EL PAíS
Expropiar para que las persianas no se bajen
La Legislatura bonaerense ya expropió 14 empresas que cerraron y fueron tomadas por los trabajadores, que ahora las administran como cooperativas. Hasta ahora, ninguna pierde dinero. Los últimos casos, una panificadora y una metalúrgica.
› Por Laura Vales
La Legislatura bonaerense expropió Panificadora Cinco y dio media sanción a la expropiación de la metalúrgica La Baskonia, empresas ambas que estuvieron al borde de cerrar y pasarán ahora a manos de cooperativas integradas por sus trabajadores. Por una atribución contemplada en la Constitución bonaerense, la provincia puede apelar a este mecanismo en casos considerados “de utilidad pública”. El trámite está siendo cada vez más utilizado: en el último año y medio, otras 14 fábricas fueron expropiadas en favor de cooperativas de trabajo. Panificadora Cinco está produciendo mientras que La Baskonia lo hará la próxima semana.
Las fábricas tomadas por sus trabajadores en defensa de los puestos de empleo frente a una quiebra dieron lugar, hasta ahora, a dos tipos de estrategia: una consiste en reclamar la estatización de la empresa para que ésta funcione bajo control obrero (tal es la postura, por ejemplo, de las obreras de la textil Brukman), la segunda apuesta a formar cooperativas que se hagan cargo de la fábrica.
La primera empresa expropiada en favor de una cooperativa, en diciembre del 2000, fue Unión y Fuerza (ex GIP Metal), en Avellaneda. La siguió el frigorífico de Alberto Samid, Yaguané, y se agregaron después fábricas de cal (como la Cooperativa Olavarría), de vidrio (La Templaria), autopartistas (Mecber). Las últimas de la lista son Panificadora Cinco y La Baskonia.
El abogado Luis Caro, del Movimiento de Empresas Recuperadas, aseguró que hasta ahora ninguna de las 14 firmas expropiadas y reabiertas como cooperativas tuvo que cerrar. “Todas fueron rentables. En la cooperativa que funciona mejor, la gente está cobrando sueldos de mil pesos. En la que afronta la situación más complicada, ganan lo suficiente para asegurarse casa y comida.”
De acuerdo con Caro, lograda la expropiación, los cooperativistas pueden retomar la producción con un paquete de ventajas:
- El concurso de acreedores queda en la práctica suspendido, por lo menos durante dos años. Esto implica que la cooperativa pueda empezar a funcionar sin deudas.
- Hay una cartera de clientes armada. Por eso las nuevas cooperativas tienden a mantener un nombre similar al original.
- El personal ya está capacitado y sabe cómo hacer producir la fábrica.
El caso de la metalúrgica La Baskonia es típico. En su planta de La Matanza se producen caños de metal para sanitarios y trabajos de fundición. Antes de que Obras Sanitarias fuera privatizada, la empresa era una de las principales proveedoras de las tapas de hierro que se ven en las bocacalles. Después, esas tapas empezaron a importarse de Francia.
El conflicto se inició el 6 de enero, cuando los directivos la abandonaron “sin pagar los sueldos y con una deuda de 9 millones de pesos”, relató Luis Caro. La fábrica fue tomada. Su expropiación se concretó luego de cinco meses de conflicto, en dos etapas. Primero el Concejo Deliberante de La Matanza, por unanimidad, la aprobó sólo en relación con maquinarias y herramientas. Esta semana la Legislatura provincial debe tratar si hace lo mismo respecto del edificio.
Por su parte, Panificadora Cinco había entrado en concurso preventivo. Ubicada en Vicente López, en sus mejores tiempos daba trabajo a 80 personas, pero luego de una sucesión de despidos quedaron sólo 10. Fue tomada en abril y generó una ola de solidaridad entre las asambleas barriales, que instalaron una carpa en la puerta para evitar los desalojos.
Los dos conflictos por las fuentes de trabajo fueron respaldados por unanimidad por los Concejos Deliberantes locales. Lo mismo pasó a nivel provincial, donde diputados y senadores sancionaron las expropiaciones por unanimidad.