Lun 28.02.2005

EL PAíS  › EL JEFE DE SEGURIDAD DE SW IMPIDIO QUE BELTRAME EMBARCARA OTRAS VALIJAS

Otras valijas sin control y sin escándalo

Poco antes del caso de las valijas voladoras, Beltrame hijo intentó subir cuatro valijas al avión de SW sin pasarlas por la Aduana. Se lo impidió el jefe de Seguridad de SW, quien en dos oportunidades pidió que lo despidieran. Pero Beltrame siguió en su puesto.

Por Alejandra Dandan
y Raúl Kollmann

Pocos días antes de que subieran las cuatro valijas con los 60 kilos de cocaína al avión de Southern Winds (SW), el jefe de Seguridad de la empresa, Ricardo Caso, protagonizó un duro enfrentamiento con el ex prófugo y ahora detenido Walter Beltrame, hijo del jefe de la Fuerza Aérea en Ezeiza, comodoro Alberto Beltrame. Caso increpó en forma áspera a Beltrame porque éste intentó subir al avión, directamente desde la pista, cuatro valijas que no habían pasado control alguno. El diálogo fue trepando de tono y finalmente se impuso la postura de Ricardo Caso, quien no permitió que las valijas viajen a España. Sin embargo, el incidente no terminó allí. El jefe de Seguridad hizo un informe por escrito y en dos oportunidades pidió una sanción y el despido de Beltrame. Curiosamente, el hijo del jefe de Ezeiza quedó firme en su puesto, lo que demuestra que tenía anchas espaldas, apoyos de mucho peso, en una movida idéntica a la que después quedó al descubierto y con la que se enviaron los 60 kilos de cocaína a España. Ricardo Caso relató en forma detallada este incidente vital para la causa ante el juez Carlos Liporace.
Tras estar 50 días prófugo, casi sin necesidad de esconderse porque estuvo en propiedades de su familia en Córdoba, Beltrame se entregó hace diez días. Ahora, Liporace debe resolver si le dicta la prisión preventiva como imputado por el delito de contrabando de drogas. El relato de Ricardo Caso es un indicio muy fuerte en su contra y debería ser fácil de comprobar, porque el jefe de Seguridad no afirma que pidió la sanción y el despido de Beltrame en forma oral, sino por escrito.
Además, lo que dice Caso daría algunas pautas sobre aspectos del envío de cocaína que hasta ahora no están claros:

- Tal como le adelantaron expertos en seguridad a Página/12, el relato del jefe de Seguridad confirmaría que las valijas no pasaron por ningún scanner, sino que se eludió cualquier control haciéndolas llegar al avión en forma directa. Los scanners muestran en naranja si dentro de una valija hay una sustancia orgánica. Y la cocaína lo es. Por lo tanto era demasiado arriesgado hacer pasar por los rayos una mercancía valuada en tres millones de dólares. Eso es lo que llevó a los especialistas a opinar que las valijas fueron del mostrador de SW a la pista y al avión en forma directa. De todas maneras, el sumario interno de la empresa indica que pasaron por cinco scanners de TAS y el control de la PAN, lo que sería otro indicio de la forma en que se trató de diluir responsabilidades.

- Beltrame habría tenido facilidades para hacer pasar las valijas por canales no controlados, justamente porque era el hijo del jefe del Aeropuerto. El episodio relatado por el jefe de Seguridad de SW refuerza esa hipótesis.

- Jueces en lo Penal Económico le explicaron a este diario que cuando se envía semejante cantidad de droga, viaja al destino también un control, o sea alguien de la banda de narcos que verifica que las cosas salgan como tienen que salir y que nadie se robe las valijas. El viaje del control –siempre según el diagnóstico de los jueces con amplia experiencia en la materia– se produce antes o en el mismo vuelo que la cocaína. En este caso, el dato es que Beltrame voló a España el 14 de septiembre y estaba en el Aeropuerto de Barajas el 17, cuando llegó el vuelo con la droga.

- En la causa hay evidencia sólida de que Beltrame, antes de viajar, dejó instrucciones de que las valijas debían ser subidas al avión. También hay declaraciones testimoniales de que el mismo día del vuelo llamó desde España para asegurarse de que los bultos fueran embarcados en la aeronave de SW.

- El incidente le indicaría al juez que las cosas no fueron como hoy alega Beltrame hijo. El sostiene que no sabía que en las valijas iba cocaína y que se subieron al avión por orden superior. En ese caso, Beltrame hubiera rechazado las acusaciones del jefe de Seguridad, habría enviado las valijas en forma oficial, controles mediante, y no habría habido denuncia en su contra por escrito.
- El control de la Policía Aeronáutica Nacional fue inexistente. Se podían pasar valijas directamente a la pista y al avión. Eso significa que en Ezeiza había un colador por el que pasó la cocaína –podría haber sido explosivo– y sólo fue frenado esa vez por el jefe de Seguridad Ricardo Caso. Por eso existen fuentes judiciales que sostienen la hipótesis de la connivencia para el éxito del embarque de –por lo menos– tres actores: SW, TAS y la fuerza militar.

