Mié 11.05.2005

EL PAíS  › KIRCHNER NEGO ENFRENTAMIENTOS
HEGEMONICOS O DE LIDERAZGO CON BRASIL

“Sólo peleamos por Pelé y Maradona”

Tal como adelantó ayer Página/12, el raid del gobierno argentino por Brasilia terminó con enfrentamiento político cero y la reducción del conflicto a los intereses concretos que enfrentan a sectores industriales de los dos países. García, asesor de Lula, pidió “más Mercosur, y no menos”. Y los dos países discuten financiamiento sudamericano.

› Por Martín Granovsky

Es difícil que las agencias de turismo lo tomen como modelo, pero si alguna lo hace aquí va el aviso: “Viaje a Brasilia ida y vuelta, directo, dos horas cuarenta y cinco de vuelo, cena con el presidente brasileño incluida. Como opcionales, Hugo Chávez de comensal, Hugo Chávez también de orador, participación en cumbre con el mundo árabe, arreglo de los recelos con Brasil y regreso tras encuentro con líderes de Chile, Ricardo Lagos, y Palestina, Mahmud Abas”. Eso fue lo que hizo el presidente Néstor Kirchner entre las tres de la tarde del lunes y las nueve de la noche de ayer. “La Argentina tiene que dedicarse a reconstruir el país, y sería irresponsable salir a pelear liderazgos o hegemonías que son propias de la década pasada”, dijo antes de volver.
Como en Brasil no hay diferencia operativa entre defensa nacional y seguridad interna, el Ejército custodiaba ayer la cumbre entre Sudamérica y los países árabes del centro Ulisses Guimaraes y el hotel Blue Tree. Los autos solo podían marchar en slalom, los equipos eran chequeados, había francotiradores con pasamontañas en los techos de los principales hoteles, dos helicópteros militares sobrevolaban las zonas de encuentro y un nido de ametralladora estaba ubicado en una zanja junto a la calle, a 50 metros de la entrada de la convención. La impresión era grande por el desacostumbramiento argentino a ver militares en funciones de seguridad en plena calle, algo que terminó en 1983.
Pero los presidentes no alcanzaron a ver a Brasilia fortificada con soldados, retenes y alambres de púa enrollado. Lula y Kirchner se dedicaron a recomponer una relación que venía con problemas, aunque quizá menores a los imaginados por la propia cancillería argentina.
“La reunión fue satisfactoria y las cosas con Brasil están bien, muy bien, pero tenemos que acostumbrarnos a que cuando hay una relación tan estrecha y también intereses en juego se produzcan discusiones”, dijo Kirchner. “Es absolutamente normal.”
La cena con Lula en su residencia de las afueras de Brasilia fue el lunes a la noche. Estuvieron una hora y media a solas o acompañados por los cancilleres, Rafael Bielsa y Celso Amorim, y luego llegó Chávez para sumarse, que venía con el avión retrasado.
“La única pelea fuerte y larga se produjo cuando Lula dijo que Pelé era superior a Maradona y yo se lo discutí”, dijo Kirchner. Justo ayer Maradona se reunió a comer en Madrid con los jugadores brasileños Ronaldo y Roberto Carlos.
“El resto fue muy bien. Miren –dijo a los periodistas–, cené con Lula y la familia, fui el invitado en su casa, dije dos discursos en la cumbre con los países árabes, me reuní con Abas y con el presidente de Argelia, Abdelazis Buteflika, almorcé con Lula y los otros presidentes... ¿Qué más puedo hacer?”
Kirchner tenía pensado regresar hoy a la tarde. En un momento el adelanto de la vuelta generó especulaciones sobre si se había tratado de un desplante.
Ante una consulta de Página/12, un miembro del gobierno brasileño dijo de inmediato, ayer por la mañana, que esa especulación era “absurda”. “Está todo muy bien con nosotros”, afirmó tras pedir reserva de su nombre. La respuesta coincidió con dos pronunciamientos públicos de Marco Aurelio García, asesor internacional de Lula, y del propio Amorim, que sintetizó las reuniones como “muy buenas”.
En la Argentina es común hablar de asimetrías, una eufemismo que a veces se refiere a la diferencia de tamaño entre los dos países y otras a los encontronazos entre los industriales de San Pablo y los argentinos.
