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Entre las sombras
Por José Natanson
Famoso por querellar periodistas, su biografía no podía empezar de mejor manera: “A nuestras abogadas”, dedican Darío Gallo y Osvaldo Alvarez Guerrero El Coti. El dueño de todos los secretos (Editorial Sudamericana), la biografía no autorizada de Enrique Nosiglia.
El libro comienza por el origen familiar del personaje y acierta al destacar el hecho de que el radicalismo fue –y sigue siendo– un partido de apellidos ilustres. En Misiones, donde nació el Coti, la política se definía y aún se define entre los Puerta, los Pomar, los Losada. El pormenorizado relato de la infancia incluye detalles ingeniosos, como la deducción de que Nosiglia se portaba bien en la escuela primaria a través de la comparación de sus calificaciones con las de sus compañeros. Hay por allí datos curiosos –de joven lideró una fracción de la Juventud Radical que coqueteó con Montoneros y participó en el famoso acto en Atlanta– e interpretaciones interesantes, como la idea de que el choque cultural que sufrió al pasar de Misiones a Buenos Aires determimó su timidez inquebrantable y lo convirtió en “el único dirigente de su partido, junto a Hipólito Yrigoyen, que llegó a un alto cargo evitando hablar en público”.
Salpicado de anécdotas curiosas, hay un tema que cruza el libro (y la vida de Nosiglia): el misterio del poder personal, la indescifrable capacidad de un hombre para acumular un enorme poder a pesar de no haber ostentado, salvo breves excepciones, cargos institucionales importantes. Una constante en la vida de Nosiglia, el reinado desde las sombras va desde sus primeros pasos políticos en la Juventud Radical, su frustrado coqueteo con la empresa periodística en el desaparecido diario Tiempo Argentino y su momento de mayor poder, como líder de la Junta Coordinadora Nacional (JCN) que muchos rebautizaron Junta Coti Nosiglia.
Hay, después, capítulos sobre el Pacto de Olivos, el Grupo Sushi, sus amoríos (el más famoso fue Raquel Mancini) y su rol de operador todoterreno de De la Rúa, además de muchas y cuidadosas páginas dedicadas al aspecto más opaco de su trayectoria: los negocios. Se narra con detalle su amistad con dos peronistas cuestionadísimos –José Luis Manzano y Luis Barrionuevo– y se incluyen algunas definiciones certeras sobre su lugar en la política: “El Coti no es uno de nosotros que hace operaciones en el establishment. Es alguien del establishment que hace operaciones entre nosotros”, lo describió alguna vez Fredi Storani.
Primer intento por contar la trayectoria de este actor central de la política argentina, El Coti forma parte de una tradición de biografías de personajes clave de la historia reciente escritas por periodistas, entre las que sobresalen, entre muchas otras, Todo o nada, la vida de Mario Roberto Santucho, de María Seoane, Don Alfredo, de Miguel Bonasso, y el brillante Timerman, de Graciela Mochkofsky.
En general, el libro de la dupla Gallo-Alvarez Guerrero está escrito con muchísima información, producto de cuatro años de ardua investigación periodística. Sin embargo, podría señalarse una debilidad: la abundancia de datos por momentos tapa ciertas cuestiones que merecerían una interpretación política más profunda, como la relación con Alfonsín o los motivos de su vínculo con algunos dirigentes del PJ: ¿es sólo el pragmatismo lo que lo une con Barrionuevo y Manzano, o detrás de la relación se esconde una valorización especial del peronismo? En este sentido, El Coti es un relato detallado de la hiperkinética trayectoria de Nosiglia al que le sería útil una mirada histórico-política más profunda, que contextualizara su carrera e inscribiera sus decisiones en el clima de época, lo cual no deja de ser curioso, ya que la capacidad para adivinar desde dónde sopla el viento parece ser una de las cualidades más sobresalientes del personaje en cuestión.