EL PAíS
› LOS INTENDENTES SE MUEVEN AL COMPAS DEL CONFLICTO
La interna ya se juega en los municipios
› Por Miguel Jorquera
La pelea entre Eduardo Duhalde y Felipe Solá por el control estratégico del PJ bonaerense y su proyección sobre el gobierno de la provincia de Buenos Aires sacudió a toda la estructura partidaria y la dejó al borde de un cisma. La disputa rápidamente se proyectó a todos los municipios, especialmente del conurbano, donde la lucha de facciones provocó inesperados realineamientos entre los jefes comunales justicialistas y dirigentes peronistas con dominio territorial, en medio de versiones de “aprietes”, amenazas de pases de facturas y devolución de favores.
La orden, para ambos bandos, fue bajarle decibeles al enfrentamiento. Un tema que quedaría en manos de las principales espadas de cada uno de los fracciones. Pero a pesar del silencio al que se llamó la mayoría de los intendentes, varios de ellos revelaron, en estricto off the record, algunos pormenores de una pelea que amenaza con extenderse y profundizarse.
“Hay un plan de desestabilización. Un plan de sustitución de Solá por (Graciela) Giannettasio”, aseguró a Página/12 uno de los intendentes que más cerca se ubica de Solá y que ve en la actitud duhaldista algo más que una simple disputa partidaria. Los felipistas, decididos a dar batalla, afirman que “el Cabezón sacó mal las cuentas”, para referirse a que Duhalde aseguraba que en caso de ruptura Solá sólo mantendría un 10 por ciento de la estructura partidaria. Los seguidores del gobernador dicen manejar un tercio de las fuerzas, contando al interior de la provincia.
El nivel de adhesión partidaria que Duhalde reunió en una solicitada publicada ayer, también tiene una explicación para los felipistas: que la misma fue mutilada. “Sacaron un párrafo completo que decía que ‘acompañamos la conducción nacional llevada adelante por el presidente Kirchner y la conducción provincial llevada adelante por el gobernador Solá’, además de la referencia a la tarea de Duhalde en favor de la unidad latinoamericana. Pero la eliminación de esa frase hizo desaparecer a Solá del texto que firmaron todos”, explicó a este diario uno de los principales referentes del gobernador en el sur del conurbano.
Otros, como los intendentes Carlos Selva (Mercedes), Alexis Guerrera (General Pinto) y Marcelo Coronel (General Rodríguez), hablaron con el ministro de gobierno provincial, Florencio Randazzo, para desmentir que hayan firmado esa solicitada. Sin embargo, una fuente del duhaldismo admitió a Página/12 que “un enviado de (Hugo) Curto” fue el encargado de convencer a Coronel que firme la adhesión duhaldista en ese municipio del tercer cordón del conurbano.
El intendente de Moreno, Andrés Arregui, también apareció en la solicitada a pesar de que el día anterior había compartido la tribuna con el propio Solá y Kirchner en la entrega de subsidios para habitantes de su distrito. “Arregui es hombre de Mariano West, un felipista de primera hora”, afirmaron dirigentes justicialistas de ese distrito para explicar la excelente relación entre el intendente, el senador provincial y el gobernador, y también lo inexplicable: su firma en la solicitada duhaldista.
“Se dio vuelta en el aire. Fue un golpe muy feo.” La frase corresponde a un intendente felipista del conurbano para referirse a la deserción de uno de sus pares: Raúl Alfredo Othacehé. El intendente de Merlo era uno de los principales referentes de la línea interna recientemente formada por Solá y a quien el propio gobernador le había encomendado organizar su estructura en la poderosa primera sección electoral. Una tarea que ahora estará a cargo del actual director de Escuelas, Mario Oporto.
Después de la pelea en la Legislatura y antes que apareciera la solicitada en los diarios, varios intendentes duhaldistas de excelente relación con Kirchner cenaron con el Presidente en Olivos. Hugo Curto (Tres de Febrero), Alberto Descalzo (Ituzaingó) y Julio Pereyra (Florencio Varela) también compartieron la velada con el diputado José María Díaz Bancalari y otros funcionarios del gabinete. Allí tampoco faltaron las referencias a la crisis bonaerense.
La preocupación de Kirchner, que también había estado con Solá, pasó por la gobernabilidad de la provincia. Curto, que extrañamente no apareció con su firma en la solicitada, fue contundente cuando le brindó su opinión al Presidente: “Solá nos declaró la guerra, perdió la cabeza. Nosotros lo llevamos a la gobernación y ahora nos dice que somos parte del pasado”.