“Las asimetrías en general se resuelven dentro de los países, y dependen de políticas públicas”, dijo García. “Y siempre habrá quejas. Se quejan algunos sectores argentinos y se quejan los viñateros brasileños por la competencia argentina o los arroceros por las importaciones desde Uruguay. Pero los problemas eventuales siempre tenemos que resolverlos con el espíritu general de más Mercosur, que es una unión aduanera con una lógica un poquito distinta de la Confederación Sudamericana de Naciones, y nunca menos Mercosur.” Al hablar de políticas públicas y asimetrías, García pareció aludir a la industrialización trunca. “Nuestros países siguieron políticas equivocadas en el pasado, pero Brasil quiere industria no solo aquí sino también en la Argentina. Por eso participa en inversiones de infraestructura como el gasoducto de Petrobras, y aunque las empresas conjuntas no son sencillas estamos estudiando un plan especial”, dijo.
El asesor de Lula no se mostró entusiasmado con la idea de compensar los incumplimientos comerciales del Mercosur usando regímenes especiales o salvaguardias. “No son interesantes para nadie sino un remedio en último caso”, dijo. “Si no, no veo para qué sirve una unión aduanera.”
Sobre la deuda recordó que “Brasil fue muy enfático en defensa de la Argentina en la última reunión del Fondo Monetario, cosa que lo dejó prácticamente aislado”. “La Argentina terminó el canje con gran éxito y eso será importante para la recuperación del país.”
¿Brasilia está pensando en reformar su Banco Nacional de Desarrollo? García dijo preferir otra opción: ampliar la Corporación Andina de Fomento, la CAF, que es una organización regional ya existente. Aunque no lo detalló en la charla de la mañana, para concretarlo habría que subir el nivel de la Argentina y Brasil en el organismo y hacerlos miembros plenos.
“Lo único que dificulta la unión total es la situación de Daniel Passarella”, dijo el asesor de Lula, preocupado por la situación del director técnico del Corinthians, el Boca paulista, del que son hinchas Lula y el propio García. Pocas horas después el tema quedó resuelto, porque el club, que perdió su último partido 5 a 1, lo echó como técnico y, para no pagarle indemnización, le ofreció un contrato de director internacional. El cargo es abstracto, salvo que Pasarella se ocupe en Brasil de arreglar el primer cortocircuito que produjo la cumbre entre los sudamericanos y los árabes.
La cumbre acordó votar hoy una declaración final en la que habrá un párrafo sobre las Malvinas. Al estilo de los textos de la Organización de las Naciones Unidas inmediatamente posteriores a la guerra de 1982, el mensaje exhortará “a Gran Bretaña y la Argentina a negociar” hasta conseguir “una solución justa, pacífica y duradera para la cuestión de la soberanía”.
La embajada británica en Brasilia ya reaccionó. Dijo que el tema había cobrado notoriedad por la discusión de la nueva Constitución europea, pero indicó en un comunicado que “las referencias a las Falklands constan en los tratados europeos desde la adhesión británica en 1971”.
La cumbre de 34 países sudamericanos y árabes tuvo un predominio de discursos de exaltación de la relación entre las dos regiones, con una clara preocupación árabe por subrayar el reclamo del retiro de Israel de los territorios ocupados y una condena al terrorismo, tal vez un modo de diferenciar el derecho a la resistencia que quedará incluido en la declaración final.
La senadora Cristina Fernández iniciará justo hoy un viaje a Israel. Kirchner se dirigió a la cumbre con un primer discurso de tono más económico que político. Pidió, por ejemplo, intercambiar información comercial calificada “sobre necesidades de nuestros mercados” y pensar en “formas asociativas” que vayan más allá del comercio. El otro discurso, el político, rescató la inmigración árabe y dijo que a nivel de naciones “también puede darse la convivencia con el otro, con el diferente”.

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