EL PAíS
› ENCUENTRO DE JUVENTUDES POLITICAS PROGRESISTAS DE LA REGION
Sin las diferencias de los mayores
Por primera vez, se reunieron en Buenos Aires representantes de las juventudes políticas de los gobiernos de Brasil, Chile, Uruguay y Argentina. Estuvieron con Alfonsín, Tomada y Filmus.
› Por Fernando Cibeira
“¿En qué se diferencia un gobierno progresista en el gobierno?” La pregunta-concepto-desafío la lanzó en un momento el ministro de Educación, Daniel Filmus, pero la podría haber dicho cualquiera de los presentes, porque era para darle contenido a ese dilema que se habían juntado. Fue durante el almuerzo realizado la semana pasada en el que Filmus y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, conversaron con los delegados de las juventudes del PT brasileño, el Partido Socialista chileno y el Frente Amplio uruguayo, quienes, convocados por los jóvenes K argentinos, se reunieron por primera vez en Buenos Aires. Una experiencia que, prometieron, van a convertir en una costumbre.
Fue una manera de copiar a escala los encuentros regionales que vienen realizando los principales dirigentes de esos partidos y del gobierno argentino, como la senadora Cristina Kirchner y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Allí se comentan las políticas puestas en marcha por cada administración y se trata de abrir espacios para iniciativas en conjunto, dada la especial coyuntura de que Argentina, Brasil, Chile y ahora Uruguay estén gobernadas por presidentes que se identifican con las mismas ideas.
El encuentro juvenil realizado la semana pasada en Buenos Aires tuvo un título abarcativo: “Gobernación e integración regional: el rol de las juventudes políticas en el Cono Sur”. Quien llevó el peso de la organización fue Nicolás Trotta, coordinador nacional de los jóvenes K, la juventud kirchnerista que, aunque cuenta con afiliados al PJ, no integra la organización partidaria. Trotta explicó que una de las ventajas de estas reuniones es la de armar “un espacio común” que supere las diferencias, casi siempre comerciales, que puedan surgir entre los gobiernos, como la reciente entre Argentina y Brasil. “Ponerse encima de ciertos sectores que fomentan las diferencias”, se prometieron los políticos juniors.
Las jornadas de trabajo se hicieron en la Manzana de las Luces, pero lo más entretenido fueron los encuentros extra programa. Por ejemplo, el saludo que los jóvenes latinoamericanos pudieron cruzar con el presidente Kirchner en la Casa Rosada. O el más extenso diálogo que mantuvieron el miércoles con Raúl Alfonsín, en su estudio de avenida Santa Fe.
Ese mismo día, un poco antes, almorzaron con Tomada y Filmus, con la posibilidad preguntar lo que quisieran. En el ámbito de un moderno restaurante palermitano –Trotta se preocupó por que los visitantes conocieran la ciudad–, una de las preguntas a Tomada se refirió a los problemas que podría presentársele a un gobierno progresista para satisfacer la demanda de los trabajadores. Nicolás Pons, del Frente Amplio uruguayo, explicó que la gremial sindical de su país había apoyado la candidatura presidencial de Tabaré Vázquez, por lo que tenía dudas acerca de cómo seguiría la relación ahora que ambos quedarían, supuestamente, en diferentes lados del mostrador. “Diálogo”, aconsejó Tomada. Aunque reconoció que “es más fácil formular la idea del diálogo social que llevarla adelante”.
Los brasileños le explicaron a Filmus sus intenciones de reorganizar la política universitaria, ya que hoy en día las carreras resultan casi inaccesibles para los sectores populares. El ministro se encargó de explicarles los conflictos escolares y gremiales que los visitantes pudieron seguir por los diarios durante su estadía. “Nunca creció tanto el presupuesto educativo, pero es lógico que todos los actores pidan más”, sostuvo Filmus.
El secretario general de la juventud socialista de Chile, Daniel Melo Contrera, habló del problema de los trabajos “a honorario”, que si en un primer momento sonó confuso cuando lo explicó un poco enseguida a todos le resultó familiar, porque se refería a los contratos laborales y la precarización que sufren los jóvenes en sus primeros empleos, uno de los principales males de la región, según las encuestas.