EL PAíS
› QUE PUEDE HACER EL GOBIERNO
Estudian medidas
Por Claudio Scaletta
El secretario de Energía, Daniel Cameron, afirmó que la pelea entre el Gobierno y las refinadoras Esso y Shell seguirá “por la vía administrativa, en el marco de la Defensa de la Competencia”. El objetivo, dijo, es evitar las ganancias no razonables de las empresas, las que surgirían de su situación oligopólica en la fijación de precios. Para los especialistas, sin embargo, el problema no es sólo la actitud de las refinadoras Shell y Esso, tomadoras de un precio subsidiado aunque creciente, sino la regulación de todo el mercado petrolero.
Antes de embarcarse a Santiago de Chile, Cameron declaró que el Gobierno procurará “dejar en evidencia” la actitud unilateral de las empresas en materia de precios. También aclaró que el Poder Ejecutivo no está en contra de la rentabilidad empresaria, pero aspira a que las ganancias sean “razonables” trabajando “para equilibrar la situación”.
La decisión política del presidente Néstor Kirchner de involucrarse en el incipiente problema inflacionario que insinúan las mediciones del Indec parecen haber tenido un efecto secundario: poner el foco sobre la situación del mercado petrolero, donde el dato central es que la Argentina presenta el caso de un país productor donde los consumidores pagan el combustible a precio internacional, esto es; como si fuese importado. La cuestión ya había ocupado el centro del debate meses atrás a raíz del alza internacional del crudo. Su primer resultado fue el establecimiento de retenciones móviles a las exportaciones de petróleo, las que actualmente llegan a un tope del 45 por ciento cuando el crudo alcanza o supera los 45 dólares, nivel a partir del cual permanecen fijas.
Si bien el objetivo de la medida fue evitar las subas en el mercado interno provocadas por el alza mundial del crudo, las refinadoras se vieron indirectamente beneficiadas. Tanto Shell como Esso, que en el país sólo refinan, pudieron seguir comprando su insumo básico a un precio menor al internacional.
El economista del Grupo Moreno Félix Herrero señaló la necesidad de seguir la experiencia de otros países productores “que tienen dos precios, uno para sus usuarios en el mercado interno y otro de exportación”.
El argumento del Gobierno es que para conseguir esta diferencia ya se establecieron las retenciones.
Para el presidente del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi, Jorge Lapeña, el problema de las retenciones tal como existen actualmente es que el crudo superó los 45 dólares, con lo que el precio al que llega a las refinadoras locales que no lo producen, Shell y Esso, sobrepasó los 30 dólares y brindó argumentos para que suban los precios.
El diputado socialista Héctor Polino consideró en tanto que las retenciones son insuficientes. “Sólo representan un porcentaje del precio internacional que beneficia más al Tesoro que a los usuarios”.
Pero la limitación clave, en la que coincidieron Polino y Herrero, es que no acercan el precio del crudo a su valor de producción de “entre 4 y 12 dólares el barril de acuerdo al yacimiento”.
Para Lapeña, si el Gobierno “quiere seguir con los precios planchados” tiene dos instrumentos, “que no son precisamente la política de los gritos y de demonizar a las empresas”. El primero es seguir aumentando el porcentaje a retener cuando el precio supera los 45 dólares. El segundo, “más brutal y por fuera del mercado”, es establecer transitoriamente un precio máximo para el consumo interno sobre la base de las condiciones extraordinarias del mercado internacional.
Polino propone que el Gobierno adopte esta última opción basado en las facultades del artículo 13 de la Ley de Emergencia Económica. Herrero va más allá y aspira a que el precio interno surja del costo de producción más una ganancia razonable. “Para ello habría que derogar el decreto de noviembre de 1989 que establece que el precio a refinerías está referenciado al precio internacional”. Para conseguirlo, el Gobierno “debería enfrentarse menos con Shell y Esso y más con Repsol y Petrobras”.