EL PAíS
“Se acabó la provincia que seguía a mandones”
Solá encabezó el primer acto masivo del Frente para la Victoria. Críticas a los Duhalde y elogios para Cristina Kirchner.
Por M. P.
La marchita sonó dos veces. Una desordenada multitud había copado el escenario y mostraba su euforia agitando los brazos. En el medio de los invitados estaba el gobernador Felipe Solá, de camisa blanca y chaleco sin mangas. La escena resumía fervor peronista. Acababa de terminar el primer acto realmente masivo del Frente para la Victoria, con 40 mil personas en el estadio de Platense, en Vicente López. “Si nuestro peronismo es una resaca, la resaca está de pie llenando la cancha”, había cargado Solá unos minutos antes. Fue una alusión directa a una crítica de Chiche Duhalde, quien había comparado al felipismo con la agria sensación que sigue a una borrachera. La diputada había cargado contra Solá por reunir a un sector del PJ con piqueteros kirchneristas. “Discúlpeme, señora que diga esto. Pero acá está la resaca”, contestó, eufórico por la concurrencia.
Un rato antes, Solá había convocado a crear un “movimiento popular, democrático y abierto” del que el peronismo sería la columna vertebral pero que integraría a otros sectores. Algo parecido había dicho el intendente de La Matanza, Alberto Balestrini, primer orador del acto. “El peronismo es el eje de este Frente para la Victoria aunque sólo con el peronismo no alcanza”, argumentó. Ambos discursos mostraron una evidente sintonía con la estrategia electoral del Presidente. Esa afinidad se reflejó en la exhortación final de Solá. “Nuestra candidata tiene un nombre muy claro. Se llama Cristina Fernández de Kirchner.”
El compromiso con el “plebiscito” del Presidente se veía en detalles de la escenografía, como el eslogan “Cristina senadora” que acompañaba al de “Felipe Solá, una victoria popular”. Esa alianza –hoy aún más estrecha desde que el gobernador decidió no desdoblar las elecciones para no perjudicar las chances de Cristina– se traslucía también en las presencias kirchneristas. A la derecha del palco se ubicaron Dante Dóvena; el asesor José Salvini; el subsecretario general Carlos Kunkel; los dirigentes sociales Jorge Ceballos (Barrios de Pie), Emilio Pérsico (MTD Evita) y Luis D’Elía (FTV). Presencia inesperada fue la del vicecanciller Jorge Taiana, quien asistió acompañado por tres abuelas de Plaza de Mayo. “Pido que toda la cancha se ponga de pie”, las homenajeó Solá.
Con respecto a la tropa bonaerense, Solá reunió a todos los funcionarios de la gobernación, incluso a los que quieren más diálogo y menos intransigencia. Estaban todos, entre ellos los ministros Luis Arslanian (Seguridad) y Juan Pablo Cafiero (Desarrollo Social). Hubo unos cuarenta intendentes de la provincia, a los que Solá les hizo un notorio elogio público (quizá para contenerlos tras la decisión de no desdoblar las internas, lo que quizá los obligue a presentarse por fuera del PJ en las generales). “Cada uno de los intendentes que están acá tienen derecho a plebiscitar su gestión. Los vamos a apoyar todos”, prometió.
La convocatoria ocupó tres de las cuatro tribunas y 3/4 partes del césped. En la platea Este estuvieron las organizaciones sociales, mientras que el resto de la cancha fue ocupado por el peronismo bonaerense. Por las alturas flotaban globos con forma de Zeppelin firmados por el MTD Evita. Pero sobre todo se notaba un clima beligerante para con Duhalde. “Se acabó la provincia que se acostumbró a seguir a mandones, al seguidismo al pedo, a la obsesión por las encuestas”, pronosticó Solá sin dar nombres propios.