- El borrado de los videos de las 190 cámaras de seguridad resultó clave. Esas imágenes hubieran reflejado exactamente cómo las valijas pasaron burlando los rayos y cualquier otro control (quizás, ahora, tras un trabajo de expertos, puedan recuperarse las imágenes del paso de las valijas).

- Si el incidente ocurrió tal como lo relata Ricardo Caso, no hay dudas de que Beltrame tenía respaldo de hombres clave en la jerarquía de SW. Se sabe que era estrecha la relación con el detenido Fernando Arriete, quien lo hizo entrar a la compañía, seguramente por pedido de su padre. Pero lo más probable es que semejante pedido de sanción y despido haya llegado, además, a otras manos jerárquicas de SW, lo que llevaría a pensar que la operación del envío de cocaína no fue sólo obra de un par de empleados infieles.

- Para rematar, Ricardo Caso declaró judicialmente el 29 de octubre: “La función de Beltrame nunca estuvo bien definida en la empresa. Falló el sistema, no se tuvo en cuenta la seguridad de la empresa y no se midió el peligro de lo realizado”. Tácitamente está diciendo que Beltrame tuvo que ver con la droga, pero que un superior lo ubicó, sin función definida, en un puesto clave para que, justamente, realizara las operaciones de envío de cocaína.

- El 5 de octubre, la empresa ya había entregado a Beltrame, obviamente porque el escándalo se desató con el descubrimiento de la droga en España.
La repercusión pública y judicial estaba cantada. Ese día SW presentó el resultado del sumario interno, con los nombres de los supuestos responsables del envió de la droga: Arriete y Beltrame. En ese momento, Arriete ya había declarado internamente que las valijas iban dirigidas a la pareja de españoles ahora detenidos en España por otra causa de drogas. Lo que la empresa no reconoció hasta ahora es que los españoles no sólo eran el contacto de Beltrame, eran además dos de los únicos siete pasajeros frecuentes de SW. Por si fuera poco, además, volvieron a Buenos Aires entre la última semana de noviembre y la primera de diciembre en un vuelo de SW después de la denuncia judicial. Para entonces, supuestamente la empresa sabía perfectamente de quiénes se trataba.
Todos estos datos tienen importancia porque la investigación debe definirse entre las dos hipótesis que se barajan:

- Los detenidos Fernando Arriete y Walter Beltrame manejaban la operación de la cocaína. Arriete tenía poder para ordenar que subieran las valijas a los aviones y Beltrame era quien, en Ezeiza, hacía cumplir esas órdenes. Se trataba de dos personas ubicadas en puestos clave y con poder suficiente para lograr que las valijas fueran directamente a las aeronaves, sin pasar siquiera por los scanners. Además, Arriete debería haber tenido autoridad como para parar el pedido de sanción y despido contra Beltrame. La operación se completaba con Beltrame viajando a España y supuestamente supervisando allí la entrega de las valijas. El otro empleado en la mira es Claudio Tamburrini, ubicado en un puesto jerárquico en Barajas y contacto con los dos españoles a los que después detuvieron con 16 kilos de cocaína.Si esta hipótesis es cierta, se trata de una organización infiltrada en SW e integrada por empleados infieles.

- La otra hipótesis es que Arriete era la mano derecha de Maggio y operaba bajo las órdenes directas de éste. Había una estructura en la que, además de vender pasajes, la compañía se beneficiaba del tráfico de drogas. A eso apuntan quienes señalan las irregularidades del vuelo a Tacna y los que sostienen que los Maggio hicieron la denuncia de lo ocurrido cuando ya no tuvieron más remedio, 20 días después de que la droga fuese descubierta por la Guardia Civil española. En ese esquema creen que SW era una empresa muy personalista en la que Maggio sabía todo y que eso es lo que explica que se haya parado cualquier sanción contra Beltrame.

La declaración de Caso también pone sobre el tapete a Beltrame (padre), a quien se le pedirán explicaciones. Los expertos en seguridad, aduaneros y jueces consultados por este diario consideran que es muy difícil que no haya estado enterado de lo que ocurría con su hijo en el aeropuerto que estaba bajo su mando. Además, tendrá que explicar cómo es que su vástago estuvo prófugo casi dos meses, la ineficiencia llamativa de la PAN y el hecho de que no haya dictado una orden contundente, no bien ocurrieron las cosas, de preservar las cintas de video. Tampoco la Fuerza Aérea ha podido explicar cómo dejó en su puesto al jefe de Ezeiza durante los meses en que su hijo no sólo estuvo imputado por tráfico de drogas, sino que estaba escondido y no se entregaba a la Justicia.

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