Sáb 10.09.2005

EL PAíS

Para la conducción de Luz y Fuerza los saboteadores son “dos loquitos”

El secretario general del sindicato se reunió con Aníbal Fernández y dijo que el hecho no tenía ninguna connotación política.

› Por Raúl Kollmann

La conducción del sindicato de Luz y Fuerza salió ayer a desmarcarse de los dirigentes de la seccional Mercedes que, utilizando un vehículo del gremio, estaban realizando un sabotaje en una línea de alta tensión cercana a la localidad bonaerense de Bragado. El secretario general del sindicato, Julio Ieraci, se entrevistó con el ministro del Interior Aníbal Fernández y le dijo que el hecho no tenía ninguna connotación política ni fue un acto desestabilizador que tuviera que ver con la campaña electoral. El dirigente se mantuvo en la tesitura de que se trata de “dos loquitos” que perpetraron el sabotaje en el marco de un conflicto gremial con las empresas transportadoras de energía. Según dijo, ambos ya fueron separados del sindicato. Los “dos loquitos” son los dirigentes Julio César Costa, de 40 años, y Marcelo Recalt, de 49, que tienen cargos en la conducción de Mercedes, la segunda en importancia del país, tanto por área de cobertura como por cantidad de afiliados.
“Rechazamos este atentado y descartamos totalmente que exista intencionalidad política”, afirmó Ieraci a la salida del encuentro con Fernández, al que concurrió acompañado por el titular de la seccional Mercedes, Guillermo Mosser. “Esto no tiene nada que ver con la interna del justicialismo en territorio bonaerense. Sabemos que existe una sensibilidad en el escenario electoral, pero éste es un hecho aislado que tiene sólo explicación gremial. Hay algún sector que no está conforme con lo que hace la Federación y tal vez ellos buscaban agilizar una demanda salarial”, redondeó Ieraci.
Las hipótesis que maneja la Justicia tienen que ver con lo que afirman y también con lo que niegan los dirigentes sindicales.
- Por un lado, se explora la alternativa de que el sabotaje tenía como objetivo presionar a las empresas Transba y Transener, para que otorguen un aumento salarial. Las compañías niegan que exista conflicto, pero al mismo tiempo recordaron que un mes atrás hubo otro atentado contra dos torres de alta tensión en La Pampa.
- También está la hipótesis de que integrantes de una corriente duhaldista del sindicato hayan querido provocar una conmoción con el fulminante corte de luz que se hubiera producido en siete localidades del interior bonaerense y tal vez algún sector de Capital Federal y el conurbano. Saliendo al cruce de esta última posibilidad, Ieraci sostuvo que “tenemos 14 sindicatos en todo el país y les hemos dado libertad de militar ideológicamente. Es más, en Mercedes tenemos un dirigente que es ahora diputado bonaerense y está alineado con el gobernador Felipe Solá, no con el duhaldismo”.
La referencia tiene que ver con que en Mercedes se considera al sindicato de Luz y Fuerza como integrante de la corriente de Duhalde y, en verdad, lo que ocurrió es que realizó una intensa campaña política y económica para ubicar a su dirigente Carlos Alonso de Trenque Lauquen como legislador de la mano del sector del ex presidente. De hecho, lo lograron, pero el problema es que Alonso se cambió de bando recientemente, pasándose a las filas de Solá y Kirchner.
Uno de los argumentos de los dirigentes gremiales es que Costa y Recalt, que son secretarios de Prensa y Previsión de la seccional Mercedes, son opositores a la mayoría de la conducción y que por ello “hacen la suya”, a espaldas de los demás dirigentes. Aníbal Fernández echó sombra sobre esa versión en un primer momento al hacer público que dirigentes de Luz y Fuerza de Mercedes intentaron gestionar la libertad de los dos sindicalistas la misma noche del sabotaje, pero ayer –según parece– aceptó las explicaciones de los gremialistas.
Como se sabe, una patrulla rural de la Policía Bonaerense detuvo a Costa y Recalt cuando ya tenían tirado por sobre las líneas de alta tensión una cuerda de nylon. Al final de esa cuerda había una especie de ancla y del otro lado una cadena de 11 metros de largo que iba a quedar tendida entre las dos líneas de alta tensión. Al hacer el contacto con el metal, se iba a producir un brutal cortocircuito, denominado “cortocircuito franco”, que de inmediato se traduciría en un corte de luz de siete distritos bonaerenses. La brusca baja de tensión podría haberse traducido también en un corte en la línea troncal, lo que, con menos probabilidad, hubiese terminado en un apagón de ciertos sectores de Capital Federal y Gran Buenos Aires.

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