EL PAíS
› LOS PRESIDENTES INICIAN LA CUMBRE DE LAS AMERICAS SIN ACUERDO
Una última pulseada por el ALCA
Estados Unidos y la mayoría de los países quieren que en esta Cumbre se reflote el ALCA, congelado desde hace 20 meses. El Mercosur, con Argentina y Brasil como puntales, pretende contrapartidas. Venezuela se opone. Hoy Bush le podría plantear el tema a Kirchner. Habrá marchas de repudio y Chávez hablará en el estadio mundialista.
Por Fernando Cibeira y Laura Vales
Desde Mar del Plata
Del lado de afuera de las vallas, una ciudad empapelada de afiches “W go home”. Del lado de adentro, negociadores con dificultades para acordar el documento final. Este es el panorama en el que hoy 33 presidentes del hemisferio van a comenzar la Cumbre de las Américas, con una sesión plenaria convocada con el título “Crear trabajo decente”. En ese punto todo va a ir sobre ruedas, ¿a quién se le ocurriría proponer algo así como “empleo indecente”? Pero la cuestión de fondo –la pretensión norteamericana de reimpulsar el ALCA versus el rechazo de un puñado de países latinoamericanos, en minoría pero hasta ahora firmes– sigue totalmente trabada, incluso luego de un llamado telefónico de ayer del canciller Rafael Bielsa a la secretaria de Estado, Condoleezza Rice. Las posturas parecen tan difíciles de conciliar que anoche los negociadores evaluaban la posibilidad de que la declaración final refleje las dos posiciones, un hecho inédito. Cuando del lado de adentro se retome el debate, del lado de afuera habrán empezado las marchas contra el área de libre comercio y la militarización que encarna la figura del presidente George W. Bush.
En anticipo de la tensión que supone el día, el jefe de los policías bonaerenses que están en el anillo exterior, el comisario Daniel Rago, tuvo un infarto y terminó internado. El gigantesco operativo de seguridad fue reforzado –si es que todavía era posible– con la llegada de los presidentes. La mitad de los jefes de Estado ya están aquí y entre la madrugada y la mañana de hoy llegará el resto.
La ceremonia de inauguración de la IV Cumbre está prevista para las 16. Néstor Kirchner y George Bush tendrán su primer encuentro cara a cara antes, a las 10 de la mañana, con una agenda de temas abierta pero que se descuenta que estará dominada por las negociaciones argentinas con el FMI y las pretensiones norteamericanas sobre el ALCA (ver aparte).
La propuesta de creación de un área de libre comercio continental está estrechamente vinculada al proceso de las Cumbres de las Américas. En la primera de ellas, en 1994, el gobierno norteamericano impuso el proyecto con el aval de los países del sur, entre ellas el de Argentina, por entonces gobernada por Carlos Menem. El compromiso fijado fue que el ALCA debería entrar en vigencia en enero de 2005. Pero el plazo se cumplió con el tratado en el freezer. De hecho, hace 20 meses que no existen conversaciones sobre el tema.
La intención de la administración Bush es fijar en el documento final de esta Cumbre el compromiso de reencauzarlo en una fecha concreta: proponen junio de 2006, pero eso es negociable. El respaldo al ALCA no se limita a las administraciones del Norte. De hecho, está siendo motorizado por el gobierno de México con la adhesión de 21 países sobre los 34 involucrados. Como se sabe, Venezuela sostiene una posición de rechazo absoluto. Entre ambos polos, la Argentina junto al Mercosur hizo un planteo propio en el que se pide contrapartidas. El texto del Mercosur reconoce que la propuesta del ALCA está aún en vigencia, pero lo diluye en una promesa genérica, del estilo “los responsables de comercio” van a “evaluar el proceso y a hacer recomendaciones”.
El ministro de Economía, Roberto Lavagna, lo explicó en la reunión que mantuvo el miércoles con empresarios al exigir la baja de los millonarios subsidios agrícolas que sostiene Estados Unidos. “O la liberación es global o estamos en presencia de un comercio administrado a favor de algunos y en perjuicio de otros”, dijo el ministro.
Incomunicados
Bielsa intentó desatar el nudo del documento eliminando las intermediaciones. Llamó a Condoleezza Rice, quien en ese momento viajaba junto a Bush a bordo del Air Force 1. Fue un diálogo de media hora, con momentos de tensión. El canciller argentino le explicó la propuesta del Mercosur y la traba que se había planteado en las tratativas. Rice, al parecer, no fue muy contemplativa. Dijo que Estados Unidos quería que de esta Cumbre surgiera un avance concreto en el tema ALCA. Según versiones, el canciller argentino habría aceptado algunas de las visiones de Rice. Según otras, derivó la respuesta en el Mercosur, dando a entender que no estaba en sus manos resolver la cuestión sin consultas. Cortaron la comunicación y las negociaciones seguían estancadas. La resolución, superadas todas las instancias previas, quedará en manos de los propios presidentes.
Dado que no se veía una salida a tiro, en la Cancillería argentina mencionaban la posibilidad de un documento final con dos párrafos sobre el ALCA. En uno se expresaría la versión de la mayoría, y en otro la del Mercosur y Venezuela. Sería extraño porque dejaría una constancia pública del grado de división del continente. La intención de Bush de participar de este ámbito no es justamente la de ganarse nuevos problemas, que ya bastante tiene, tanto en lo exterior como en lo doméstico. Más bien su deseo es mostrarse como líder de un grupo de presidentes que le reconocen su supremacía, aunque a veces le muestren los dientes. Hasta dónde está dispuesto a tirar de la cuerda el norteamericano, entonces, podrá apreciarse en las próximas horas.
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