EL PAíS
› RADIO PASILLO, EL REGRESO
Misceláneas
Menem, con nuevo equipo. Antonito, olvidado. Ginés, apretado. Alvarez, chicaneado. De la Sota, sin fiesta. Los silencios en el Colegio Público de Abogados. El equipo de fútbol de Carrió. Daer vs. Camaño. Triaca, con sus amigotes. Recuerdos de una jueza. La preocupación de Solá.
› Por Diego Schurman
Con nuevo intérprete
La influencia de Cecilia Bolocco en Carlos Menem es notoria. Y eso lo marcan a cada rato en su entorno. Al parecer, la mujer fue determinante cuando se supo de la partida de Federico Azarini, el último vocero del ex presidente. Y el riojano salió a la búsqueda de un nuevo jefe de prensa. Hubo innumerables tanteos. Y el elegido sería finalmente Jorge Raventos, ex vocero del fallecido canciller Guido Di Tella. Raventos, integrante del grupo “segundo centenario” que lidera Jorge Castro y que trabaja por la profundización de los lazos con Estados Unidos, se sumará a la nueva estructura de comunicación en la que ya está trabajando ardorosamente Raúl Delgado. Se trata del “próspero” empresario que conoce el paño ya que supo ser la voz del ex presidente durante parte de los ‘90.
Jugate conmigo
La familia De la Rúa no anda de parabienes. Al encierro autoimpuesto por el ex presidente se sumó el cachetazo que le propinó una ahorrista a su benjamín “Aíto”. Pero como si eso no bastara, en los últimos días se supo del derrotero del nene mayor. Resulta que Antonito cerró su consultora para acompañar a Shakira en sus giras. Pero tuvo la desgracia de que en España, cuando la chica terminó el recital, se olvidaron de él. La exitosa cantante había partido del hotel raudamente con su equipo y los guardaespaldas. Y Antonito quedó varado durante dos días. En sus cotidianos contactos telefónicos con amigos porteños, comentó que estaba “harto” de la situación. Claro que no fueron todas pálidas: también informó cómo pudo incorporar en el séquito de Shakira a “Coraje” Abalos, ex integrante del ciclo “Jugate Conmigo” y del gobierno delarruista.
Autobombo
Al que le sacaron el banquito, como decía Bonavena, fue a Juan José Alvarez. La semana pasada, en La Pampa, el secretario de Seguridad nacional comenzó a recibir los bofetazos de varios gobernadores del PJ por su política “garantista”. Hubo reproches del dueño de casa, Rubén Marín, del salteño Juan Carlos Romero y también del cordobés José Manuel de la Sota. A la hora de contestar, por su cintura, más que a Bonavena el funcionario duhaldista se pareció a Nicolino Locche. Tuvo respuesta para todos, menos para uno, que al final de la discusión, lo chicaneó: “No es más duro con las manifestantes porque lee Página/12”.
Nada cambia nada
Fue hace poco, en uno de los habituales encuentros de los martes del justicialismo bonaerense. Ese día Manuel Quindimil, como titular del distrito, presentó como invitado de honor al ministro de Salud Ginés González García. El funcionario había llegado para explicar las características del plan de “genéricos” que se distribuirán en 6 mil unidades sanitarias del país. Todo venía bien hasta que el ex intendente de Merlo, Raúl Otacehé, planteó sus reparos y reclamó que en vez de las unidades sanitarias esos genéricos pasen por los municipios. No fue el único. Hugo Curto, jefe de Tres de Febrero, se sumó a la arenga. “Un gobierno peronista no puede cagar a los intendentes”, rezongó. Viendo que lo suyo era un camino de ida hacia un berenjenal, Ginés puso la mejor cara, volvió a explicar el plan, regaló un solemne “gracias señores”, y se retiró.
Agua fiesta
La historia dice que José Manuel de la Sota viajó a Manfredi, en la localidad cordobesa de Río Segundo, para inaugurar un barrio de 15 casillas. Que el gobernador llegó en helicóptero con su comitiva para acercar 3 mil pesos en concepto de subsidios, de los cuales 400 pesos erandestinados a la Iglesia. Pero que se topó con un cura párroco, de nombre Juan Pablo, duro y certero, que le arruinó la fiesta. “Discúlpeme, yo no puedo aceptar donaciones de políticos cuando no se privilegia a la gente, que tiene hambre”, le enrostró, impertérrito. El mandatario prometió soluciones y partió tan raudamente como pudo.
