Por Victoria Ginzberg
Desde Chile

El presidente Néstor Kirchner bajó de la escalerita del avión y cruzó la alfombra roja del aeropuerto de Santiago ayer a las 20.15. Lo acompañaban su mujer, la senadora Cristina Fernández, y una larga fila de ministros, funcionarios, legisladores, gobernadores y empresarios. Una comitiva acorde con la importancia que ambos gobiernos le quieren dar a este encuentro, la primera visita de Estado del argentino al país trasandino. Uno de los primeros en estrechar la mano del Presidente fue el ministro de Interior chileno, José Miguel Insulza, quien recibirá una ratificación del apoyo argentino a su candidatura para presidir la OEA. Hoy por la mañana Kirchner se encontrará con su par chileno, Ricardo Lagos, para tratar una agenda variada en la que la provisión de gas será uno de los temas predominantes pero que también incluirá el acuerdo con la línea aérea Lan, la expulsión del ex cabo nazi Paul Schaefer, las islas Malvinas y la situación de Bolivia y Haití.
La relación entre Kirchner y Lagos tuvo sus altos y bajos. Estos últimos fueron bastante profundos –amén del disgusto por las declaraciones antiperonistas del canciller Ignacio Walker– cuando el año pasado el gobierno argentino cortó el suministro de gas a Chile para asegurar el abastecimiento del mercado interno. Los chilenos entendieron que esa medida incumplía el protocolo de integración gasífera entre ambos países. Aunque la delegación argentina es optimista sobre la posibilidad de que este invierno la provisión de a Chile esté asegurada, por el momento el gas sigue faltando y Lagos está siendo presionado por la oposición –en un año electoral– para que se muestre duro con Kirchner por este tema.
La postura de los argentinos es que los acuerdos por la provisión de gas son “entre privados”, es decir, entre empresas que, por no realizar las previsiones necesarias en su momento, no pueden hacerse cargo de sus contratos. Por eso en la declaración conjunta de ambos países habrá un párrafo dedicado a instar a los productores a cumplir con sus obligaciones, aunque para la Argentina este compromiso está supeditado al abastecimiento interno.
Como muestra de la “buena voluntad” de la Argentina, durante la visita se firmará un acuerdo en el que se establecerá un intercambio de información en tiempo real en esa área. Así, los sistemas de despacho de energía serán abiertos para las administraciones a uno y otro lado de la cordillera. “De esta forma los chilenos tendrán acceso a nuestros datos y podrán evaluar las limitaciones objetivas que haya”, explicó un integrante de la comitiva.
Las Malvinas es un tema que siempre está presente en la agenda argentino-chilena, sobre todo por el rol que cumple la estratégica Punta Arenas. “Hubo una importación de ganado en pie a Malvinas que no debería haber habido y un intento de Chile por ampliar la frecuencia de los vuelos a las islas que, luego de una protesta argentina, fue rectificado”, destacó un funcionario argentino. El mismo que se mostró optimista porque consideró que el acuerdo con Lan (Chile) para crear una compañía que incorpore a los trabajadores de Lafsa será funcional a la estrategia argentina en relación con Malvinas.
Las situaciones de las convulsionadas Haití y Bolivia –este último país con relaciones siempre complicadas con Chile– serán otros puntos a conversar entre Kirchner y Lagos en la reunión que se realizará en La Moneda, que los integrantes de la comitiva pudieron ver iluminada a pleno ayer por la noche.
Además de las cuestiones estratégicas entre los presidentes, varios empresarios argentinos de primera línea acompañaron a Kirchner en el viaje con la esperanza de poder cerrar acuerdos con sus pares chilenos. Luis Betnaza, de Techint; el supermercadista Alfredo Coto, Eduardo Elsztain, de IRSA y Enrique Pescarmona son algunos de los que participarán hoy de un desayuno con hombres de negocios trasandinos.
La visita de Kirchner tendrá un lugar para la emoción, cuando el Presidente concurra al mausoleo del presidente Salvador Allende y el monumento a los desaparecidos. Seguramente también habrá espacio para un agradecimiento por la rápida expulsión de Schaefer, tema que ayer figuró en las primeras planas de todos los diarios chilenos. Allí se veía la foto del anciano pedófilo en silla de ruedas que, mientras se agarraba el poco pelo que se le escapaba por el viento, era subido en aeroparque al avión que ayer lo trajo a Chile (ver aparte).
La visita de Kirchner a Santiago fue postergada dos veces. La última ocurrió en noviembre poco después del nombramiento de Walker, quien había afirmado en un artículo que el peronismo tenía rasgos “autoritarios y fascistoides”. Pero ya ha corrido agua bajo el puente. Ambos presidentes se encontraron personalmente después de ese incidente, la última vez fue en la asunción del uruguayo Tabaré Vázquez.