Jue 24.02.2005

EL PAíS  › MARCELO SAIN, TITULAR DE LA NUEVA
POLICIA AEROPORTUARIA, ANALIZA EL NARCOGATE

“Acá hubo corrupción institucionalizada”

El flamante interventor sostiene que las fallas en los controles se deben a ineficiencia estructural y a la ausencia del Estado cincelado en los ’90. En este reportaje cuenta qué pasará con los 2200 hombres de la ex PAN, de su relación con Eurnekian, de su idea de la nueva fuerza de seguridad y de los plazos. Ya tuvo amenazas.

› Por Diego Schurman

La oficina esta despojada de todo. Bibliotecas sin libros, paredes huérfanas de ornamentos y un modular pidiendo compañía para un florero vacío. Se nota que Marcelo Saín no lleva ni un día al frente de la flamante Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Pero rápidamente rellena cada espacio con definiciones sobre cómo reconstruir la autoridad en las aeroestaciones, como la de Ezeiza, donde cuatro valijas repletas de cocaína pudieron atravesar todos los controles sin ser detectadas, o sin querer ser detectadas.
–¿Qué es lo primero que va a hacer?
–Voy a meter bisturí.
–Eso es lo que le pidió Kirchner. ¿Qué significa exactamente?
–El Presidente sabe que el Estado está en una enorme deficiencia en materia de seguridad aeroportuaria. Y que no sólo tiene que ver con la ausencia de una autoridad institucional, que coordine, regule y establezca la política del sector, sino también con la necesidad de reconstruir el Estado frente a las empresas privadas que prestan algún tipo de servicio en la zona aeroportuaria, y que por ello tienen alguna incidencia en la seguridad aeroportuaria.
–¿La ausencia del Estado fue deliberada?
–En el ’90, en el momento de la globalización más fuerte, y también de la trasnacionalización del delito, se desarticuló el Estado. En ese momento era cuando más hacía falta reforzar y modernizar el esquema de seguridad aeroportuaria. Más aún cuando hubo dos hechos terroristas como los que tuvimos (AMIA y la Embajada de Israel). En ese momento la seguridad comenzó a estar “garantizada”, lo digo en la forma no en los hechos, por empresas privadas prestatarias de algunos servicios. Y esto tiene que ser revisado.
–La pregunta es si, en el juego de presiones, será posible.
–El Presidente me dijo “yo tengo las manos limpias y libres y vos tenés las manos limpias y libres y tenés todo el respaldo político nuestro para ir adelante con aquello que te choqués”.
–El análisis sobre los ’90 fue claro. Ahora, si no salía a la luz lo de las valijas de Southern Winds, probablemente la seguridad aeroportuaria no se hubiese modificado.
–Ante una situación de crisis otros mandatarios esperaban que el tembladeral dejara de salir en los medios, administraban la coyuntura y eventualmente ajustaban alguna clavija. No más. Acá, en cambio, el Presidente colocó el tema en la agenda. Así creó una fuerza y estableció una conducción civil, y esto es un hecho histórico.
–¿Qué pensó cuando se enteró del contrabando de droga?
–Da cuenta del accionar de bandas de narcotraficantes. Este hecho demuestra, básicamente, que ha habido corrupción institucionalizada.
–¿Sospecha entonces que lo de las cuatro valijas es una parte de algo mayor?
–Es muy probable que así sea, y aparte lo dijo el juez. Pero insisto: todo esto fue posible porque no había Estado.
–¿Esto es un nido de corrupción?
–No. Es un nido de deficiencias. Y la deficiencia alimenta la corrupción. Pero esta intervención no cree que sólo haya que atacar la corrupción que tiene que ver con el envío de mil kilos de cocaína, sino con el contrabando de un chocolatín. Esto le dije hoy a quien fuera subdirector de la PAN.
–¿Y qué le respondió?
–Que estaba de acuerdo.
–¿Escuchó de gente de la ex PAN alguna autocrítica?