Silencios que matan
Los 400 asistentes a la asunción de las nuevas autoridades del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal habían aplaudido cada uno de los telegramas de salutación. Pero cuando se leyó el de la Presidencia de la Nación hubo un silencio y luego un murmullo nervioso. El ex ministro de Justicia, Ricardo Gil Lavedra, miró a sus colegas. Lo mismo hicieron los miembros del Consejo de la Magistratura Nacional y de la Ciudad, del Tribunal Superior de Justicia y algunos jueces de Cámara. El clima ya lo había creado el flamante presidente del Colegio, Hugo Germano, al afirmar que vivimos un “verdadero desastre social que genera un riesgo cierto de disolución nacional”, y bregar por una salida a la crisis con “jueces imparciales y abogados libres”. Recién a la hora del lunch, modesto para aggiornarlo a los tiempos del “corralito”, los ánimos se calmaron.
Invictos y sin apuro
Dicen que Marcelo Bielsa no tuvo tiempo de verlos. Que de lo contrario, hubiesen ido al Mundial de Japón-Corea en lugar de Cavallero, Simón, Ortega y Batistuta. Es que Rubén Lo Vuolo, Mario Cafiero, Eduardo Macalusse y Ariel Basteiro, la columna vertebral del equipo del ARI, se presentan como una máquina de ganar partidos de fútbol. Dicen que el asesor económico de Elisa Carrió es una muralla en el arco; que Cafiero es un tapón en el fondo, que Macalusse se pone la camiseta de River y con eso le alcanza, y que Basteiro la emboca seguido. El agrande de los muchachos ha sido tal que tras el desafío que mantuvieron con el equipo de Crónica le sugirieron, irónicos, que refuercen el plantel con Carozo y Narizota.
Una trabajosa pulseada
El mundo sindical depara sorpresas. Si el ascenso de Graciela Camaño al Ministerio de Trabajo prometía el paraíso para los gremios, la realidad terminó demostrando lo contrario. Tanto es así que Luis Barrionuevo, esposo de la funcionaria, quiere avanzar por sobre la estructura de la CGT oficial para desplazar a su titular, Rodolfo Daer. El tira y afloje se muestra en todos los terrenos. El jefe sindical no sólo disputa con Camaño por la propuesta que promete un aumento de salarios para los trabajadores privados. También está dispuesto a no acompañar a Camaño a Ginebra, a la cumbre de la Organización Internacional del Trabajo, por primera vez desde que está en el cargo. Teme que al regresar le digan “el que se fue a Sevilla...”
Dios los cría
Jorge Triaca cumplió 60 años. El ex sindicalista del plástico y actual socio del exclusivo Jockey Club organizó una cena pantagruélica en el restaurante Villa Hípica, que su hija Lorena regentea en San Isidro. Claro que quiso compartir la fiesta con algunos hombres que han sabido, como él, ocupar la titularidad del Ministerio de Trabajo: Armando Caro Figueroa, mano de derecha del detenido Domingo Cavallo, y Erman González, quien supo conocer las rejas de la Gendarmería por el contrabando ilegal de material bélico. Los trabajadores, bien gracias.
Aroma del poder
María Carrión de Lorenzo recobró notoriedad con la muerte de Horacio García Blanco. La jueza fue quien le impidió al periodista deportivoretirar su dinero del corralito. Pero pocos recordaron que la magistrada fue una de las que declaró la “inconstitucionalidad de la Constitución”. ¿Cuándo? El día que autorizó a Carlos Fayt, allá en el crepúsculo del menemismo, a permanecer como ministro de la Corte pese a superar el tope de 75 años dispuesto por la ley. Probablemente, por entonces, el perfume del poder sabía, como ahora, hacer milagros.
Toco y me voy
La Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires revocó el amparo que permitía a los bingos mantener las tragamonedas autorizadas durante la administración Duhalde. La Legislatura ahora demora el dictado de una nueva ley que mandó Felipe Solá para rehabilitar los tragamonedas. Dicen que esa ley, en la que habría hecho lobby un cuñado del gobernador, apodado “Toco”, es resistida por la Legislatura so pretexto de no haber participado en la negociación con los bingueros. Su aprobación es trascendental para la administración Solá ya que se trata de cerca de 100 millones de pesos para el fisco por año.
* Con José Natanson y Adriana Meyer.