Nueve de cada diez argentinos están en desacuerdo o muy en desacuerdo con las declaraciones del obispo Antonio Baseotto respecto de que el ministro Ginés González García merecería que le cuelguen una piedra al cuello y lo tiren al mar. Como es obvio, el rechazo proviene de un amplia mayoría de personas que se consideran católicas, pero igualmente piensan que los dichos de Baseotto remiten a los hechos más sórdidos protagonizados por la dictadura militar. En consonancia con esa forma de ver las cosas, una mayoría también está de acuerdo en que el presidente Néstor Kirchner haya desplazado a Baseotto de su cargo de obispo castrense. En el último año, y tal vez movidos por la polémica, aumentó en forma notoria la cantidad de gente que cree que el aborto debe despenalizarse y hoy ya existe –varían un poco los porcentajes de acuerdo a cada encuesta– una mayoría que está de acuerdo con la despenalización.
Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la consultora Analogías, que lidera la socióloga Analía Del Franco. En total se entrevistaron 400 personas por el sistema telefónico en Capital y Gran Buenos Aires, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico.social. El trabajo se terminó de procesar ayer.
“Independientemente de lo que haya dicho el ministro González García –explica Del Franco–, lo que más impactó son las afirmaciones del obispo. Creo que la gente percibió allí un discurso que no es para nada el habitual de los integrantes de la Iglesia e incluso más de la mitad de las personas que nosotros encuestamos (61 por ciento) dice que las palabras de Baseotto recuerdan la posición de la dictadura militar. Lo que quiero decir es que el rechazo a lo que dijo Baseotto va más allá de la polémica del aborto y la frase del obispo castrense se dio justo en un momento en que la gente se enteró de que en España se pide una pena de 9000 años de prisión para Adolfo Scilingo, precisamente por los llamados vuelos de la muerte.”
El dato que certifica lo anterior es que del total de personas en desacuerdo con el obispo, la mitad no concuerda del todo con Ginés González García, quien sostuvo que “si el aborto se hubiera despenalizado, muchas de esas mamás que no concurren al médico o que llegan al borde de perder la vida se salvarían. La despenalización tiene que ver con cuestiones sanitarias”. Incluso personas que no ven con malos ojos la despenalización del aborto no compartieron el estilo del ministro, la ocasión o la formulación de que es una cuestión sanitaria, pero aun así pusieron muchísima distancia de las palabras de Baseotto.
En esa línea de pensamiento, también es mayoritario (64 por ciento) el respaldo a la decisión del Presidente de desplazar a Baseotto como obispo castrense. “Hay un cierto respeto reverencial al Vaticano, hay una parte de los encuestados a quienes no les gusta que haya conflicto y, por ejemplo, les gustaría que Kirchner perdonara a Baseotto. Pero aun así, una mayoría muy nítida está de acuerdo en la medida que tomó la Casa Rosada”, precisó Del Franco.
“Ciudadanos que se definen como creyentes, como católicos, perciben una necesidad de actualización de las posturas religiosas –redondea la socióloga–. Eso ya se vio cuando la Iglesia se opuso a la distribución y uso de profilácticos. Ante la realidad del peligro del sida, que la gente percibió como un peligro muy cercano, el ciudadano se creyó con el derecho a elegir por una alternativa que tenía que ver con la salud y la preservación de su vida y la de sus hijos. Ahora tiende a pasar lo mismo, tal vez en menor medida. Que las mujeres corren peligro en los abortos clandestinos está instalado y por eso es cada vez mayor la proporción de gente que se manifiesta a favor de la despenalización. Pero insisto, si Baseotto hubiera dicho las mismas palabras en cualquier otra polémica, lade colgar una piedra en el cuello de alguien y tirarlo al mar, la reacción negativa de los encuestados hubiera sido la misma.”