Jue 06.01.2005

EL PAíS  › JUAN JOSE ALVAREZ ASUMIRA LA SECRETARIA DE SEGURIDAD PORTEÑA

Para que la ciudad tenga policía

El ex ministro de Justicia y Seguridad de la Nación asumirá mañana. Presentó un plan que contempla traspasar a la ciudad el área de seguridad metropolitana de la Federal. En Interior dicen que eso será lento. La trama de su designación. Su reconciliación con el Presidente. Ibarra se reunió con Kirchner y recibirá a los familiares de las víctimas.

› Por Sergio Moreno

El jefe de Gobierno porteño ofreció anteayer al diputado nacional y ex ministro de Justicia y Seguridad de la Nación Juan José Alvarez el cargo de secretario de Seguridad y Justicia de la ciudad, vacante desde la renuncia de Juan Carlos López. Alvarez prepara un plan de gestión –que será presentado entre hoy y mañana–, uno de cuyos puntos centrales es el traspaso del área de seguridad metropolitana de la Policía Federal y de Bomberos a la órbita de la ciudad. Mientras que en el gobierno porteño se ilusionan con la propuesta, desde el Ministerio del Interior dijeron a Página/12 que “tenemos la vocación de que en algún momento se traspase un sector de la Federal a la ciudad, pero no vamos a hacer locuras ni a apresurarnos”. Alvarez asumirá el cargo mañana.
Juan Carlos López fue la primera baja del gabinete porteño tras la tragedia de la disco República Cromañón, que se llevó, hasta ahora, la vida de 187 personas, niños y jóvenes en su mayoría. Las consecuencias del mortífero incendio sumieron al gobierno local en una crisis de la cual aún no ha salido.
En ese marco, anteayer a las seis de la mañana Ibarra se reunió con sus colaboradores más cercanos en casa de su jefe de Gabinete, Raúl Fernández. Allí estaban, además de Ibarra y Fernández, el vicejefe de Gobierno a cargo también de la Secretaría de Promoción Social, Jorge Telerman; Eduardo Epsztein, secretario de Desarrollo Económico; Roberto Feletti, secretario de Planificación y Obras Públicas; Laura Moresi, presidenta del bloque ibarrista de la Legislatura, y Daniel Rosso, subsecretario de Comunicación Social. En el encuentro se discutió cómo ampliar la sustentabilidad política del gobierno, debilitado tras la crisis. “Y con (Mauricio) Macri jugando abiertamente a convertirla en crisis institucional y tratar de tumbar al gobierno”, dijo un colaborador cercano a Ibarra, en relación con la intención del empresario de forzar el juicio político del jefe de Gobierno.
En la tormenta de ideas porteña surgió la chance de ofrecerle el cargo a Alvarez. El nombre del ex ministro había sido pronunciado en la reunión por Telerman. El vicejefe de Gobierno, anticipándose, previamente a nombrarlo lo había llamado a Punta del Este, donde Alvarez tomaba sus vacaciones, para consultarle la posibilidad de proponerlo como reemplazo de López.
–Sí. Pero primero quiero presentar un plan y que me lo aprueben –dijo Alvarez.
–Bueno. Pero si Aníbal está de acuerdo, debemos consensuarlo con el gobierno nacional. ¿Cómo está tu relación ahí? –preguntó Telerman.
–No hay problemas –respondió el candidato.
Con la venia del hombre en cuestión, Ibarra se comunicó con el jefe de Gabinete del gobierno nacional, Alberto Fernández, para cerrar la designación. El jefe de Gabinete le mostró un apoyo “sin fisuras”. Fernández había mantenido semanas atrás una reunión con Alvarez, donde el ex ministro le había comentado un intento de cooptación por parte de Macri. El empresario lo había tentado para que encabece la lista macrista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires. Alvarez lo rechazó argumentando que él apoyaba al gobierno nacional y así se lo hizo saber a Alberto Fernández. Esa charla fue el comienzo de la reconciliación con Kirchner.

