EL PAíS
Otras voces
- Eduardo Duhalde, ex presidente: “(Las declaraciones del obispo Antonio Baseotto) son inadmisibles y muy graves. El mismo día que leí la carta de Baseotto di mi opinión en el sentido de que es inadmisible, porque hay que relacionarlo con la historia de nuestro país. Es muy grave el pronunciamiento y es correcto lo que ha hecho el presidente Néstor Kirchner”.- Elisa Carrió, líder del ARI: “Si yo fuera presidente, hubiera renegociado con la Iglesia el fin de la vicaría castrense, porque parece la forma más razonable y más diplomática de tratar el tema y no mediante estos choques. Lo que pone en cuestión el Gobierno no es el tratado vigente desde la época del gobierno militar de Aramburu. Lo que pone en cuestión es la designación. El manejo de este tema se debería dar a partir de la historia de la relación de la Iglesia con el Estado. Yo creo en la separación del Estado y la Iglesia, pero lo que tiene que hacer hoy el Estado argentino es renegociar el tratado con el Vaticano o respetarlo. El problema es que en este caso me parece que se trata más de una interna del PJ, que está ligada incluso al propio Vaticano. Quien pone a Baseotto es (el ex funcionario menemista y luego duhaldista, Esteban) Caselli, a pesar de que los sectores más moderados de la Iglesia no querían porque sabían quién era”.
- Luis Farinello, sacerdote católico: “Me siento avergonzado de compartir la misma Iglesia con hombres como (Antonio) Baseotto. La vicaría castrense debería dejar de existir. Hombres como Baseotto o el cardenal Angelo Sodano (secretario de Estado del Vaticano) ocupan posiciones en la Iglesia porque es una institución formada por hombres que cometen errores. Baseotto, Sodano y Estaban Caselli piensan en términos de poder y no siguiendo el legado de Cristo. (En cuanto a la despenalización del aborto), la legislación debería ser democrática y admitir que muchos ciudadanos no piensan como la Iglesia en torno de este tema. Pero obviamente yo prefiero que se legisle pensando en la vida y no en la muerte”.