EL PAíS
› OPINION
Lo que queda del Banco Provincia
› Por Julio Alsogaray *
En declaraciones a la prensa el día 27 de julio, el presidente Kirchner dijo en referencia a la gestión de Eduardo Duhalde como gobernador de la provincia de Buenos Aires:
“No sólo a la provincia de Buenos Aires la alquilaron y vendieron, sino al país todo. Destrozaron económicamente este país (...) No sé qué le habrá pasado a la provincia, qué huracán, qué vendaval, qué error se habrá cometido. Pero algo muy grave le habrá pasado para que esa provincia tan potente haya llegado a la situación en la que quedó.”
Una muestra de la gravedad de lo ocurrido es el caso del Banco de la Provincia de Buenos Aires durante la gestión de Menem en la Nación y Duhalde en la provincia.
En ese lapso se vació el banco mediante el otorgamiento de créditos de imposible recuperación por valor de 2500 millones de dólares a empresas allegadas al tándem Menem-Duhalde, entre ellas Gualtieri y Tren de la Costa, y también a Curtiembre Yoma, Showcenter y muchas otras. La Legislatura provincial ha realizado una investigación que muestra cómo los intereses corporativos, la impericia en la gestión y una probable connivencia entre los beneficiarios de dichos créditos y funcionarios del gobierno provincial provocaron ese enorme quebranto. Sería muy sano que se dieran a conocer públicamente los resultados de ese estudio, y eventualmente se juzgara a los responsables.
¿Cómo pudo sobrevivir el banco a semejante desastre en su política de préstamos? Con el auxilio de la provincia, que mediante un Fondo Fiduciario absorbió la pérdida, arrimando oxígeno al moribundo. Dicho fondo se constituyó con recursos de la tesorería provincial, en desmedro de obras y asistencia social a los más necesitados, los más azotados por diez años de menemato.
Pero paralelamente, y de no menor importancia, es el quebranto que diariamente tiene el vapuleado Banco por la diferencia entre sus ingresos y sus costos operativos. Para decirlo en palabras del lenguaje común, cada día que el Banco de la Provincia de Buenos Aires abre las puertas, pierde un millón de pesos porque lo que cobra por los servicios que presta es la mitad de lo que gasta para prestarlos. Una rápida mirada al balance recientemente publicado en los medios gráficos no deja dudas sobre esta calamidad. Calamidad que se viene repitiendo inexorablemente desde hace por lo menos veinte años. Los sucesivos gobernadores y sus representantes en el directorio del Banco no han podido, o no han sabido, enjugar ese déficit brutal y sanear la Institución para hacerla sustentable.
Tampoco han podido resolver el problema de la informatización del banco a pesar de los repetidos y costosísimos intentos, muchos de ellos contradictorios entre sí. Hasta se ensayó tercerizar el servicio para luego dar marcha atrás.
Es un trago amargo reconocer que después del retorno a la democracia no se ha logrado la recuperación de este banco que durante décadas fue el orgullo del sistema financiero argentino. Ojalá que de una buena vez el poder político tome las medidas necesarias para que así sea. Una de ellas sería, sin lugar a dudas, la desvinculación de la dirección del banco de todos los elementos supérstites designados por Duhalde, principal responsable del actual y penoso estado de cosas. La renuncia del último presidente, candidato ahora a diputado nacional en la lista chichista, tal vez sea un buen síntoma.
* Ex asesor del directorio del Banco de la Provincia de Buenos Aires.