EL PAíS
› BIOGRAFIA NO AUTORIZADA
El “doctor” Mariano Grondona
En este adelanto de su libro sobre el comentarista televisivo, el periodista Martín Sivak reproduce declaraciones del brigadier Basilio Lami Dozo donde el ex miembro de la Junta de Comandantes asegura que convocó a Grondona para que lo asesore durante la dictadura. “Convoqué a Grondona –dice– porque lo veía un hombre de Estado Mayor, hombre de asesoramiento.”
Por Martín Sivak
“El Ejército y la Marina concentraban mayor poder que la Aeronáutica, y cuando rápidamente comenzaron las disputas entre ellos, la Fuerza Aérea laudó por lo general en favor de los primeros. Podía ser el arma más débil, pero participaba tanto en la represión ilegal como en la toma de decisiones. Para esto último, trabajo intelectual, los brigadieres procuraron el asesoramiento de algunos civiles. Fue así como Mariano Grondona empezó a trabajar para la Fuerza Aérea.
”–Convoqué a Grondona –recordó el brigadier Basilio Lami Dozo– porque lo veía, como decimos nosotros, un hombre de Estado Mayor. Hombre de asesoramiento. El ni decide ni ejecuta: el Estado Mayor le aporta todos los elementos para que pueda tomar decisiones. Y él es muy preparado, con muchos conocimientos de política.
”Todo empezó con la revista (Carta Política) de Piñeiro Pacheco. La portada del Nº 40, de febrero de 1977, mostraba una canilla y un dedo que intentaba, en vano, detener el agua que insistía en correr, con el título “Vuelva la política”. La carta del director, “Las dos líneas”, desarrollaba la tesis de una división entre duros y blandos en la dictadura. “Nadie diría que el presidente Videla, por ejemplo, sea un ‘duro’; todos lo pensamos, por el contrario, como un hombre naturalmente abierto para el diálogo y el entendimiento”, escribió Grondona. “Así como el ‘imperativismo’ caería en el destino de Onganía, la ‘politización’ repetiría la experiencia Lanusse. El país no quiere ni lo uno ni lo otro”, argumentó, sin pronunciarse así por ninguna de las facciones. “Tenemos dos líneas. Queremos dos líneas, puesto que el país necesita sus sutiles intercambios.”
“Después de leer Carta Política, Lami Dozo comentó a Juan José Güiraldes: “Grondona, en algún momento, podría ayudarnos a preparar un plan político.” Todavía no había llegado el momento, pero el cadete fungía como el nexo, ya que era un gran amigo de ambos. Con un año en el poder, los militares discutían ya tímidos intentos de apertura y planes políticos. Los supuestos blandos, Videla y Viola, proponían avanzar muy lentamente en esos propósitos, y recibían la feroz resistencia de los llamados duros, Emilio Eduardo Massera, Carlos Guillermo Suárez Mason y Luciano Benjamín Menéndez, entre otros. En una posición intermedia, el ministro Albano Harguindeguy no quería que se incluyera a los partidos en los diálogos.
”(...) En los tres meses que Lami Dozo y Grondona se reunieron en el Cóndor pesaron otros temas, como el sindicalismo y la relación con los Estados Unidos. “La idea era colocar al sindicalismo en su lugar, que no tuviera tanta preponderancia en las decisiones políticas del más alto nivel”, explicó el brigadier. “Con respecto a los Estados Unidos, yo siempre decía: `No lo elegí, lo encontré. Tengo que conversar y negociar’. Guste o no, era el gran referente. Ya que tengo que negociar, lo haré de la mejor manera. En temas políticos no hay amigos, hay aliados circunstanciales.”
”El documento “Bases Políticas para la Reorganización Nacional” –cuarenta y nueva páginas escritas a máquina, con fecha 26 de julio de 1978– resultó el único programa de gobierno que Grondona hizo en su vida, con detalles de cómo debería ser la Argentina del postaniquilamiento. En una cena de camaradería de las Fuerzas Armadas, en julio de ese año, Agosti intentó formularlos en términos acordes al ámbito: “Así como en marzo de 1976 constituyó un punto de inflexión histórica que termina con una etapa política, en la cual se asume con plenitud el combate contra el terrorismo subversivo, julio de 1978 constituye un nuevo punto de inflexión en el que, terminado el combate armado, debemos enfatizar la construcción de los fundamentos de la nueva sociedad argentina.”
Con membrete de la Fuerza Aérea, “Bases Políticas para la Reorganización Nacional” llevaba la firma de Agosti y un destinatario expreso: el comandante en Jefe Videla. “Las bases elaboradas –señalaba– tienen como propósito contribuir al logro de una situación que haga factible lainauguración de una ‘Nueva República’ al término del Proceso de Reorganización Nacional, atravesando las etapas de reordenamiento sin actividad política partidaria, consolidación con actividad y, por último, transición con gobierno cívico-militar.” La marca de Grondona se advertía en la introducción: respetaba los supuestos de una tesina, enunciaba los temas, destacaba la correlación armónica de las sociedades familiares, intermedia y estatal, y reivindicaba la “nacionalidad actuante”.
“El texto enumeraba sus “criterios rectores”:
- “Fin de los partidos políticos tradicionales y surgimiento de nuevos movimientos consustanciados “con el ideario del PRN”.
- “Proceso político gradual con varias etapas y creciente incorporación ciudadana, “acompañada por un sistema de realimentación que permita introducir correcciones al Proceso”.
- “Elección indirecta para los cargos ejecutivos, con excepción de los intendentes.
- “Régimen de elección gradual y no simultáneo.
“La Fuerza Aérea pretendió que esas bases políticas fueran aprobadas con “carácter de imperio” y que las deliberaciones se extendieran, además de a las otras armas, a notables del país. Pero no quería que se incluyera a los partidos políticos. Las Fuerzas Armadas no tienen necesidad de efectuar una consulta formal, dado que podría transmitir la idea de una falta de convicción.
”El cierre de la introducción al documento contenía una aclaración curiosa: “Con relación a su difusión, estimo conveniente que sea sin restricciones la primera parte y muy restrictiva la segunda”. La primera parte, obviamente general, se refería a la legitimidad del Proceso de Reorganización Nacional y “al mundo geopolítico actual” y citaba ideas de Grondona –sin nombrarlo– expuestas ante la Conferencia Atlántica. En cambio, la segunda y práctica, guardaba lo mejor: “Condiciones de un plan político”. Entre otras, detallaba: minimizar las “interferencias internacionales”; “realizar una campaña de acción psicológica”, “excluir de la actividad política o gremial a ciertas personas, y hacerlo de manera temporaria o de por vida”, generar “nuevos partidos que reemplacen los existentes, promover nuevos líderes naturales”.