EL PAíS
› MEDIA SANCION PARA LA LEY QUE
CONVIERTE A TODOS EN DONANTES PRESUNTOS
Donar o no donar ya no es la cuestión
La Cámara de Diputados aprobó en general por 133 votos contra 46 un proyecto oficial por el cual todos los argentinos son potenciales donantes salvo que expresen lo contrario. Las posturas atravesaron lo partidario y fue cuestión de conciencia. Los argumentos. La polémica.
› Por Adriana Meyer
Todos serán potenciales donantes de órganos, salvo que expresen su voluntad en sentido contrario. Así lo estableció ayer la Cámara de Diputados, que dio media sanción al proyecto que modifica la ley de trasplantes de órganos, en una sesión en la que casi nadie se pronunció como hubiera sido previsible. El debate sobre la creación del denominado “donante presunto” fue una variopinta exposición de posturas personales de los legisladores, en la cual quedaron afuera los alineamientos partidarios e ideológicos (diputados de izquierda votaron en contra, y liberales votaron a favor de un proyecto que involucra la libertad individual). El condimento adicional fue la incertidumbre sobre su desenlace porque, por una vez, la norma no venía negociada para que el recinto cumpliera con un simulacro. Salvo el bloque del Frepaso, que adelantó su voto favorable, los demás dieron libertad de conciencia a sus miembros para pronunciarse respecto de este proyecto, y finalmente 133 diputados lo apoyaron, contra 46 que se pronunciaron en contra. Hubo una modificación no menor a favor del respeto de la voluntad de la persona fallecida: sólo los familiares directos “podrán dar cuenta o testimoniar sobre la última voluntad del causante respecto de la ablación de sus órganos”.
Durante las tres sesiones anteriores en las que fracasó el tratamiento de la iniciativa, el ministro de Salud, Ginés González García, había estado presente en el palco, y tuvo que dejar el recinto mascullando bronca por haber acudido en vano. Ayer, que sí comenzó el debate y prosperó en el sentido de sus expectativas, el funcionario se encontraba en Ginebra participando de la reunión de la OMS.
El Poder Ejecutivo presentó este proyecto en octubre del año pasado con el objetivo de consagrar la donación presunta de órganos para toda persona que no hubiere manifestado en vida su voluntad en sentido contrario. La intención es posibilitar la más rápida atención a quienes aguardan un trasplante que pueda salvarles la vida. A partir de ahora, las casi 6 mil personas que aguardan un órgano tienen una esperanza más grande, al menos en términos cuantitativos.
En la actualidad, cualquier persona puede manifestar su voluntad de ser donante. La novedad que introduce la modificación impulsada por el ministro de Salud consiste en que si alguien mayor de 18 años muere sin haber dejado su explícita oposición a la ablación de sus órganos, ésta podrá realizarse. Según explicó a Página/12 el diputado y ex ministro de Salud Aldo Neri se logró eliminar el artículo 21, que establecía la posibilidad de que también tuvieran poder de decisión cualquier familiar, cualquiera que tuviera relación de amistad o laboral, o que hubiera estado con el causante al momento del deceso. “Lo que importa es respetar la voluntad que haya expresado la persona, pero, en la práctica, la familia siempre será consultada”, expresó el legislador. En el caso de los menores, la ablación será autorizada por sus padres o su representante legal o, si no los hubiere, por el pariente consanguíneo hasta el cuarto grado. Pero no podrá concretarse si hay oposición de uno de los parientes ubicados en el mismo grado. Los casos excepcionales en que no pueda haber consulta serán contemplados al momento de la reglamentación, pero una fuente del Ministerio de Salud explicó a este diario que intervendría la Justicia, como ocurre en los casos de muerte violenta.
Durante las cinco horas de debate se escucharon argumentos filosóficos, médicos y jurídicos, e incluso alusiones a experiencias personales como la de la diputada Mirta Pérez, que relató que donó los órganos de su hijo Santiago cuando falleció.
Eduardo Macaluse, diputado del ARI y profesor de literatura, votó en forma negativa porque consideró que la “presunción de la voluntad se introduce para suplir campañas que no se han hecho”. El abogado Jorge Vanossi también se pronunció en contra de la modificación y argumentó que “cualquiera ahora va a tener la angustia de que estará donando al Estado”. La ex menemista Lelia Chaya consideró que “la voluntad no se presume”. Varios diputados, entre ellos Aída Maldonado (Frente Cívico-Catamarca), expresaron que la creación del “donante presunto” avasalla libertades individuales. Para Luis Zamora, “es una mirada autoritaria” porque “lo colectivo no puede pasar por encima de las creencias religiosas, que son súper respetables”. Maldonado y otros legisladores expresaron que el proyecto propicia el tráfico de órganos.
Este argumento fue rebatido por la ahora transversal Juliana Marino: “Lo que no se puede decir es que esta ley va a poner en riesgo a las personas por el tráfico de órganos, porque para una operación de trasplante se necesitan hospitales de alta tecnología, equipos de más de 80 personas, estudios de histocompatibilidad... Poner en duda la utilización de los procedimientos del Incucai, mencionar el presunto borramiento de un nombre, es echar sombras irresponsables sobre la forma en que esta institución viene funcionando, y si dudamos de todas las instituciones no podemos legislar”. En el mismo sentido reaccionó el justicialista (médico cirujano) Oscar González cuando calificó de “ignorantes” los argumentos que plantearon “el fantasma” de que esta modificación podría favorecer el tráfico de órganos. “No sólo no se modifican los criterios de muerte sino que es falso que en la clínica de barrio te puedan sacar un riñón”, enfatizó.
Cuando hizo uso de su turno, el diputado Neri afirmó que “el donante presunto está en la actual ley pero no se concreta por problemas burocráticos”, por lo tanto “habría que hacerlo efectivo”. Según la visión de este médico, “no hay posibilidad de comercialización porque ya todo esto está normado”. Y concluyó: “Después de la muerte se proyecta hacia la vida. Es necesario un proceso de información pública para no demonizar ni beatificar al donante. Necesitamos desarrollar rutinas solidarias en lugar de emergencia: buscamos sangre y lagrimeamos por el hígado de la nenita, pero esto será ahora parte de la cultura cotidiana”. Por su parte, el convergente Miguel Bonasso, periodista, expresó que “el corazón de un ser querido puede dar vida”. Y destacó “la esencia cristiana de amar a tu prójimo como a ti mismo”, por lo tanto consideró que la “presunción del donante es votar por la vida”.
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