EL PAíS
Con la venia de Kirchner, Solá le pegó a Duhalde
El Presidente recibió ayer en la Casa Rosada a Felipe Solá. Luego, en el Banco Provincia, el gobernador dio una conferencia de prensa en la que atacó en duros términos al duhaldismo, que no aprobó en la Legislatura el Presupuesto que él había enviado.
› Por Diego Schurman
Néstor Kirchner le extendió ayer una mano a Felipe Solá en medio de su intrincada relación con Eduardo Duhalde. El Presidente recibió al gobernador en la Casa Rosada y lo alentó a librar una batalla frontal contra el duhaldismo. Horas después, el mandatario responsabilizó públicamente al ex presidente y a su tropa de “afectar la institucionalidad” de la provincia en nombre de la interna del PJ. “Pretenden un gobernador maniatado, pero yo voy a seguir gobernando”, atizó, mientras en su entorno avizoran un “golpe de Estado provincial” por parte del duhaldismo.
Esta vez el tironeo se produjo por la decisión de los diputados duhaldistas de votar una Ley de Presupuesto distinta a la pretendida por Solá, básicamente porque le impide producir modificaciones. A sus antecesores, desde la reinstauración de la democracia, los legisladores nunca le habían impuesto esas limitaciones (ver aparte).
El mandatario le puso dramatismo al señalar que ante una emergencia, una catástrofe o razones de seguridad no podrá actuar con celeridad sino que deberá enviar previamente una ley al Congreso provincial. Y defendió la necesidad de contar con margen de maniobra para reasignar partidas, ofreciendo de garantía sus antecedes en la gestión.
“Me ataron las manos”, se quejó el mandatario durante una conferencia de prensa ofrecida en la sede porteña del Banco Provincia. De todos modos, aseguró que no será “domesticado” por el PJ provincial y mucho menos será un “títere” de la Diputadora, como se denomina la corriente de legisladores duhaldista que comanda el titular de la Cámara de Diputados, Osvaldo Mércuri.
Una hora antes Solá había llevado su karma a la Casa Rosada, tal como había acordado con Kirchner cuando ambos compartieron un acto en la localidad bonaerense de Moreno. La letanía fue escuchada con suma atención por Alberto Fernández. Curiosamente, el jefe de Gabinete no tiene buena relación con el gobernador, y además es quien suele oficiar de nexo entre Duhalde y el Presidente. Kirchner se sumó a la reunión al final. Y no fue para terciar sino para posicionarse firmemente, aunque por ahora en privado, con Solá.
Al Presidente le disgustó que Duhalde reapareciera en escena para pronosticar futuros enfrentamientos internos entre ambos. Nadie cree que el ex mandatario esté en retirada, como viene anunciando hace más de un año. Pero en la Rosada sorprendió que aventurara públicamente una pelea en la provincia de Buenos Aires –lo que ya todos llaman “la madre de todas las batallas”– que hasta ahora se había esforzado en negar.
Solá comprendió en las últimas horas que sus malabares discursivos para diferenciar a Duhalde del duhaldismo fueron en vano. El propio ex mandatario lo dejó en claro ayer al descartar, al igual que su tropa, un futuro promisorio para la naciente corriente “felipista”.
No fue la única manera de hacer visible su malestar. En privado, Duhalde reemplazó el nombre de Solá por “ese muchacho”. Es una costumbre con la que suele menospreciar a sus eventuales contendientes en una pretendida muestra de distancia. Para Solá fue una traición que Duhalde dijera en San Vicente que había que respaldarlo y luego sus diputados no lo hicieran
–¿La relación con Duhalde está quebrada? –le preguntaron al gobernador.
–No sé si la relación con Duhalde está rota, el tiempo dirá –contestó.
A pesar del gesto de recibirlo, Kirchner tampoco es su gran aliado. Ambos reconocen una relación pendular. Quienes caminan los pasillos de la Rosada recuerdan la furia del Presidente por el manejo de la seguridad bonaerense. Y ni hablar de cuando Solá puso su firma a un texto del cordobés José Manuel de la Sota en repudio a Hebe de Bonafini, cuando la titular de Madres de Plaza de Mayo amenazó ausentarse al acto de la ESMA si allí se hacían presentes los gobernadores del PJ. Pero el tiempo pasó y Kirchner mantiene vivo el sueño de armar juego propio en territorio duhaldista. Ante las limitaciones que vislumbra en los denominados transversales, Solá sigue apareciendo como un potencial aliado para lograr su objetivo.
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