EL PAíS
› NORA CORTIÑAS DECLARO EN EL JUICIO CONTRA SCILINGO
“La ausencia es irreparable”
Cortiñas, dirigente de Madres de Plaza Mayo Línea Fundadora, declaró en videoconferencia desde Comodoro Py a la Audiencia de Madrid. También prestaron testimonio dos sobrevivientes.
“La ausencia es irreparable.” La voz de la integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, se entrecortó mientras terminaba su declaración en el juicio que enfrenta en España el represor Adolfo Scilingo. Por un breve segundo se hizo un gran silencio en la Audiencia de Madrid, representada a través de la pantalla que se instaló en el centro de la sala en Comodoro Py para facilitar los testimonios por videoconferencia. Ayer, junto a Cortiñas, también se presentaron los sobrevivientes Lisandro Cubas y Norberto Urso. Por su parte, Carlos Slepoy, abogado de la Acusación Popular, adelantó a Página/12 que para la semana que viene la Justicia ibérica tiene previsto comenzar con las presentaciones de los testigos citados por la defensa, entre los que encontraría el ex jefe del Estado Mayor de la Armada, Jorge Ferrer.
“Los abogados, como estaban con miedo, no firmaban los hábeas corpus. Por ello lo tuvimos que presentar sin firma. Yo pedía que la foto de mi hijo, que había sido secuestrado, apareciera en los periódicos. La respuesta era que no estaba detenido. Inmediatamente fuimos a ver al jefe de la Armada, Emilio Massera, pero nos recibió el contraalmirante Horacio Zaratiegui. El nos mostró un archivo con las denuncias y la información que manejaban. Pero nos dijo que Videla no dejaba brindarla.” Cortiñas reiteró el relato que en 1997 dio ante el juez español Baltasar Garzón, intentando resumir aquellas trágicas primeras horas que debió enfrentar tras el secuestro de su hijo Carlos, el 15 de abril de 1977.
Unos minutos después, ante la pregunta de los abogados acusadores, la declaración se orientó al secuestro de la fundadora de Madres, Azucena Villaflor, y de las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, facilitado con la infiltración del ex oficial de Marina Alfredo Astiz. La maniobra formó parte del macabro plan organizado para quebrar la lucha de los familiares. “El 8 de diciembre de 1977 estábamos en la iglesia Santa Cruz recolectando plata para publicar una solicitada. Ahí entró Astiz, que había dicho que era hermano de un desaparecido, y con un billete señalaba a la gente que se tenían que llevar”, describió la dirigente, en contraste con las versiones que sostienen que fue un beso la señal elegida por el “Cuervo” para marcarlos. “Ese día se llevaron a once familiares. Azucena y Leonie Duquet desaparecieron dos días más tarde. Sólo eran familiares que buscaban desaparecidos”, concluyó.
Otro de los testimonios que se escuchó en el tribunal porteño fue el de Lisandro Cubas, que permaneció detenido durante tres años en la ESMA. Allí formó parte del denominado “proceso de recuperación” a través del que se buscó “recuperar los valores cristianos” de varios detenidos. “Como parte de este programa, tuve que hacer distintos tipos de tareas como desgrabar escuchas hechas por el Servicio de Inteligencia de la Marina”, detalló Cubas, que también citó los vuelos de la muerte. “Una vez me trasladaron a una base naval en el sur. Allá amenazaron con ‘vacunarme’ para ser ‘trasladado’. Yo ya sabía lo que eso significaba. Cuando me llevaron de vuelta a la ESMA me metieron en un avión de carga. No podía dejar de pensar que en cualquier momento abrían las compuertas y me tiraban.”
Según el itinerante cronograma dispuesto por la Justicia española, la ronda de testigos citados por la parte querellante cerraría a comienzos de la semana que viene con las declaraciones de Julio Strassera y la titular de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, entre otros. De cumplirse los plazos, el jueves deberán presentarse los testigos convocados por la defensa de Scilingo. Slepoy precisó que se trata de ex integrantes de las Fuerzas Armadas, casi todos actualmente procesados, entre los que se encontrarían el ex jefe del Estado Mayor de la Armada Jorge Ferrer, el oficial Carlos Daviou y el abogado Gonzalo Torres Tolosa. De acuerdo con el testimonio que dio Scilingo en 1997, los dos últimos participaron con él en dos vuelos de la muerte.
Informe: Carolina Keve.