EL PAíS
Un millón de buenas razones
Los trabajadores de Zanon invirtieron un millón de pesos en mantenimiento. En las próximas semanas enfrentan una crucial decisión judicial sobre el destino de la fábrica.
› Por Laura Vales
Los trabajadores de Zanon invirtieron un millón de pesos en la puesta a punto de la fábrica. Después de ocho años sin mantenimiento preventivo –el antiguo dueño no lo hacía desde el ’96 ni ellos lo habían podido concretar después–, la cooperativa obrera hizo una parada para poner todo en condiciones. El millón invertido corresponde a ganancias obtenidas por su gestión.
En el diseño de las obras intervinieron ingenieros de la Universidad Nacional del Comahue y el economista Pablo Levin, de la UBA. Como es tradición en la vida interna de la fábrica, el tema fue discutido y aprobado en asambleas. Uno de los objetivos de los trabajadores es posicionarse para la pelea de fondo por la tenencia de la fábrica, sobre la cual se acerca una definición.
Cerámicas Zanon es la mayor planta industrial de Neuquén. Hasta hace tres años fue manejada por una sociedad encabezada por Luis Zanon, el antiguo dueño del Ital Park. Luego de su cierre los trabajadores la reabrieron, pero a diferencia de otras empresas recuperadas no fue expropiada. Tiene pendiente todavía un juicio por deudas millonarias, en el que hay cuatro actores que reclaman su posesión o tienen fuertes intereses en cómo se defina el concurso: Luis Zanon, que quiere volver; el gobernador Jorge Sobisch, que reclama la deuda que Zanon tiene con su provincia; el gobierno nacional, que también tiene deudas a recuperar, y el Banco Mundial.
Los trabajadores, a cargo de la fábrica desde el 2001, han presentado una propuesta para la expropiación. Plantean que la tenencia de la fábrica se traspase a su cooperativa. Su principal argumento está vinculado a los buenos resultados de su gestión: desde que manejan la fábrica mantuvieron los puestos de empleo que estuvieron por perderse con el cierre y luego los aumentaron de 260 a 447. Establecieron un sueldo básico de 950 pesos, con el transporte y la comida pagas. Bajaron el índice de accidentes laborales, que pasaron de un muerto y 300 heridos por año en la época de la patronal a 30 heridos leves en la actualidad. De los nuevos puestos de trabajo destinaron una parte a dar cabida a organizaciones de desocupados, de discapacitados y a la comunidad mapuche. De la misma manera, establecieron convenios con las universidades mencionadas para realizar trabajos con desarrollo en lo técnico.
En el caso del mantenimiento, dijo Raúl Godoy, titular del gremio ceramista, cubrieron el millón de pesos de la inversión “con los ahorros de diciembre y enero, sin tocar los sueldos, pagando los aguinaldos y las vacaciones”. Las obras estuvieron centradas en los hornos, la presa y los atomizadores. Como la mayoría de las máquinas son italianas, los repuestos debieron comprarse en aquel país y también se adquirieron algunos insumos en Brasil y la Argentina.
¿Por qué sostienen que la situación de fondo va a definirse este año? El juzgado comercial que lleva el concurso estableció que entre el 18 de enero y el 25 de febrero Zanon debe presentar su última oferta a los acreedores. No se considera del todo probable que pueda llegar a un acuerdo. El empresario tiene una condena por lock out patronal (por haber cerrado la fábrica), fue desplazado del directorio y le dictaron la quiebra personal por otras deudas no vinculadas a este caso. De todas formas, la falta de acuerdo no significaría necesariamente el final del conflicto por la fábrica: el gobernador Sobisch ya ha pedido su desalojo. En cuanto al Banco Mundial, la posición que tomará es un misterio. Lo que finalmente sucederá depende en buena medida de lo que resuelva el organismo. En la década pasada otorgó préstamos a Zanon y hoy es el principal acreedor en el juicio comercial.