EL PAíS
“Quiero ser el rey de la Rosada”
Por D. S.
–¿Cómo fue que se decidió a tocar en la Casa Rosada?
–Me invitó K. Y me encantó.
–¿Qué plan tiene para ese recital?
–En vez de lo regional o el tango, o el folclore, me parece interesante poder presentar ahí una fusión de lo que sería germen de la denominación Música Popular Argentina.
–¿Podría precisar?
–Siempre hubo peleas de estilo. Leda Valladares hablaba de la pureza del folclore y propiciaba no mezclarlo. Yo entiendo lo que decía ella, y entiendo lo que decía Pugliese. Pero todo era irrelevante en cuanto a la concepción y la cohesión mayor que podíamos haber tenido entre los músicos contra la dictadura.
–Ya que tocó el tema, ¿siente que no hubo solidaridad?
–En vez de pelearnos entre nosotros y haberle chupado las medias a la dictadura teníamos que habernos juntado cuando lo que pasaba era una cosa pesada como la dictadura. Por eso ahora que se supone que no hay dictadura me gustaría hacer un encuentro musical entre esta gente que respeto pero que a la vez sentía que éramos islas.
–Quiere hacer una síntesis de todos, invitando a todos.
–No sé si la síntesis. Ni tampoco sé a quién voy a invitar. Yo escuché todo y viví con todos. Y me parece que el músico se la cree mucho y se ampara en un estilo para justificar su existencia. En esa isla se olvida que hubo dictadura. Y entonces se olvida del público. Y de todo. Sería bueno terminar con algunas divisiones que están hechas porque sí, como mitos argentinos. A mí me gustaría hacer algo que demuestre que la música nacional es una sola.
–¿Puede decirse que hará una exaltación de lo nacional?
–Mmmmmmm. Hay un poco de verdad en cada una de las músicas argentinas. No hay verdad en hacerse el rockero estereotipado o el folclorista estereotipado... la música es superior a los intérpretes y compositores. Desde ese enfoque humilde puedo hacer una contribución para darse cuenta que más allá de radicalismo, peronismo, mozartismo, mitrismo, optimismo, o lo que sea, la música es algo más grosso que todo eso.
–Es la primera vez que va a tocar en la Rosada.
–Sí, pero yo conozco la Rosada y Olivos más que cualquier presidente. Ellos están de paso. En cambio yo paso siempre, je je je.
–¿Cómo se imagina el Salón Blanco de la Casa Rosada?
–Me lo imagino como un Salón Oval, con algunas chicas revoloteando, je je je. Pienso en los Beatles con la Reina. uiero ser el rey de la Rosada. Pero con la política no me meto.–No me cambie el discurso. Recién reivindicaba la lucha contra la dictadura.
–Epa!!! Pero también peleo contra la democracia. Como quiero ser rey tengo que imponer una monarquía. Quiero ser el rey de ese lugar, ya le dije.