Viejas cuitas

El Presidente atesoraba hacia Alvarez una inquina nacida en épocas de la campaña electoral del 2002/03. Alvarez y el actual ministro de Defensa, José Pampuro, fueron los primeros miembros del gabinete duhaldista que apoyaron la candidatura presidencial del patagónico y se lanzaron a convencer al caudillo bonaerense de que lo apoye con toda su estructurapolítica. Alvarez intentó ser compañero de fórmula de Kir- chner. La elección fue otra y ambos comenzaron a distanciarse.
El peor momento de la relación llegó durante la gestión de Alvarez como ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, en 2003. El gobernador Felipe Solá había consensuado su nombramiento con Eduardo Duhalde. La inseguridad asolaba la provincia y aún no habían secuestrado y asesinado a Axel Blumberg.
Kirchner dispuso avanzar sobre Alvarez. Se involucró personalmente en la lucha contra la inseguridad del distrito y presionó a Solá para que eyectara a Alvarez del cargo. La movida fue demoledora y el gobernador debió desprenderse de su ministro.
Ahora las cosas parecen haber cambiado.
Kirchner y Alberto Fernández conversaron sobre la propuesta de los porteños. El Presidente también charló del tema anteanoche con el ministro del Interior, Aníbal Fernández, quien debería ser la contraparte nacional de Alvarez y deberían coordinar tareas. Aníbal Fernández derramó halagos en quien fuera su compañero de gabinete provincial en los oscuros tiempos de la gobernación de Carlos Ruckauf y en los tumultuosos de la presidencia interina de Duhalde.
Desde la Casa Rosada salió el OK, que fue profundizado ayer a la tarde, en una reunión que mantuvieron Kirchner e Ibarra, donde hablaron de la evolución de la situación desde la infausta noche del 30 de diciembre. Allí el Presidente le transmitió el pedido de los familiares de las víctimas que quieren ser recibidos por el jefe de Gobierno porteño (ayer mismo comenzaron a convocarlos). Además, los habitantes de ambos lados de la Plaza de Mayo cambiaron impresiones sobre Alvarez y su plan de gestión, particularmente el traspaso de la policía a la ciudad.
Cuando Ibarra vio la luz verde en la Casa Rosada, antes de reunirse con Kirchner, siguió con el plan consensuado en la madrugada de la noche anterior en casa de Raúl Fernández: juntar masa crítica política y hablar con los dirigentes que tengan influencia sobre los distintos sectores de la ciudad. Entonces Ibarra se comunicó con Eduardo Duhalde, a quien también le adelantó la idea sobre la posible designación de Juan José Alvarez. El ex presidente se mostró encantado.

El regreso

Alvarez se mostró entusiasmado con la propuesta. Mientras vigilaba la evolución del novio de su hija (uno de los heridos en el recital de Callejeros en República Cromañón), puso a su ex segundo en la provincia, Diego Gorgal, a perfeccionar el plan para la ciudad. Gorgal será su subsecretario.
Ayer por la mañana, el inminente funcionario recorrió los pasillos del poder. Primero vio al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y luego a Kirchner. También se reunió con el secretario de Seguridad de la Nación, Alberto Iribarne, y conversó con el jefe de la Policía Federal, Norberto Vallecas. Trascartón, mantuvo un encuentro de 40 minutos con Ibarra, en el Palacio Municipal, donde conversaron sobre el núcleo central de su plan: el traspaso de la Superintendencia de Seguridad Metropolitana y la Superintendencia Federal de Bomberos de la Policía Federal a la ciudad. Ibarra le recordó que deberá hacerse cargo del cuerpo de inspectores de la ciudad y de las faenas de los mismos, hoy en el ojo del huracán.
A ambas márgenes de la Plaza de Mayo evaluaron tres condiciones que, a su entender, concentra Alvarez para ocupar el cargo. Dijeron: “Primero, tiene idoneidad, conoce el área largamente; en segundo lugar, tiene entidad política y personal siendo una figura política fuerte, de rango nacional, y tercero, agrega un componente nuevo de sustentación política”.
Mañana, Alvarez regresará a la gran vidriera nacional en medio de una crisis profunda y dolorosa.

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