Vie 22.07.2005

EL PAíS

La AMIA evalúa cómo responderá la carta-documento que envió Bielsa

El canciller sostuvo que una afirmación que hizo Grynwald fue como acusarlo de incumplimiento de sus deberes de funcionario. Polémica por la crítica a la presencia del embajador inglés.

› Por Raúl Kollmann

Los dirigentes de la comunidad judía seguían evaluando anoche los términos del comunicado de respuesta a la carta-documento que el canciller Rafael Bielsa le envió al presidente de la AMIA, Luis Grynwald, exigiéndole una rectificación por acusaciones vertidas en el acto del lunes. En la Cancillería sostienen que “hubo que mandar carta-documento porque si se afirma que no hicimos gestiones ante Interpol por las órdenes de captura contra los prófugos iraníes, se nos está acusando del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público. Es una cuestión judicial”, argumentaron. Sin embargo, algunos dirigentes comunitarios opinaron que el gesto de Bielsa fue demasiado duro y que la exhibición de los documentos de las sucesivas protestas de la Cancillería debía ser el primer paso. Esa documentación, de todas maneras, será examinada por los dirigentes de AMIA y DAIA. También hubo una –increíble– polémica por la invitación al embajador británico, John Hughes, a encender una vela en memoria de las víctimas de los atentados de Londres.
La frase de Grynwald que puso en marcha la carta-documento fue “esperamos que el Poder Ejecutivo realice todo lo necesario para restablecer los pedidos de captura internacional de los 14 iraníes, pedido que duerme en Cancillería”. El texto de Bielsa reclama “una pronta e igualmente pública rectificación de sus expresiones. Lejos de reflejar la realidad, la deforman, perjudicando la comprensión a nivel ciudadano del grado de cumplimiento de la Cancillería con el compromiso incondicional del Gobierno, formalmente asumido ante la comunidad internacional y sus organismos, de no escatimar esfuerzo alguno para el esclarecimiento del atentado terrorista”. Allegados al canciller sostienen que tanto ese ministerio, como el del Interior y la Policía Federal intimaron a Interpol a reponer los pedidos de captura de los iraníes en el alerta roja que funciona en el organismos policial internacional. Hubo incluso una protesta diplomática –un gesto inédito– y en la Cancillería sostienen que gracias a la dureza mantenida se consiguió romper una especie de acuerdo que existía entre Interpol e Irán y se incorporó el tema en el plenario mundial de Interol a realizarse en Berlín en septiembre.
Como anticipó Página/12, las órdenes de captura de los iraníes están vigentes para Interpol que, además, no tiene facultades para anularlas. Eso significa que si alguno de los 14 iraníes es detectado en algún aeropuerto, debería ser detenido de inmediato. Lo que hizo Interpol fue bajar el nivel de alerta de los pedidos de captura. Interpol tomó esa decisión por dos motivos:

- Por el desplazamiento de la causa del juez Juan José Galeano, que firmó inicialmente las órdenes. Debido a que el apartamiento se produjo por irregularidades del magistrado, los pedidos de captura fueron rebajados de categoría. Sin embargo, el nuevo juez, Rodolfo Canicoba Corral, ratificó las capturas y aun así Interpol no volvió a incluirlos en el alerta roja.

- A raíz de las órdenes de captura, en Londres fue detenido el ex embajador de Irán en la Argentina Hadi Soleimanpour. Después que Galeano envió las pruebas, un tribunal británico determinó que eran insuficientes ya que se basaban en una única evidencia: “Soleimanpour fue embajador en tiempos del atentado y no podía estar ajeno al ataque”. Por ello, el tribunal lo dejó libre.

En septiembre, el plenario mundial de Interpol resolverá si las órdenes se incorporan otra vez al alerta roja mensual, para lo cual le pidieron más documentación a Canicoba Corral. Grynwald sostuvo que la Cancillería dejó las cosas “durmiendo” y Bielsa consideró que la Cancillería actuó con mayor energía. No faltan quienes evalúan que las cosas se hubieran arreglado con un llamado o una reunión, con un cruce de explicaciones y que el sistema de la carta-documento, pese a una tácita acusación dedelito, no correspondía, mientras que están los que creen que una revisión de los documentos –algo que harán los dirigentes de AMIA y DAIA– podría traer tranquilidad a la relación.
Respecto de la participación en el acto del embajador John Hughes, la Cancillería hizo un planteo sorprendente. La agrupación Familiares, que organizó el acto, resolvió que Hughes encienda la vela número 86 en homenaje a las víctimas de Londres, como forma de unir los atentados de Buenos Aires, con el 11 de septiembre, Atocha y Londres y repudiar el terrorismo. En la Cancillería, en cambio, se enojaron porque “si se reclama la detención de los iraníes y justamente Londres dejó en libertad a uno de ellos, es injusto que Hughes encienda una vela y no lo haga ningún funcionario del gobierno argentino que es el que está luchando por el esclarecimiento del atentado”. En realidad, para Familiares las cosas no se pueden mezclar. En su momento rechazaron la actitud de Londres de liberar a Soleimanpour, y eso no debe confundirse con el encendido de la vela, que era un homenaje a las 56 personas que fueron asesinadas el 7 de julio.

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