EL PAíS
CFK fue a hacer campaña en Morón, tierra de Sabbatella, casi un aliado
En una de las paradojas de la campaña, la candidata a senadora desembarcó en tierra del intendente de centroizquierda, muchas veces elogiado por el matrimonio presidencial. Temor a la tijera.
› Por Martín Piqué
La visita de Cristina Kirchner a Morón se convirtió en un ejemplo más de las paradojas y las urgencias que imponen las elecciones. Gobernado por un intendente de centroizquierda, Martín Sabbatella, el municipio de Morón fue varias veces elogiado por el matrimonio presidencial. Ex frepasista, Sabbatella formó un partido vecinal que ganó las elecciones con un fenomenal corte de boleta. Desde entonces, la imagen de una tijera se convirtió en el icono de su fuerza política. Ayer a la tarde, sin embargo, Cristina Kirchner llegó al Club 77 de Morón para encabezar un acto del Frente para la Victoria. Fue un gesto de respaldo a sus candidatos a concejales, que encabeza otra Cristina, de apellido Rodríguez, una reconocida militante por los derechos humanos, también dirigente del PJ. “De Cristina a Cristina. No cortes el proyecto nacional”, fue el eslogan que se usó para la convocatoria. Esta vez la tijera fue una mala palabra.
El desembarco de Cristina Kirchner fue muy festejado por los dirigentes del Frente para la Victoria. Los anfitriones recordaban que en 2003, cuando el candidato a intendente del PJ, Juanchi Zabaleta, se preparaba para competir con Sabbatella y esperaba una visita del Presidente para apoyarlo, se quedó esperando en vano, sin conseguir nada. Pero la realidad era distinta esta vez. Como en muchos distritos del conurbano, el peronismo de Morón está dividido: por un lado el Frente para la Victoria, kirchnerista, que preside el ministro de Educación bonaerense, Mario Oporto, y por otro el duhaldismo, cuyo candidato se llama Oscar Alvarez, aunque el hombre fuerte sigue siendo Horacio Román.
Ex senador provincial, Román tiene contactos con la policía, la Justicia y la Universidad de Morón. Del otro lado, Oporto conformó el Frente para la Victoria con dirigentes que no tuvieron cargos legislativos. La primera candidata a concejal, Cristina Rodríguez, una ex militante de los ’70 que sufrió la represión, es la esposa de Edgardo Binstock, asesor de la Dirección General de Escuelas en emprendimientos productivos. En el palco, Cristina Kirchner estuvo acompañada por Rodríguez, Oporto, el ministro de Defensa, José Pampuro, candidato a senador, y miembros de la lista de diputados nacionales: el intendente de La Matanza, Alberto Balestrini; el titular de la Anses, Sergio Massa, y Juliana Di Tulio.
En su discurso, Cristina Kirchner se preocupó por mostrar el espíritu “frentista” del que tanto habla el Presidente. “En el Frente para la Victoria no importa a qué partido están afiliados. Cada uno con su historia e identidad partidaria aporta a la Argentina, que es el lugar de todos. Adentro de las urnas va algo más que una boleta, una identificación o un número”, dijo. La preocupación por exhibir amplitud fue evidente. En un distrito como Morón, en el que el peronismo estará por mucho tiempo asociado a lo que hizo Juan Carlos Rousselot, era imprescindible dejar un mensaje de ese tipo. Sin embargo, a los costados del escenario se veía a muchos intendentes de la primera sección electoral (norte y oeste del Gran Buenos Aires). Allí estaban Alberto Descalzo (Ituzaingó), Andrés Arregui (Moreno) y su antecesor, Mariano West, hoy candidato a diputado.
En la mayoría de los casos, sus figuras no aportarán demasiado para cautivar a un votante que parece acostumbrado al estilo y la gestión de Sabbatella. Contradicciones al margen, el kirchnerismo aprovechó la visita de su principal candidata –a la que las encuestas le pronostican un importante intención de voto en Morón– para cargar contra el duhaldismo pero también, con menos virulencia, contra el “proyecto local” del intendente. “Nosotros expresamos un peronismo frentista. Acá no hay espacio para proyectos locales ni para proyectos corporativos. O se está de un lado o se está del otro”, cargó Oporto.