–No. Aunque sí dicen que hay que ajustar algunas cosas. Lo importante es que ellos no creen que hay problemas de carencia de medios sino que el sistema no funcionaba bien.
–¿Creó resquemores en la ex PAN que un civil conduzca a hombres ligados a la Fuerza Aérea?
–No. Pero por las dudas les dije que no iba a tolerar ningún tipo de cuestionamientos. El que no se subordine se va.
–¿Qué hará la PSA en relación con Southern Winds?
–Todavía no tengo información detallada del tema. Pero cuando la tenga se lo voy a decir al juez.
–¿Usted se hace cargo de las críticas al secretario de Transporte, Ricardo Jaime?
–Jaime es un hombre que conoce la actividad aerocomercial, debo trabajar codo a codo con él. Hubo una muestra de confianza contundente del Presidente. Y a mí eso me basta. Pero déjeme aclarar algo, la agenda de la intervención no la marca SW. Ese es un asunto del juez Liporace.
–¿La ex PAN fue responsable de lo ocurrido?
–No. La policía estructuró un sistema de seguridad insuficiente e ineficiente. Si eventualmente hubiera responsabilidad será de carácter individual o grupal y será objeto de investigación judicial. Y en esto quiero ser claro. Nosotros le vamos a garantizar al juez todos los elementos que necesite para la investigación de los hechos. De hecho hoy me llegó una solicitud del magistrado de información sensible acerca justamente de estas cuestiones. Es conveniente para el Gobierno que esto se esclarezca, porque no hay ningún compromiso político institucional con es estos hechos.
–¿Y si apareciera a algún funcionario vinculado?
–Si apareciera, por omisión, negligencia o dolo, no me cabe la menor duda de que el Presidente va ir muy fuerte. Pero nosotros no podemos iniciar una investigación paralela a una que ya está judicializada. Tenemos que colaborar con el juez, tener una actitud abierta.
–La conferencia de prensa donde Pampuro respaldó a la PAN y a la Fuerza Aérea pareció lo contrario. Fue una actitud casi corporativa.
–Yo no voy a juzgar el desempeño de Pampuro, a quien me une una relación afectuosa y ahora de trabajo. Kirchner luego respondió a la crisis.
–Me quiero detener en la foto, no en el desarrollo de la película.
–Yo no estaba con la primera foto (se ríe). Pero, en serio, yo no quiero personalizar esto. Para mí este cargo es un honor. Me llamaron todos los ministros, Parrilli, Zannini, Pampuro, Aníbal y Alberto Fernández, con quien ya venía trabajando. El Gobierno no puede tomar la revisión del sistema de seguridad de un día para el otro. Las reformas en el plano militar son mucho más tangibles porque tenemos una guerra cada 150 años, pero en materia de seguridad la guerra la tenemos todos los días. Uno de los elementos que yo le sugerí al jefe de Gabinete era que el cambio no se agotara en el mero traspaso sino en la reconversión funcional de la fuerza, para volverla moderna. Esto al Presidente lo sedujo. Ahí fue cuando me dijo “vos andá para adelante, vos sos el tipo que sabés”.
–¿Cuáles son los cambios que se incluirán en el proyecto de ley que elevará al Congreso?
–Voy a presentar un nuevo sistema de seguridad aeroportuario. Debe crearse una autoridad de aplicación que regule, coordine y conduzca todos el esfuerzo de las distintas agencias federales de seguridad dentro de la esfera aeroportuaria. Ese conjunto de fuerzas (Aduana, Migraciones, Interpol Policía Federal, Inteligencia de Estado, y Policía de Seguridad Aeroportuaria) tiene que estar subordinado a una autoridad política. De esta task force, por así decirlo, la PSA va a ser la estructura policial básica, y tal estructurante. El segundo desafío es crear esa policía.
–Había una sensación de que cada área tenía su “quintita”, dicho en el peor de los sentidos.
–Sí, en términos de sociología organizacional: había una desconexión de trabajo enorme.
