Tras reiterar que existe la intención política de “cargarse” a su administración, Aníbal Ibarra admitió ayer que atraviesa un “momento complicado y difícil”, pero despejó cualquier duda en relación con su continuidad al frente de la Jefatura de la Ciudad de Buenos Aires: además de afirmar que nunca pensó en renunciar, señaló que “al gobierno se llega a través de las elecciones y vuelvo a decir que acá hay un gobierno en pleno funcionamiento, con obras en todos los niveles, más allá de la conflictividad política que se generó con Cromañón”.
En el gobierno porteño entienden que en las últimas semanas se recreó un escenario de inestabilidad institucional similar al que se planteó en los días previos a su interpelación en la Legislatura tras la tragedia de República Cromañón. Tiene la impresión de que, como entonces, las presiones surgen de la política y que es preciso remarcar su origen, como también que más allá de eso la gestión sigue su curso habitual.
En línea con esa idea, Ibarra dijo que “uno sabe que convive con situaciones de conflictividad, pero esa conflictividad está en la política y en los medios” y precisó que no piensa renunciar por más que “algunos deben soñar” con eso. Al ser consultado al respecto en el marco de la conmemoración del 195º aniversario del 25 de Mayo, también remarcó que en la calle siente el apoyo de los ciudadanos y agregó que “hay algunos que quieren aprovecharse de este momento para afectar a un gobierno. Por eso yo hablé de cargarse a un gobierno y llegar por la forma que de otra manera no pueden llegar”.
Aunque esta vez Ibarra no dio nombres, esa fue una referencia a Mauricio Macri, a quien anteayer acusó directamente de haber sido “el primero” que trató de desestabilizar a su administración. En el gobierno porteño también apuntan a ciertos sectores de la izquierda y hay quienes, a pesar de que el mismo Ibarra afirmó sentirse plenamente respaldado por el presidente Néstor Kirchner, sospechan incluso de ciertas actitudes de algunos kirchneristas.
El recelo no es nuevo: viene de los días en que la crisis derivada de la tragedia del boliche de Once estaba en su punto más álgido y circuló la versión de que algunos pretendían que el vicepresidente Daniel Scioli se hiciera cargo del distrito. Scioli desestimó ayer esa posibilidad, pero tampoco apoyó a Ibarra en forma categórica: sostuvo que “de entrada
Ibarra asumió su responsabilidad en cuanto a facilitar las cosas para las investigaciones”, pero que ahora “está atravesando una adversidad, una situación muy traumática, muy difícil y todos sabemos que Buenos Aires es la cara visible de los acontecimientos del país”.