No se puede estar en dos lugares a la vez, porque no se hace nada bien en ninguno. Lo que puedo decir es que, cuando me incorpore, me pondré a trabajar en seguida. Nunca le tuve asco al trabajo.
–En estos últimos tiempos, hubo algunos fallos importantes de la Corte, como el de la pesificación, las ART y la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad. ¿Qué le parecieron?
–Sé lo que leí en los diarios por Internet. Puedo leer varios diarios, pero no es suficiente para dar una opinión fundada como jueza.
–Aquí todavía se está discutiendo el juicio político a uno de los ministros de la Corte. ¿Es importante que haya estabilidad en el tribunal para trabajar mejor o es indiferente que se sigan produciendo vacantes?
–Estabilidad hay. La institución no cambia. En todo caso, cambian los integrantes. Eso pasa siempre que hay procesos de renovación o hay gente que se jubila. Está bien que en un momento se complete la integración, pero hay tribunales que se han pasado años sin estar integrados y siguen trabajando.

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