EL PAíS
“Este fallo nos devuelve la fe en la Justicia”, dijo Kirchner
En el Gobierno circuló la satisfacción por la decisión del Tribunal. Los movimientos de Pampuro en las FF.AA. Todo tranquilo.
› Por Diego Schurman
Ninguno de los dos dudó un segundo en considerar “histórico” el fallo que declaró la inconstitucionalidad de las leyes de obediencia debida y punto final. Pero en la intimidad, tanto Néstor Kirchner como José Pampuro no dejaron de dar muestras de preocupación por la reacción que la medida podría generar en las fuerzas.
Públicamente, desde el Gobierno fueron todas loas hacia la Corte. “Esas leyes nos llenaban de vergüenza. Y el fallo ahora nos devuelve la fe en la Justicia”, señaló el Presidente desde Villa María, Córdoba.
Algunas horas después, la línea discursiva fue repetida por dos de sus ministros. Primero fue Horacio Rosatti. “Reivindica la Justicia”, señaló el titular de la cartera del área al evaluar a la Corte. Después se sumó el ministro de Defensa. “La lucha contra la impunidad es el compromiso que asumió el Gobierno y este fallo reivindica esa lucha”, dijo.
Por orden de Kirchner, Pampuro fue preparando el terreno. El lunes, en vísperas de una decisión de la Corte que ya todos consideraban cantada, habló con los tres jefes de las fuerzas hasta altas horas de la noche. Fue una conversación amable, a pesar de las palabras duras y las concepciones dispares sobre algunos aspectos de la política militar que ofrecieron Roberto Bendini, del Ejército; Jorge Godoy, de la Armada, y Eduardo Augusto Schiaffino, de la Fuerza Aérea.
Fiel a su estilo, Pampuro se mostró componedor. Por un lado hizo propias las quejas presupuestarias que hoy repiten como una letanía en todas las líneas castrenses (“¿Cómo puede ser que un comisario de la policía gane 6 mil pesos mientras que un coronel gana 2000 y un capitán 1050 pesos?”, se dijo entre cuatro paredes). Aunque, simultáneamente, el ministro les pidió la mayor colaboración con la Justicia si el fallo de la Corte resultaba –como finalmente sucedió– “inquietante” para algunos miembros de las fuerzas. Esa distinción entre un grupo y las fuerzas en general fue repetida por Pampuro al ser consultado por la prensa.
Kirchner llamó al ministro ayer por la mañana, antes de viajar a Villa María, Córdoba. Más que el resultado de las conversaciones de la noche anterior, quería saber las repercusiones de la noticia. El ministro lo tranquilizó. Nada fuera de lo normal, según sus palabras.
En el lenguaje de Pampuro, esto es el compromiso de la conducción de que la queja de los 500 militares –la mayoría de ellos retirados– directamente afectados con el fallo de la Corte no se extienda al resto de los integrantes de la fuerza. El cálculo oficial es que ese total, menos de 150, podrían terminar en la cárcel.
Lo que quedó fuera del alcance del ministro es la circulación de correo electrónico anónimo que lo responsabiliza, junto a Kirchner, de los supuestos males que aquejan a las fuerzas. A su casilla hasta han llegado algunos mails que prometen “venganza” y vaticinan un “5 x 1”. Lejos de un cálculo matemático, se trata de una promesa de “sangre” y “venganza” –esa palabra aparece en el texto– propia de la teoría de los dos demonios.
Pampuro parece acostumbrado a este tipo de mensajes. Algo similar le sucedió cuando el Gobierno transformó la ESMA en un Museo de la Memoria. Por eso no se amilanó ayer a la hora de aplaudir el fallo. “Es un hecho histórico que abre la posibilidad de cerrar la etapa más difícil de la historia argentina”, aseguró ayer por la noche.
–¿Se imagina el fallo como la antesala de un conflicto interno en la fuerza? –le preguntó Página/12.
–Mire, el fallo de la Corte es la antesala para acercarnos a la verdad. Sólo sabiendo la verdad se puede pedir perdón. Y las leyes de obediencia debida y punto final nos impedían saber la verdad que tanto anhelamos.
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