El presidente que le puso un tono más antinorteamericano a la cumbre entre Sudamérica y los países árabes fue el venezolano Hugo Chávez. Cargó contra “el imperialismo”, recordó la fundación del movimiento de países no alineados y a los líderes del Tercer Mundo Ho Chi Minh y Jawaharlal Nehru y dijo que los países en vías de desarrollo “deben ser llamados, hermano Tabaré Vázquez, como dijo Eduardo Galeano, países arrollados”. Pero más allá del discurso, Venezuela talló fuerte por su condición de gran productor dentro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, y una de las iniciativas fue la firma, con la Argentina y Brasil, de Petrosur, definida por la búsqueda de “la integración suramericana en materia de energía”.
Los tres principios de Petrosur, una iniciativa que firmaron Julio de Vido por la Argentina, la ministra de Minas y Energía de Brasil Dilma Rousseff y el ministro de Energía y Petróleo de Venezuela Rafael Ramírez, son “la solidaridad compartida entre los pueblos”, la “integración regional en busca de la complementariedad de los países” y “el derecho soberano de administrar la tasa de explotación de los recursos energéticos naturales no renovables y agotables”.
Petrosur estará integrada por un consejo ministerial que se reunirá como mínimo una vez al año.
El párrafo final del acuerdo dice que los presidentes decidieron dar curso a tres proyectos a ser desarrollados por las partes a través de una joint venture conformada por PDVSA, Petrobrás y Enarsa”.
Uno es el proyecto de desarrollo de la faja petrolera del río Orinoco en Venezuela.
El otro es la refinería “Abreu Lima”, en el nordeste de Brasil.
El tercero es “el desarrollo de las cuencas marítimas hidrocarburíferas argentinas”.
En su rueda de prensa de la mañana, el asesor internacional de Lula Marco Aurelio García dijo que la Argentina podría participar con la fabricación de buques e incluso de plataformas.