–¿Deliberada?
–No creo. No había una concertación maléfica que hace que las distintas agencias no colaboren entre sí. Había históricamente una fragmentación y falta de autoridad que gobierne todos el sistema.
–¿No es ingenuo planteado así? Lo digo porque es precisamente esa desconexión lo que puede favorecer el delito.
–La deficiencia de las fuerzas de seguridad alimenta y facilita la corrupción. Por eso estamos reconstruyendo.
–¿La “profesionalización” de la PSA significa el desplazamiento de los 2200 agentes de la ex PAN?
–No hay profesionalización si no se define el perfil de la institución.
Pero el personal es un capítulo central de la reconversión de la PSA. Y será sobre la base de dos esferas: seguridad preventiva y compleja aeroportuaria. Estarán aquellos policías uniformados abocados a tareas de control de equipajes, de bultos, o sea con tareas preventivas. Y otros que estarán en la investigación de formas del delito organizado, o terrorismo trasnacional. Le anticipo que seguramente habrá reclutamiento de gente y también podrá haber salidas de aquellos que prefieran seguir la carrera en la Fuerza Aérea.
–¿Va a haber cambios por “arriba”, más allá del personal?
–Sí. En la comisión que presido, que integran Pampuro, Aníbal y Alberto Fernández, vamos a decidirlos. Va a haber cinco direcciones generales en manos de civiles.
–¿Va a haber agentes de la SIDE en la PSA?
–No. Vamos a hacer mesas de trabajo con todos los organismos de seguridad. Pero vamos a tener nuestra propia inteligencia. Sin agobiar con detalles técnicos: la inteligencia que nosotros produzcamos acá va a ser trasladada a la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal que se está estructurando en el Ministerio de Interior.
–¿Le asusta desembarcar en un lugar donde aparecen nombres como Yabrán?
–Yo me llamo Saín. No me asusta.
–¿Lo toma con un trabajo más?
–Sí. Yo soy como un cirujano: cuando va a una operación de hígado es como si cortara un churrasco, porque está habituado al tema. Y esto por ahí asusta a los que no están habituados al tema de seguridad. Toda actividad tiene su riesgo. El ministro de Economía de la Argentina vive en riesgo permanentemente. Además ahora tengo un fuerte apoyo político.
–¿No fue el caso cuando estuvo en la provincia de Buenos Aires?
–No fue el caso.
–Ayer Solá lo respaldó públicamente, aunque, a diferencia de lo que usted sostenía cuando era su funcionario, negó vínculo entre la política y el delito.
–Agradezco su apoyo y me alegro mucho de que en la provincia de Buenos Aires ya no haya vinculación entre la política y el delito...
–¿Tuvo algún episodio conflictivo desde que se conoció su nombramiento?
–Alguna llamadita telefónica. Una musiquita militar. Pero como yo soy hijo de una persona que fue muchos años suboficial del Ejército y después suboficial de la Policía Federal, conozco mucho las marchas, porque las escuchaba cuando iba a ver a mi viejo.
–¿Comparte con Kirchner el desplazamiento de la cúpula de la Fuerza Aérea?
–El Presidente no podía estar desinformado por parte de la autoridad primaria que hacía la seguridad aeroportuaria. Pero el Presidente no hizo sólo el correctivo por esa omisión: intervino, creó una nueva fuerza y puso conducción civil.
–¿Pero está bien que rueden muchas más cabezas que la del ahora ex jefe de la fuerza, Carlos Rohde?
–Eso ya es decisión de política militar.
–En su primer día en el cargo, el sucesor de Rohde, Eduardo Schiaffino, ya recibió críticas de Kirchner por su discurso. Le dijo que le parecía una “fantochada” por su agradecimiento a Rohde...
–...
–¿Habló con Eurnekian, el dueño de la concesionaria de los aeropuertos?
–No. Ya lo voy a hacer. Voy a hablar con todos, quédese tranquilo.

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