Mié 31.08.2005

EL PAíS  › KIRCHNER LLEGO CON LA CAMPAÑA AL PAGO CHICO DE EDUARDO DUHALDE

Arenga con el intendente ausente

El alcalde de Lomas de Zamora faltó a un acto donde anunciaban obras e inversiones. Kirchner lo entendió como una presión.

› Por Martín Piqué

“Señor intendente, no se deje presionar.” En su visita de ayer a Lomas de Zamora, Néstor Kirchner se encontró ante un hecho inédito para el tiempo que lleva en la Casa Rosada. Por primera vez en dos años y medio, un intendente que debía recibirlo en su municipio en carácter oficial –el mandatario llegaba para anunciar inversiones por 360 millones– se negó a asistir al acto. El desaire hizo que el Presidente le contestara al intendente en cuestión, Jorge Rossi, duhaldista, ex director de Loterías y Casinos, con una ironía. “Traje a Lomas de Zamora las inversiones que pedía su pueblo y su gobierno. Yo no pienso si Lomas está más cerca de la casa de tal o cual. Siento un profundo dolor que no lo hayan dejado venir o haya tenido algún problema”, ironizó desde el gimnasio cerrado del club Temperley. A pocas cuadras de allí vive Eduardo Duhalde.
La visita a Lomas de Zamora debía tener un condimento especial. Se trataba de la patria chica de Duhalde, quien pasa allí varios días de la semana cuando no está en Montevideo. En el Gobierno se prepararon, entonces, para algo distinto. Tenían la información de que Rossi podía estar ausente. Y así fue. La excepción se notó en la estructura y el despliegue que recibieron a Kirchner. El gimnasio que se usó para el acto era más pequeño que lo habitual. No había tanta gente como otras veces. Y se notaba que la escenografía había sido preparada a último momento. Con todo, la multitud estaba dispuesta a aprovechar la ocasión: interpretó la visita de Kirchner como una afrenta dirigida al ex presidente. “Un minuto de silencio/ para Duhalde que está muerto”, azuzó.
En su discurso, Kirchner volvió a cuestionar la “hipocresía” que, en su opinión, reina en la política. “Hay sectores que se ponen nerviosos y lamentan la dureza. Discúlpenme por ser sincero y tajante. En la Argentina se escondió mucho debajo de la alfombra. Los argentinos quieren que los dirigentes hablemos con total sinceridad. O se está de un lado o se está del otro”, aseguró. De esa forma reconoció las diferencias que lo separan del duhaldismo. Sin embargo, luego se preocupó por mostrar amplitud y apertura. Dijo que su mensaje “es para los justicialistas, los radicales, los socialistas, los independientes”, y le dedicó un mensaje al gran ausente de la jornada: “Las puertas de la Casa Rosada están abiertas”.
Aunque se limitó a escuchar desde su asiento, Cristina Kirchner concentró gran parte de los aplausos y gritos del público. Como primer orador, el gobernador Felipe Solá presentó a la candidata con un guiño para pocos, un chiste restringido. “Nuestra candidata, Cristina Fernández... de La Plata. Porque es de ella y de La Plata”, anunció entre aplausos de la audiencia y risas del matrimonio presidencial. En su lanzamiento en el Teatro Argentino, la primera dama protestó porque el cartel del escenario la presentaba con su apellido de casada. Desde entonces, Solá se cuida de aclarar, cada vez que puede, que la senadora se apellida Fernández. La ocurrencia fue festejada por los ministros José Pampuro (Defensa) y Aníbal Fernández (Interior), el ministro de Gobierno bonaerense, Florencio Randazzo, y varios intendentes del conurbano.
A pesar de que se encontraba en un lugar ideal para criticar al duhaldismo, Kirchner no retomó su denuncia del pacto de desestabilización. Sí lo hizo Solá. “A algunos les molesta que yo haya hecho una opción. Antes decían que era un gran administrador y ahora me convirtieron en oposición: me dejan sin presupuesto, no me votan las leyes”, acusó. Minutos antes había denunciado, como viene haciendo en los últimos días, “el pacto duhaldista-radical” en la Legislatura bonaerense. Más tarde, el Presidente dijo que compartía el tono de las denuncias: “Sé perfectamente lo que está sufriendo el gobernador”.
En el gimnasio se veían banderas de la FTV, de Juan María Viñales –un empresario especializado en pintadas que dejó a Duhalde y se reconvirtió al felipismo–, de la diputada Marcela Bianchi –ex chichista–, del Frente Grande y de Barrios de Pie. Entre los invitados se veía al cura Luis Farinello, quien fue citado por Kirchner en una parte de su discurso.“Yo estoy seguro que me equivoco todos los días. Pero con la fe en Dios, en el pueblo y en el corazón de la gente, como dice Farinello, me dan una fuerza tremenda. Una cosa es la fuerza del odio y de la bronca y otra la fuerza del amor, de la solidaridad, del compromiso con el pueblo”, afirmó. En los últimos actos, el duhaldismo se preocupó por asociar la palabra “violencia” con los piqueteros e, indirectamente, con el Gobierno.

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