“Muchos de mi propio partido decían que no había que mirar para atrás, y yo no miro para atrás. Cuando uno va tras aquel que ha violado los derechos humanos para que la Justicia llegue está mirando para adelante”, definió ayer el presidente Néstor Kirchner, en respuesta a las críticas de Hilda “Chiche” Duhalde que, en el lanzamiento de su candidatura, le había recomendado dejar “el pasado para los historiadores”. En un acto en Lincoln en el que anunció la realización de obras públicas y la entrega de subsidios, el Presidente marcó un parteaguas con el duhaldismo, como viene haciendo cada vez que pisa la provincia de Buenos Aires.
Kirchner llegó al mediodía a Lincoln, acompañado por los ministros del Interior, Aníbal Fernández, y de Salud, Ginés González García, y los intendentes de Florencio Varela, Julio Pereyra, y de La Matanza, Alberto Balestrini. Fue recibido por el gobernador bonaerense, Felipe Solá, y el intendente local, Jorge Fernández. Existe una diferencia entre los dirigentes bonaerenses: Solá, Balestrini y Pereyra forman parte del equipo de campaña del Frente para la Victoria, mientras que Jorge Fernández es duhaldista y debió soportar estoico todas las críticas que lanzó el Presidente a su líder político.
La semana pasada, en un acto en Mercedes, Kirchner había aludido al “despilfarro” del Fondo de Reparación Histórica del Conurbano Bonaerense, que administró Eduardo Duhalde cuando fue gobernador de la provincia y que cosechó sospechas de alimentar el clientelismo político. Ayer, en cambio, el Presidente eligió trazar la línea divisoria con el duhaldismo sobre las diferencias en la política de derechos humanos.
Para reforzar este gesto, se reunió con familiares de ocho desaparecidos de Lincoln y al iniciar el acto descubrió una placa en homenaje a las víctimas. Visiblemente emocionado, ya que conocía a algunos de los desaparecidos que estudiaban con él en La Plata, el Presidente dijo: “No tengo ni odios ni venganzas, y no miro para atrás. Miro al país, miro a esas madres que me tocó ver hoy (por ayer), a las que les sacaron sus hijos de las manos; miro al corrupto que vació los bolsillos de los argentinos; miro cómo buscamos a aquellos que durante años, después de los atentados a la embajada y a la AMIA, nos escondieron todas las pruebas”.
El Presidente sostuvo que la política sobre el pasado es una de las grandes diferencia con lo que llamó los políticos profesionales: “Estamos dispuestos a luchar contra la impunidad y a terminar con la política con un sentido profesional”, aseguró. Antes de la ruptura, en una de las últimas conversaciones con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, Eduardo Duhalde se había definido a sí mismo como un político profesional.
Kirchner no se privó de acercarse a la gente y recorrió a pie treinta metros desde la municipalidad hasta el palco en la plaza Rivadavia, donde pidió el apoyo en las elecciones. “Necesito que me acompañen, que ustedes me ayuden y den la fuerza en octubre, para decirme: ‘Queremos tomarte de la mano y llevarte a la victoria de todos los argentinos para que esta Argentina pueda estar mejor y crecer’.”
Solá también pidió el respaldo en las elecciones. “Cuanto más apoyo tengamos, más rápido iremos”, planteó en sintonía con el Presidente. “Como dijera Cristina Fernández de Kirchner, cuando uno está en el poder necesita apoyo”, agregó el gobernador. Y aclaró: “El apoyo es también el de los Congresos, que nos deben seguir y aprobar lo que les pedimos”. Kirchner tiene prevista una visita más a la provincia esta semana. Es el viernes en Ezeiza, donde probablemente continuará marcando, una por una, las diferencias con el duhaldismo.

Informe: Werner Pertot.